domingo, octubre 1

Yo me emberraco y el Papa se enrabia

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

La falsedad es lo contrario de la verdad, luego prometer y no cumplir es falsear.

Cada quien tiene su propia expresión para decir que se le salió la piedra: se enojó; se disgustó; se embejucó; se emberracó; se emputó; se salió de sus casillas o perdió los cabales, todas esas se las hemos escuchado a doctores y a gamines; pero hay una nueva, empleada en una entrevista por el papa Francisco: “me enrabio”. Es así como cuando le preguntan si se enoja contesta “me enrabio, a veces me pregunto por qué pasan ciertas cosas que podrían ser evitadas y entonces me invade el enrabio, que siempre es pasajero”. Si el sumo pontífice fuera paisa, habría dicho “me emputo o me emberraco”. Siempre hay diferencia en “locutar” desde Roma y hacerlo desde Envigado. Nos gustó el término usado por el papa y ahora, en vez de emberracarnos, nos enrabiaremos.

Si hay algo que nos enrabie es que nos salgan con el cuento de que –según Carrasquilla– tendremos que pagar IVA por morirnos. A ello le contestamos: “MinBonos, nos morimos de la risa, pero después de muertos ese IVA se lo pagará su progenitora, nosotros no”. Los enterados en materia de reformas atrabiliarias nos dicen que esa sugerencia parece haber venido de los paracos que manejan las BACRIM en asocio con algunos narcos, pues apenas comenzó la matazón y todavía quedan muchos líderes indígenas, defensores de derechos humanos, sindicalistas, maestros y políticos que son incómodos a sus intereses y que, al darlos de baja, aumentarán el recaudo de un Estado que los aúpa y les garantiza impunidad por sus crímenes. Esta propuesta de gravar los servicios funerarios y las cremaciones con la máxima tarifa de IVA, en medio de la crisis sanitaria más grave en 100 años, no solo es impertinente, es una idea cruel ejecutada por un gobierno indolente con la pérdida que han tenido que sobrellevar millones de colombianos en los últimos meses.

En otra línea, estamos enrabiados, enchichados, con la renuncia de Alvarito Hernán Prada, quien siguiendo el buen ejemplo de su capo Uribe prefirió dimitir a la Cámara antes que caer en las garras de ese monstruo llamado Corte Suprema de Justicia. Álvaro Hernán es un buen tipo, pregúntenle a Uribe, siempre le hacía sus mandados: que vaya a tal cárcel, que hable con tal preso o con este abogado, que le pida favores a un ministro. En definitiva, para Prada el Cepeda ese se podrá “pedar” pero este tiro no se los va a ganar, por eso Álvaro Hernán salió por la puerta de atrás y detrás del jefe, buscando que el fiscal de mentiras lo arrope con el manto de la impunidad y así evitarle tropiezos a la candidatura de Tomasito en el 2022 o en el 2026. Estamos seguros de que papi no le va a hacer comer la sopa que no quiere ni le va a forzar a tomar jugo de borojó ni le va a cascar en las rubicundas nalgas como castigo a su desobediencia. ¿Sirven las palmaditas? Pues ahí los tenemos, un par de muchachos bien formados, excelentes vendedores de manillas, consejeros económicos del alto gobierno y ex-socios de DMG, en fin, la palmada a tiempo hace más bien que mal a destiempo.

Ni qué decir la enrabiada que produjo en quienes escribimos esta leída columna, cuando vimos que unos tunantes descarriados y desmadrados habían amenazado a un niño de no más de 12 años, quien por defender el medio ambiente fue intimidado por verdaderos criminales que llegaron al extremo de hacer un montaje, muy parecido a los que hacen las Águilas Negras, en el que se le pone en sus manos un arma de fuego apuntando hacia el observador. El propósito es muy claro, estigmatizar e incitar a la violencia contra este niño, cuyo único pecado es atreverse a luchar por la naturaleza en un país podrido. Como si ello no fuere suficientemente grave, la imagen venía acompañada de la leyenda “guerrillero tenía que ser”. 12 años tiene Francisco, a esos extremos hemos llegado.

Pero si Colombia es capaz de soportar una reforma tributaria como la que se ingenió Carrasquilla, es capaz de aguantar cualquier cosa. Prometemos desde ahora que si hay paro el 28, pararemos e iremos a acompañar a nuestros compañeros de causa y de valores –algunos también nuestros lectores, a quienes agradecemos su fidelidad–. Porque sumado a lo dicho en esta y otras columnas, nos enchicha y nos enrabia que se vayan a tirar 14 billones de pesos comprando bombarderos para lanzárselos a un país hermano. ¡Presidente, el país está enrabiado!

Para terminar, esta última nos tiene viendo estrellas de día. Claudia, querida, tú en tu campaña jurabas aquí y allá que te ibas a dedicar a los árboles y a proteger las estructuras ecológicas. Que sembrarías miles de arbolitos, que harías de esta ciudad el paraíso de los viejos –verdes–, que en las esquinas en vez de postes habría arbolitos, que los perritos tendrían esos vegetales para poder alzar su patita en cualquier parte, que detendrías los proyectos de infraestructura que contrariaran esos principios, pero no, resultaste mentirosa. La gente se queja de que en las noches y a hurtadillas, como el amante infiel, destruyes los árboles sin reparo alguno y cuando las comunidades inquieren a los verdugos sobre lo que están haciendo, ellos dicen que están “actuando por instrucciones de la alcaldesa”. Cuando se les pregunta por qué llevan motosierras, ellos responden en tono de burla “para deshojar margaritas”. Pendejos ecocidas todos quienes se presten para llevar a término este atentado al medio ambiente en una ciudad hipercontaminada, pero sobre todo tú, Claudia, que eres quien puede detener esta tragedia. Ya le hemos pedido a nuestro amigo Juan Carlos Losada (@JuanKarloslos) que formule un proyecto de ley exclusivamente para defender los árboles de la Avenida 68 ante la embestida del Transmilenio de Kike y Claudia. El Papa, Germán y Pablo estamos enrabiados.

Adenda uno: al terminar esta columna, la alcaldesa López anunció nuevas medidas para contener el virus y dijo sobre el paro nacional que su realización sería “un atentado a la vida” por las aglomeraciones que implica. ¿Y acaso las multitudes en TransMilenio qué son? ¿Una oda a la vida?

Adenda dos: nos llamó la atención este titular de El Espectador que transcribimos: “¿Vamos bien con la vacunación?” Pregunta equivocada.

 

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