El diario de Carmenza

El diario de Carmenza

Por Gustavo Petro

Hace unos días me encontré en mi casa con un exgeneral del Ejército. Me contó que de joven había estado al frente de la tarea de perseguirme y capturarme en Zipaquirá. Me presentó a su esposa y conversamos como viejos conocidos, como ex militares de una guerra añeja, perpetua, que ambos deseamos que se acabe. Nos encontramos como amigos. Él, lleno de victorias militares y yo, con mis mismos deseos de joven, quizás también de victorias, si como victoria entendemos el simple hecho de seguir vivos.

Hablando con él, llegamos a la conclusión de que quienes hacen la guerra en Colombia no son en realidad los hombres de uniforme, sino los políticos, los que se apropian del poder y la riqueza.

El exgeneral me trajo un regalo que me hizo estremecer, un obsequio que me deja una herida, un dolorcillo en el corazón, una tristeza, una nostalgia. Me entregó las fotocopias del diario de campaña de “La Chiqui”: Carmenza Cardona Londoño. La jovencita que puso a sus pies al gobierno de Turbay, en la toma de la Embajada Dominicana. La mujer, pequeña de estatura, pero de inmensa valentía, que con su brazo en alto y su capucha nos puso a soñar a muchos, cuando le gritó a toda Colombia, en 1980: ¡Dignidad!

En una agenda de Ecopetrol, Carmenza, quien se hacía llamar Natalia, escribió su día a día. Narró casi cuatro meses de travesía armada por el Chocó, desde el mar donde desembarcó con sus compañeros soñadores, hasta el Alto Andagueda, ya en Risaralda.

Devoré ese diario en menos de dos horas hasta que llegué a la página en blanco que seguía a su última palabra. Ese blanco inmenso en el que más nunca escribirá ella; ese blanco que ya no se llenará de palabras; el blanco de un autor desaparecido, el blanco de las palabras que ya no estarán. Esa página en blanco, al final de su última palabra, estaba llena de su muerte en combate. Ese blanco que me dejó un nudo en la garganta, una impotencia.

Allí en esas páginas, con su clara letra femenina, volví un poco a reencontrarme. Era abril de 1981, yo tenía 21 años cuando eso. Quizás había festejado mi cumpleaños con mi mama, mi padre, y mis hermanos, quizás estaba aún tranquilo soñando revoluciones en Zipaquirá, aún estudiante de economía, mientras ella, a punta de valentía, atravesaba esas selvas espesas y esos ríos caudalosos, soportando la persecución permanente de los helicópteros y la infantería del ejército.

Su diario estaba en su mochila ensangrentada y les permitió saber a quienes la abatieron, su nombre, su gigante significado, el símbolo enorme de aquella que estaba arrojada en la trocha, en medio de aquel inmenso verde esplendoroso que admiró el día anterior, y sobre el cual escribió. Seguro algún mando del ejército guardó ese diario, y seguro alguien le sacó fotocopias. Sin que nadie en Colombia lo supiera, el diario esperó 40 años, mucho más que la edad que alcanzó a tener su autora, antes de llegar a mis manos. Ahora no puedo menos que comprometerme a publicarlo.

Leyendo esas páginas encontré mis propios recuerdos, los bríos que nos acompañaban e impulsaban, esa ingenuidad romántica de pensar que Colombia se podía cambiar, esa ilusión de joven, de mujer, rompiendo el dolor físico, las llagas de sus pies, el dolor de su columna por el peso. Ese trasegar sin quejas día y noche, esos días llenos de lluvias, de marchas, de hambre, persiguiendo como se persigue una estrella, una idea, un sueño.

Las rutinas azarosas de los días pasaron por esas páginas. Los últimos meses de la vida de Carmenza Cardona están allí escritos con doloroso amor. Acababan de celebrar un 19 de abril y en su última página escrita se apreciaba un nivel moral tan alto, un sentimiento de victoria tan sublime, que en cierta forma era también un sentimiento de paz. De haber logrado la proeza de atravesar durante meses las tierras del Chocó para llegar luego a las altas tierras desde donde soñaba con hacer una revolución, hubiera convergido en un torrente enorme de transformación para el país.

Su cuerpo nunca fue entregado. Está enterrado allí en esas tierras de indígenas emberas y, sin embargo, hoy una parte de su vida está entre mis manos. Su diario la resucita, para las mujeres jóvenes de hoy.

Allí en esas páginas hay un hilo conductor. Su paso por caseríos innombrables, lejanos y aislados, llenos de mineros negros y pescadores, de indígenas emberas.

Nos describe Carmenza, la pobreza, el hambre, el abandono. La alegría de esos pueblos al recibir a los hombres y mujeres del M19, el encuentro con la esperanza.

