viernes, julio 5

Ante la mentira, una defensa razonada y precisa

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho R.

Una cosa es criticar y otra distinta malinterpretar.

Interesante nos pareció el artículo de nuestro gran amigo, Octavio Quintero, quien con su acostumbrada pluma crítica –pero acorde con la realidad– se refiere a un titular de El Espectador con el que pareciera atribuirse al presidente Petro un dicho que jamás dijo, pero que evidentemente le perjudica. Dice Quintero que “‘estigmatizar a la prensa afecta la democracia’, titula El Espectador, […], pero ¿qué es estigmatizar? Afrentar, infamar, deshonrar o injuriar a alguien. […] El presidente, un contradictor irredento, responde al título con un ‘no señor, compartir la mentira acaba la democracia’”. En ello coincidimos con Octavio y con el Presidente: el cargo de jefe de Estado exige prudencia, receptividad y tolerancia, pero quien lo detenta no pierde su derecho a defenderse de falsedades, inexactitudes y difamaciones. Eso sí, debe hacerlo con la mayor contención y circunspección, de modo que sea evidente que quien se defiende es el individuo y no el mandatario. 

El Presidente de la República es el primer servidor público y por ende sujeto de control y veeduría, tanto por los demás poderes del Estado como por los ciudadanos y los medios de comunicación. Lo anterior, irrebatible en tanto axioma, no obsta a reconocer que este presidente ha sido objeto de yerros tan graves como previsibles, pero que no le son extraños ni a Petro ni a la izquierda democrática, quienes fueron víctimas –como lo tiene acreditado la Comisión de la Verdad– de estrategias organizadas de estigmatización durante buena parte del conflicto armado. Sobre esta discusión nos permitimos recomendar la lectura de dos voces conocedoras del tema: la de ÓmarRincón, en entrevista con Cecilia Orozco, disponible acá, y la de Mauricio Jaramillo en columna para Revista Raya, disponible acá

–Pasando a temas más alegres– Germán estuvo unos días fuera del país y como es costumbre hubo ocasión de hablar sobre política con familiares y amigos que residen en el Viejo Continente. La conclusión después del viaje es que afuera, en donde se enteran de Colombia por medios internacionales o vía redes sociales, el concepto respecto de la gestión del presidente Petro es bueno y optimista. Sabíamos que Petro era conocido en el extranjero, especialmente por su apoyo a la causa palestina, pero Germán no se esperaba que al mencionarlo personas de otras nacionalidades conocieran algunas de las iniciativas que impulsa como presidente, por ejemplo, las reformas sociales. Una grata sorpresa en definitiva.

Al cierre de esta columna leímos una denuncia de nuestro amigo y respetado periodista, Gonzalo Guillén, quien reclama ante la publicación de una ‘noticia’ en el diario del Grupo Aval en la que ‘informan’ de una carta enviada por el artero exfiscalNHMN al Departamento de Justicia de EE.UU. y en la que sindica a Guillén de urdir una conspiración en su contra. La publicación, además de falsa, no consulta la versión de Guillén ni se preocupa por examinar en detalle la entidad de los cargos a él atribuidos, por el contrario, se limita a ser un facsímil de la misiva del exconsiglieri de la familia Sarmiento Ángulo. Expresamos nuestra solidaridad con Gonzalo y protestamos este nuevo ataque, aunque reciclado dado que lo había intentado en el pasado sin éxito, de un personaje dotado con una imaginación tan fantasiosa como siniestra. 

Adenda: difícil la tiene Biden en la campaña que le resta contra el convicto delincuente Trump. Ver apartes del debate de hace unos días dejan incrédulo a cualquiera. Una democracia que en el pasado era ejemplo y ahora amenaza ruina.

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