Pueblos negros descendientes de los esclavos que trajeron los españoles a la fuerza y sobre los cuales construyeron un sistema económico y político que aún nos persigue.

Carmenza encontraba en esa pobreza, que a veces se lee insípida en los libros, en las estadísticas, desde las oficinas de los burócratas que gobiernan en Bogotá, el afán de superarla y de vivir. Al dormir allí en los mismos ranchos, al comprar una vaca para darle por primera vez carne a los niños negros, al compartir las escazas medicinas que traía con personas que jamás habían visto un médico, Carmenza se llenaba de ganas de luchar, le encontraba sentido a su existencia.

Pasó cerca de Istmina, por el San Juan, y cruzó el rio Andagueda donde los esperaba una emboscada, combatió dos veces, pero llenó sobre todo sus días, de selva, de lluvias, y del pueblo más pobre de Colombia.

Nunca pensó en desertar o salir corriendo, ni una sola palabra de flaqueza en su diario, nunca un reproche o un resentimiento. A través de su diario se nota que, por esas selvas y esos recónditos parajes de la pobreza colombiana, transitaba una mujer joven llena de amor, transitaba el amor. Porque en lo más inhóspito siempre está el amor.

Carmenza sabía que recorría las tierras de los descendientes de la gente que se había liberado de cadenas, huyendo. Los esclavistas jamás dejaron el poder en Colombia. Se vistieron de virreyes y después de libertadores. Se dieron libertad a sí mismos y luego destruyeron a quienes clamaban por una libertad real para toda la sociedad, hasta que destruyeron el mismo ejercito libertador. Hasta que hicieron de la palabra democracia una burla.

Los esclavistas siguieron gobernando hasta llegar a los tiempos de Carmenza y desde sus privilegios cómodos le lanzaron un ejército para matarla. Ella que se llenaba del aliento de la libertadora de esclavos.

En ese Chocó abandonado, y en el litoral del Valle y del Cauca, y de Nariño, y en los barrios populares de Bogotá, y de Cali, y de Medellín, están los descendientes de estos pueblos emberas y negros que encontraba Carmenza a su paso.

En las décadas que siguieron a la muerte de Carmenza, siguió el desplazamiento del pueblo que abrazaba, siguió la toma mafiosa y paramilitar del territorio, se abalanzó sobre esas tierras el vandalismo de los politiqueros, llegó la minería ilegal que desataron los lavadores de dólares, décadas después. Llegó el destrozo de su territorio, de sus ríos, de sus selvas, la gente salió de allí despavorida e inundó de pobres los barrios de las ciudades.

No lo supo Carmenza, pero de los pueblos pobres que veía, las gentes con las que se abrazaba y bailaba y cantaba, y hablaba de ideas revolucionarias y de un país distinto y justo, tuvieron que salir corriendo con lo poco que tenían, con familias y niños en los brazos, en noches oscuras por ríos miedosos y selvas tupidas, llenos de terror, desplazados por los oscuros gobiernos de los esclavistas.

El pueblo que vio por última vez a Carmenza, nunca sospechó que aquella jovencita en aquellos remotos y húmedos lugares, era la misma que había puesto el mundo a negociar con ella, la misma que había dado órdenes al embajador de los EEUU para que barriera bien la cocina y atendiera con humildad a sus compañeros embajadores, la misma que le había dicho al país que era necesario un Dialogo Nacional para reconstruir la Patria.

La misma que se hizo escuchar del presidente de la república y que había logrado que las primeras páginas de los principales diarios del mundo le sacaran esa, su foto icónica, de mujer bravía gritándole a la humanidad sus verdades.

Ese pueblo que la quería viviendo en esos caseríos y ranchos miserables, terminarían mucho tiempo después de su propia muerte, desplazados, aterrorizados, convertidos en los parias de la tierra, en los parias de siempre, en las víctimas de la injusticia.

Un rio negro y embera saldría de la selva para refugiarse en la gran ciudad, en la Medellín, en la Capital de la República, esperando el abrazo solidario. El que ellos mismo darían si un ciudadano de Medellín, Cali o Bogotá llegase hasta sus tierras, como se lo dieron a Carmenza.

Al acabar de leer el diario, mire mi celular y sus redes. La noticia era la masacre de cinco niños negros en un barrio popular de Cali. Una masacre de niños, como las de los niños bombardeados. 400 niños caídos, bombardeados, miles de niños fusilados, decenas de miles de niños muertos por el hambre y la sed.

Juan Manuel Montaño de15 años, Jair Andrés Cortés de 14 años, Jean Paul Perlaza de 15 años, Leyder Cárdenas de 15 años, Álvaro José Caicedo de 14 años. Todos niños negros, degollados en Llano Verde, cerca de la policía.

Niños degollados ante hombres de machetes ensangrentados que eran miembros de la seguridad de un gran cañaduzal, hombres de negro armados de machete junto a la policía, custodios de una riqueza ajena, la de los antiguos esclavistas, la que monopoliza el uso de la tierra del Valle del Cauca, la que consume la mayor parte de su agua, niños degollados tirados en el cañaduzal donde trabajaron sus padres, sus abuelos sus bisabuelos, sus ascendientes esclavos, esclavos que también eran asesinados en la tierra de los esclavistas.

Una masacre más entre centenares de masacres de Colombia. La masacre del pueblo negro. El genocidio.

Jóvenes a los que, quienes gobiernan el país miran con desdén o ni siquiera miran. A los que les cierran las puertas de la universidad y del buen vivir. A los que persiguen permanentemente bajo el mirar de una policía que aún no entiende que su papel es protegerlos. Jóvenes abandonados por la injusticia social. Hijos descendientes de los esclavos, de los que trajeron a la fuerza para explotar y hacer riqueza para otros.

En esa Cali, donde quedaron condenados al olvido, mientras los apellidos de los esclavistas, después de cinco siglos continúan resplandeciendo en las altas esferas del estado. Descendientes de esclavistas de quienes no solo conservan el apellido, sino la mentalidad del liberticida.

Esos jóvenes eran los que Carmenza abrazaba, 40 atrás. Cuatro décadas han pasado y la misma alevosía, la misma pobreza, la misma violencia.

40 años han pasado desde que Carmenza escribía el dolor y la rabia que le causaba la pobreza de la gente que encontraba en su deambular de Quijote, y hoy el paisaje social, la realidad del pueblo negro e indígena es la misma.

Colombia es injusta. Un solo norteamericano negro muerto por la policía desencadenó la oleada social que está a punto de acabar con un mandato oprobioso: el de Trump. Aquí miles de jovencitos negros han sido asesinados y la respuesta es el silencio. La apatía de una sociedad acostumbrada a la muerte. Un país que normaliza la violencia y la sumisión.

Colombia Humana ganó electoralmente en la misma tierra por donde anduvo Carmenza. Ganamos en San Juan y en Istmina, los emberas nos apoyaron y cobijaron con sus espíritus nuestra candidatura. Por esas selvas, casi de regreso por el camino que tomó Carmenza, se produjo una oleada electoral de cambio. Ella entró con sus armas, su amor, sus ilusiones, nosotros recorrimos sus pasos con la palabra, el celular que nunca conoció, el pueblo desarmado. Quizás ambos vientos, los que la acompañaron a ella, los que nos acompañaron a nosotros casi cuarenta años después, se encontraron, quizás se entrecruzaron en vientos huracanados, quizás se besaron.

Por las poblaciones de todo el litoral pacífico, por los pueblos y veredas que desde la Boca del San Juan hasta el Risaralda votaron en forma tan mayoritaria y contundente por nuestras ideas y programas, es que debemos entender que la Colombia Humana está para generar la esperanza, para generar una nueva libertad, para generar emancipación.

Aún millones de personas no han entendido que mientras se masacre a los niños, mientras se masacren a los pueblos, mientras nos olvidemos de la Colombia profunda y abandonada, en la gran ciudad y en las selvas, jamás habrá paz.

Carmenza negoció la libertad de decenas de embajadores en una camioneta, ante funcionarios asustados por su juventud y su feminidad digna, pero Carmenza también descubrió que la verdadera paz no llegaría hasta que un dialogo de toda la sociedad permitiría la democracia verdadera y la justicia social, hasta que esos seres humildes y negros que abrazaba con su candor de revolucionaria, no encontraran la Justicia, el cobijo de un estado democrático, la emancipación de ser dueños de su tierra, de sus ríos y de su cielo.

Carmenza en su travesía se encontró con el corazón de Colombia. Hoy sabemos que ese corazón rodea atribulado los hogares de los niños degollados en tierras de los descendientes de los esclavistas. Carmenza allá enterrada en un sitio desconocido en una tierra sorprendentemente verde y Colombia aquí adolorida, saben que el día en que ningún niño sea asesinado, ningún negro, indígena, mujer o trabajador excluido, brillará el comienzo de la historia de un gran país, de una Colombia que merecerá el título de humana.

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61 Comments on "El diario de Carmenza"

  1. Mary Jay-pang Somerson | 23 agosto, 2020 at 6:53 pm |

    Perro, creo firmemente que usted es la esperanza de este país.
    Gracias por compartir los comentarios del diario de la Chiqui, quiero leer el diario. Un abrazos y continúe luchando por una Colombia en paz, justa, honrada. Queremos una Colombia Humana.

  2. Carlos Guevara A | 23 agosto, 2020 at 11:53 am |

    Siempre he votado y votaré por Usted amigo Petro. En usted está la esperanza de esta tierra que desde la época del traidor y asesino Santander se entregó a las facciones y mafias de bandidos y delincuentes que continúan en el poder. Pero veo que se han agarrado tan fieramente al poder y que tienen bajo sus patas al ejército, a los poderes judicial, legislativo y ejecutivo; al poder económico y mediático, que pareciera una lucha ciclópea sacarlos de allí a solo votos. Se los pueden robar, como siempre.

  3. Una historia de dolor y de esperanza la de Carmenza. Muchas gracias senador Petro por mantenernos la esperanza de un mejor futuro posible para nuestros hijos. En estos dias de masacres y dolor es bueno recordar la verdadera entrega, amor y sacrificio que personas como Carmenza, Jaime Garzón, usted, el senador Cepeda, Daniel Mendoza, y otros tantos que no son pocos, han mantenido por nuestra patria, una búsqueda constante en la que nosotros como pueblo No podemos desfallecer.

  4. Fernando García Ortega | 18 agosto, 2020 at 9:22 pm |

    Cuántos asesinatos más se necesitan para despertar a este pueblo indolente ?
    Este es un territorio godo, miserable y ruín. Recuerda a un periodista que escribió con desfachatez asombrosa, que un muerto en el norte de Bogotá era más importante que veinte en el sur?
    Esa es la desgracia de patria que nos tocó en suerte y le deseo la mejor suerte para alcanzar la presidencia.

  5. Ismael Molina | 18 agosto, 2020 at 12:10 am |

    Un retrto lleno de amor y de sueños revolucionarios que no dejamos morir. Muchos recordamos a la Chiqui y esperamos poder conocer su diario.
    Su evocacion, a la mujer y revolucionaria, su compromiso con los desposeidos de ayer y de hoy, nos sigue confortando y asegurando que el sueño de una Colombia mejor y mas humana continuara hasta que lo logremos, aunque en ese sueño se nos valla la vida.
    Gracias Gustavo los sueños y las luchas siguen y Ud. las representa. Un abrazo.

  6. Suelte esa carga, deje ir, ya es hora de dejar esas ideas del pasado. Este es otro tiempo necesitamos crear algo diferente, las ideas de una revolución de mediados del siglo XX ya no encajan, ya ni alcanzan en nuestro tiempo, huele a viejo. No soy Uribista, me da asco fico y me indigna el tibio pero tampoco puedo votar por alguien que defiende la constitución podrida que permite todo lo que usted mismo critica. Que la ley se tuerza no es leguleyada, lo permite una constitución ambigua, amañada, abierta a interpretaciones, dura con los pobres y blanda con los delincuentes la que permite que la corrupción impere y la sangre siga corriendo a borbotones. Sería indigno e inconsecuente si votara por alguien que defiende de corazón y con convicción esa colcha de retazos, ese adefesio, esa compendio de legalidades injustas. Solo tendremos paz cuando lo legal y lo justo vayan de la mano y se aplique para todos por igual. Si usted no se desprende de la ambición de poder, esa ambición creciente por pensar que tiene la presidencia de un pelo, nos condenará a todos otros 4 años. No es culpa de los que votaron en blanco, si usted fuera el líder de consenso, si las mayorías creyeran en usted el voto en blanco sería solo una anécdota y la victoria hubiera sido aplastante, no es el voto en blanco, es usted y como no lo entiende el sueño de su victoria desgraciará nuestro futuro y encima le echará la culpa a los inconformes que no votaron. Escoja a alguien con un pasado limpio, sin cuestionamientos, preparado, recto, honorable, fuerte y de convicciones firmes, ábrale camino y apóyelo desde el senado, no podemos correr el riesgo de este reguero de sangre otra vez, porque si pasa se podría decir que es su culpa así como usted le echa la culpa a los que votaron en blanco. Que cada quien asuma sus responsabilidades.

  7. Francisco CHaves | 17 agosto, 2020 at 2:25 am |

    Ese diario atesora la cruda realidad de la historia de nuestro país donde la vanguardista Carmenza en su espíritu transformador visiona y sueña en dejar el legado de la dignidad y la unidad de los pueblos.
    El legado está en sus manos Senador Petro.
    Gustavo Petro presidente 2022

  8. Es ya que tenemos que cambiar esto, sí no nuestro hijos estarán leyendo laisma historia

  9. Mi hermana fue asesinada junto con ella, Gracias por ese homenaje.

  10. José Muñoz | 16 agosto, 2020 at 6:34 pm |

    Todos los artículos de Petro son verdaderos documentos históricos que debemos leer y difundir para construir una COLOMBIA HUMANA sin guerras, en PAZ, ECOSOCIAL Y CON JUSTICIA SOCIAL…

  11. Simon Hidalgo | 16 agosto, 2020 at 5:25 pm |

    Gracias Senador. Contundente, desgarrador, revelador. La Colombia que subyace en medio de la cortina de noticieros, diarios, medios como la radio que disfrazan el horror, y exaltan al traidor, al estafador, al genocida, al maleante que no solo se apropia de las propiedades materiales, de aquellas también envueltas en sueños que se desvanecen con la muerte. Bien muertos dicen quienes con ella se lucran.

  12. Miguel Ángel Duarte Amado | 16 agosto, 2020 at 5:14 pm |

    Colombiana humana, resistencia hasta el 2022, el pueblo debe resistir por qué ya solo lo defiende el pueblo.

  13. Mejor ser recordado así. Una muerte luchando en un momento cumbre de convicción, proyecta al infinito esos ideales como algo permanente.
    Cualquiera de nosotros pudo terminar siendo como Carmenza: https://ekydystante.wordpress.com/2015/07/07/arreglando-el-pais/
    Ni siquiera encuentro una foto para inmortalizarla en un retrato.
    A cambio vemos lo que ha pasado con Everth Bustamante o Rosemberg Pabón. Triste sobrevivir para terminar en eso.

  14. Amparo Beltrán | 16 agosto, 2020 at 3:49 pm |

    Dr Preto me ha cnmovido hasta las lágrimas su disertación que realidad , que tan escueta puesta en común con una calidad literaria exquisita que solo nace cuando de escribe con el alma . Mis respetos cuente conmigo

  15. Fausto Andrés | 16 agosto, 2020 at 3:19 pm |

    Yo voté por usted para presidente, soy de izquierda. Pero gran parte de los colombianos no están preparados para un gobierno de izquierda, primero tiene que pasar por el centro. Usted sabe que los que tienen el poder de este país no lo van a dejar, hay que hacer una transición.

  16. Gladys Ferro | 16 agosto, 2020 at 2:56 pm |

    40 años después el país ha aprendido bien poco,a las nuevas generaciones les robaron el derecho de conocer su historia para poder confundir con desinformación, sin que les sea permitido entender las grandes diferencias políticas entre revolución y terrorismo. Sin llegar a entender el simbolismo de los actos revolucionarios. Esos actos que han generado através de la historia del humano grandes cambios, siempre liderados por seres libres.
    Los que vivimos esa época de luchas, armados de ideas y sueños que se han ido frustrando de nuevo somos los que hoy reclamamos ese despertar de conciencias que el terrorismo de Estado quiere frenar hoy también. 😢😢😢 Profunda nostalgia y añoranzas me trajo su columna «el diario de Carmenza».

  17. Gonzalo Parra González | 16 agosto, 2020 at 2:47 pm |

    Excelente columna. Gracia Senador por permitirnos recrear esos momentos en los que el M-19 se mostraba como una organización de hombres y mujeres inteligentes y valientes que tenían claro la razón de su lucha. Hoy, usted representa ese puñado de hombres y mujeres que luchan por una Colombia Humana. Pronto lo conseguiremos.

  18. Mauricio Paez | 16 agosto, 2020 at 2:40 pm |

    Felicitaciones Gustavo, y gracias por recordarnos a una líder como Carmenza.
    Seguimos con la esperanza de una Colombia justa y humana.

  19. «Cuatro décadas han pasado y la misma alevosía, la misma pobreza, la misma violencia» que triste ver como nuestro pueblo aprendió tan poco del sacrificio de tanta gente buena, brillante y sensible.

  20. Se Me aguan los ojos senador Petro gracias por compartir estas lineas del diario de Carmenza mujer valiente, soñadora pronto llegará el día en que se cumplan sus sueños y los de muchos que dieron su vida por el M-19 persiguiendo un sueño el de la igualdad social.

  21. No sólo la esperanza es el aliado. Lo es también el voto, pero no sólo por Gustavo Petro, para presidente, lo son también, los votos por los otros nodos, Congreso, Cámara, y demás cuerpos colegiados, ya que el poder, es para «poder hacer».

  22. Carlos Arturo | 16 agosto, 2020 at 1:15 pm |

    Gustavo Petro , usted es un SEÑOR SENADOR Y POLITICO, pero más que nada un ser humano BRILLANTE . Un abrazo.

  23. Juan Pablo Guarín Chacón | 16 agosto, 2020 at 12:31 pm |

    ¡Excelente!👏

  24. Jairo Torres Angulo | 16 agosto, 2020 at 12:23 pm |

    El triunfo obtenido por la toma de la embajada, demostró un poder, sobre el poder oligárquico regido por Turbal. Recuerdo que se plasmó esa nueva esperanza, en las calles, el ciudadano corriente, en apartes decían si un candidato presidencial del M-19 ya incorporado a la vida política, se lanza ‘yo y mi familia lo apoyamos’ fue una oportunidad histórica desperdiciada.

  25. Una columna para digerir, para entender qué es liderazgo, qué es llevar la patria en el alma y las gentes en el corazón. Es el sentido de la honradez y la coherencia, del compromiso con la sociedad y el servicio como vocación. El contenido con una lección magistral y practica para ese feminismo de escritorio que solo divide, que es un privilegio para sus promotoras. Una razón más para entender cuál es el camino correcto.

  26. Gustavo, en el país hay varias editoriales independientes que pueden ayudar en la publicación de ese diario.

  27. OVER HERNAN GARZON | 16 agosto, 2020 at 11:58 am |

    GRACIAS POR DECIR LA VERDAD, que el pueblo SEPA QUE LUCHAR POR MEJORAR LAS CONDICIONES DE VIDA Y QUE SE HAGA JUSTICIA SOCIAL NO NADA FACIL.HAY QUE TENER MUCHO PERRENQUE FORTALEZA,caminar con la mochila haveces LLENÁ OTRAS NO.PERO SIEMPRE CON LA ILUSIÓN VERDADERA DEL TRIUNFO.COLOMBIA HUMANA FUERZA.ADELANTE.

    • Realmente aterrador todo lo que sucede en un País sin Memoria, que olvida fácilmente a los verdaderos héroes que han dado la vida por la Paz y la Vida; no podemos dejar de luchar por alcanzar nuestros objetivos de PAZ, RECONCILIACION Y VERDAD….Todos somos un solo pueblo, separado por las ideas Absurdas y Egoístas de los GUERRERISTAS que solo quieren adormecer a nuestra Amada Patria en el Dolor de la Muerte para sacar provecho…..Esta vez NO LOS DEJAREMOS cambiar alevosamente los resultados de unas Elecciones que venimos ganando hace mucho pero que perdemos allá adentro, donde Esos Miserables hacen sus Cuentas Turbias….No ganarán más….!!!3

      • Ismael Molina | 18 agosto, 2020 at 12:08 am |

        Un rekato lleno de amkr y de sueños revolucionarios que no dejamos morir. Muchos recordamos a la Chiqui y esperamos poder conocer su diario.
        Su evocacion, a la mujer y revolucionaria, su compromiso con los desposeidos de ayer y de hoy, nos sigue confortando y asegurando que el sueño de una Colombia mejor y mas humana continuara hasta que lo logremos, aunque en ese sueño se nos valla la vida.
        Gracias Gustavo los sueños y las luchas siguen y Ud. las representa. Un abrazo.

  28. Isabelina Novoa | 16 agosto, 2020 at 11:33 am |

    ¡Dolor de Patria! ¡Verdaderas revelaciónes las del Senador! ¡Triste realidad!

  29. Myriam Beltrán | 16 agosto, 2020 at 11:31 am |

    Bella forma de reconocer a esa joven mujer que hizo realidad su sueño de libertad, hoy tributo a ella. Su legado estará siempre en cada reto cotidiano de mujeres y jóvenes de corazón que somos millones en este país, que busca salir del atraso en que nos han tenido por generaciones. Nobles palabras que conmueven el alma…

  30. Muy emotiva sacude mis fibras

  31. LETICIA MAESTRE GALEANO. | 16 agosto, 2020 at 11:04 am |

    Senador, mucha tristeza y nos produce ese valor de seguir adelante; me trajo muchos recuerdos de lucha de mi cuñado Cristian Perez, quien luchó por la igualdad de un pueblo; hay que seguir adelante y en pie de lucha.

  32. Crèame, senador, que les digo a mis hijos, que deseo morir el dìa que vea que se hace justicia con aquel señor, (si se le puede llamar asì), pague por todo el horror causado; lo otro es, que haya un cambio tajante en la ideologìa de quien llegue al poder, no para, el abuso, ni la arrogancia, ni la demagogia, sino para que haya esperanza; que los que no cuentan ni en la geografìa puedan ser tratados como seres humanos dignos. Gustavo, una alianza en la que se pongan en la mesa las fortalezas y se acepten las diferencias, que nos despojemos de egoìsmos y, como decìa Alvaro Gòmez, «Un acuerdo sobre lo fundamental». Sigamos adelante.

  33. Cada palabra señor Petro permite la empatía con las mal llamadas minorías de nuestra triste sociedad. Gracias por creer que la colombia humana será posible.

  34. Felipe Tascón Recio | 16 agosto, 2020 at 10:06 am |

    muy bien Gustavo, cuatro décadas después del recorrido de Carmenza, donde el único cambio en el Pacifico es ser hoy el productor de mas de 1/3 de la cocaína del mundo. Las elites que detentan el poder desde Bogotá, con la población indígena, afro y mestiza del Pacifico solo tienen una relación de colonialismo interno. La escasa parte del valor agregado de la cocaína que se queda el territorio, remplazó al Estado ausente que nunca llega con salud, educación, generación de ingresos o preservación ambiental, mientras solo lo hace con represión y aspersión aérea del veneno glifosato

  35. grande, se necesita comenzar a desarrollar Colombia, para en 30 años ver algún resultado. de lo contrario, sigan traficando y prohibiendo pues, nos quedaremos sin comida. venezuela II.

  36. Senador, en respuesta a su columna hoy, lloramos la muerte de otros 9 jóvenes. El país se desangra ante los ojos impávidos de millones. Vemos correr la sangre de niños, niñas, jóvenes, líderes, periodistas… Volvió la horrible noche.

  37. Josué Grarcía Páez | 16 agosto, 2020 at 9:52 am |

    Solo la verdad nos hará libres. Sin verdad no habrá justicia. sin justicia no habrá paz.

  38. El doloroso pero seguro camino para construir una sociedad no-violenta. El legado histórico de Gustavo Petro es ser el vehículo para esa transición. Como Colombiano pero más importante como ser humano, le apuesto a esa experiencia. La no-violencia una práctica de vida que le llega a la conciencia del violento y lo transforma por que lo dignifica. El ex general que visitó a Petro, un ejemplo claro.

  39. Olga Lucia Baquero | 16 agosto, 2020 at 9:07 am |

    Excelente su mirada. Me identifico totalmente con lo que expresa aunque no he sido seguidora suya tengo que reconocer que vemos el mundo de igual manera. Sobretodo ahora veo que se ha cambiado a que es la gente la que tiene que cambiar esto claro con una ayudita de medios que ahora tenemos como el proceso de paz donde es posible acercarnos un poco a la verdad de lo que ha sucedido. Estoy convencida que con programa de tecnologías limpias pero que en el tuyo hace falta enfasis en la recuperación de la tierra para la producción campesina ahi esta el meeollo

  40. Luisa Báez | 16 agosto, 2020 at 8:55 am |

    No pude contener las lágrimas, se me hizo un nudo en la garganta leyendo nuestra dolorosa tragedia

  41. Cecher Herhu | 16 agosto, 2020 at 8:47 am |

    Ese Diario debe ser leído por todos los jóvenes Colombianos, y por todo el mundo, es la huella imborrable de la crueldad que aún está presente en los gobernantes de turno, y así como también dijo Jaime Garzón los colombianos somos unos cómodos, nos acomodamos a todos los gobiernos, y si la tragedia no nos toca personalmente,las MASACRES no nos importan.¿Tenemos el corazón entumecido, ya los crímenes del gobierno los estamos aceptando, que nos pasa?, Es muy triste , pero yo aún guardo la esperanza de ver a Colombia Humana de gobierno con usted senador Gustavo Petro como gobernante de nuestra patria que está de luto.

  42. Dario Villamozar | 16 agosto, 2020 at 8:32 am |

    PENDOENTEB de tan histórica noticia.

  43. Todo mi respeto senador, excelente su columna.
    Me duele me duele mucho que esta violencia que se repita y se repita y que seamos tan indolentes tan insensibles por los asesinatos de los niños los campesinos los lideres sociales los que firmaron la paz como duele siempre los humides poniendo los muertos los que no son culpables de estos gobiernos indolentes y corruptos como duele a que nivel de impunidad e injusticia que se a llegado y algunos indolentes justfican que por que estaban los niños vestidos asi o por que estan alli ? Que horror hasta donde la insensibilidad que dolor me duelen mucho mis compatriotas.
    Gracias senador gracias Dios le proteja siempre

  44. Todos tenemos una Carmenza en nuestro interior.

  45. Gabriel Yaima | 16 agosto, 2020 at 7:58 am |

    Gracias por permitir conocer la historia de Carmenza en 1980 no había nacido y no conocía la historia.. Y es lo que nos pasa a Colombia la juventud que tiene el poder de cambiar esta nación con su voto y la comunicación directa con sus padres y familiares que han vivido pero no han tenido el conocimiento ni la pasión suficiente para no dejarse manipular de los medios de comunicación y leer de verdad la historia de una Colombia necesitada del cambio pero un cambio de cada uno como colombiano de unirnos todos sin diferencias y sin color.. Solo tres colores de nuestra bandera… Colombia 🇨🇴

  46. Jose gutierrez | 16 agosto, 2020 at 7:56 am |

    Gracias por permitir conocer la historia de Carmenza en 1980 no había nacido y no conocía la historia.. Y es lo que nos pasa a Colombia la juventud que tiene el poder de cambiar esta nación con su voto y la comunicación directa con sus padres y familiares que han vivido pero no han tenido el conocimiento ni la pasión suficiente para no dejarse manipular de los medios de comunicación y leer de verdad la historia de una Colombia necesitada del cambio pero un cambio de cada uno como colombiano de unirnos todos sin diferencias y sin color.. Solo tres colores de nuestra bandera… Colombia 🇨🇴

  47. Gracias cuarto de hora por publicar esta sentida nota.colombia amarga sin memoria historica.gracias senador petro por compartir es un legado de la lucha de muchas mujeres valientes en colombia

  48. Gracias por permitir conocer la historia de Carmenza en 1980 no había nacido y no conocía la historia.. Y es lo que nos pasa a Colombia la juventud que tiene el poder de cambiar esta nación con su voto y la comunicación directa con sus padres y familiares que han vivido pero no han tenido el conocimiento ni la pasión suficiente para no dejarse manipular de los medios de comunicación y leer de verdad la historia de una Colombia necesitada del cambio pero un cambio de cada uno como colombiano de unirnos todos sin diferencias y sin color.. Solo tres colores de nuestra bandera… Colombia 🇨🇴

  49. Excelente no había leído ninguna columna de Petro, pero está está muy buena, una sugerencia, Gustavo Bolívar siendo uno fe los mejores libretistas del país debería aprovechar el diario de la «chiqui» y escribir una novela para televisión y así reivindicar la figura de una de las mujeres más valientes del país.

  50. GP. Que gesto tendrá el rostro de Rosberg Pabon y como se sentirá el pálpito de su corazón al ver caminar a esos quijotes de paz…confundido con héroes falsos..que se negaron al sueño de La Paz del río negro.

  51. Martha Beatriz | 16 agosto, 2020 at 7:36 am |

    Se podrá dar esa Colombia humana? Quiero guardar esa esperanza, porque hoy estamos sumidos en la desesperanza otra muerte de jóvenes en Nariño, un gobierno sin rumbo, acaparando todos los entes de derechos humanos:defensoria, fiscalia, contraloría y ahora van por la procuraduria, ha tienen la registraduria, veo difícil.

  52. Orlando Carreño Mejía | 16 agosto, 2020 at 7:16 am |

    Gracias senador por revivir parte de estas personas que de algún modo quieren cambiar esta historia macabra de Colombia, gracias dr Petro porque ud también hace parte de las personas que quieren darle un trato de igualdad a los colombianos, gracias cuarto de hora por publicar estás notas,

  53. Joel Barajas | 16 agosto, 2020 at 7:09 am |

    Mis respetos senador, la cruda realidad de nuestro país. Llevamos un letargo de mas de 200 años, ya es hora de despertar.

    • Laura pajon | 16 agosto, 2020 at 1:53 pm |

      Excelente, no pude evitar llorar, esta violencia algún día terminará y seremos un país própero

  54. Viva la Colombia Humana!!!!

  55. Excelente senador. Esa Colombia marioneta y secuestrada por la oligarquía mafiosa y corrupta, debe pagar por todos sus crímenes con lo que más duele. El juicio a sus generaciones,expropiación de sus bienes y condena directa por tanto dolor y odio que han creado en este remedo de patria.

    • Marcela Penagos | 16 agosto, 2020 at 11:57 am |

      Excellent senador. Muchas gracias y que tristeza mi pais

    • Muchas gracias por recordarnos a los jóvenes la labor que no debemos abandonar , la.historia de Carmenza es la historia de muchos jóvenes que nos guían , que enseñan, que protegen , que resguardan , sus letras senador , nos motivan a seguir en una lucha por el verdadero cambio,no queremos más muertes por toma de poder, no queremos más muertes por toma de territorios, no queremos más muertes por pensar diferente , este pais merece una reconciliación , Colombia Humana es la solución !!!

      • Una crónica que llevó cuarenta años de historia y que hoy sigue siendo la esperanza de un pueblo: la Colombia Humana.

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