jueves, octubre 3

Una verdadera democracia será con las grandes mayorías excluidas y con las mujeres o no será

Por: Victoria Sandino Simanca Herrera.

Qué difícil es ser mujer, tener liderazgo político y ganar representación en las instancias de elección popular en Colombia. Es una lucha histórica del movimiento de mujeres de todas las tendencias, desde que se obtuvo el derecho al voto por allá en 1954, pero que solo pudo ejercerse en el plebiscito de 1957 y esto porque necesitaban convalidar el dichoso acuerdo del Frente Nacional (algo tan antidemocrático que alternaba el poder entre liberales y conservadores). Después de 22 años de la ley de cuotas, la 581 de 2000, que obliga a incluir mínimo el 30 por ciento de mujeres en la conformación de las listas de los partidos, solo hasta ahora se logra esa meta en la elección del Congreso de la República.  

Para el período 2022-2026 serán 31 mujeres en el Senado respecto a 25 del actual, mientras que en Cámara para el mismo período  48 mujeres, respecto a 31 que hay en este momento. Recordando a la primera mujer que logró un escaño en el Senado, la liberal y sufragista Esmeralda Arboleda quien fue elegida senadora por el Valle del Cauca en 1958. Arboleda además de luchar por el derecho al voto para las mujeres, con su primer proyecto de ley “buscó suprimir dentro del Código Civil todas las formas de discriminación contra la mujer. Fue aprobado con moción de aplauso en el Senado, pero en la Cámara, la Iglesia impidió que se le diera el visto bueno” (El Tiempo, 1998).

El Acuerdo Final de Paz firmado en noviembre de 2016, reconoce que las mujeres enfrentan mayores barreras sociales e institucionales para el ejercicio de la participación política como consecuencia de profundas discriminaciones y desigualdades, así́ como de condiciones estructurales de exclusión y subordinación, lo que obstaculiza la participación efectiva de las mujeres en los diferentes espacios de representación política y social. Por ello, el enfoque de género logrado en el mismo hace especial énfasis en lograr una reforma política que elimine esas barreras, promueva la participación política y la representación de las mujeres garantizando la paridad y la financiación de las campañas, entre otras.

No obstante a los avances del actual Congreso, más allá de la representación partidista y de los intereses a los cuales representan las mujeres que lograron un escaño, en Colombia aún no nos acercamos a la paridad, en estas circunstancias queda mucho camino por recorrer. Sin embargo, hoy es motivo de regocijo que al Congreso haya llegado una importante representación de las mujeres provenientes de las fuerzas alternativas, en la que se destaca el Pacto Histórico que es la fuerza que más senadoras tiene electas gracias a la lista paritaria, cerrada y con alternancia.  

También saludo al movimiento Estamos Listas por hacer un ejercicio riguroso y feminista de la política; desde esas primeras luchas por el derecho al voto hasta hoy, se muestra con claridad una representación importante en las agendas e intereses de las mujeres, la cual procuré defender en estos casi cuatro años de legislación y lo seguiré haciendo. De esta experiencia, debo destacar con tristeza la poca receptividad que tienen las reformas que buscan la igualdad, incluso entre los mismos partidos alternativos que hoy ocupan un asiento en el Congreso.

En los resultados actuales es muy importante las curules de tres mujeres indígenas: Aida Quilcué que además es la primera mujer en llegar a la curul indígena del Senado, Marta Peralta es también la primera mujer wayuú en ser senadora y en Cámara por colombianos en el exterior ¡también ganó una mujer wayuú! Carmen Felisa Ramírez. La hermana palenquera Dorina Hernández también hace historia en la Cámara por Bolívar.  

A Francia Márquez, le envío un gran abrazo de reconocimiento a su liderazgo; es indiscutible que las mujeres negras y populares tenemos mucho que aportar al país y a la construcción de la paz.  La votación que sacó es muy importante y nos demuestra que en este país machista y racista algo está cambiando.

Es importante reconocer que el Acuerdo de Paz ha permitido abrir una esperanza de lograr transformaciones en la estructura de la sociedad colombiana que se ha sustentado en la inequidad y las desigualdades; una verdadera democracia, será con las grandes mayorías excluidas, con las mujeres o no será.

¡En las calles y en las urnas nos vemos para lograr un gobierno alternativo por y para la Paz!

Adenda: el intento de buscar el reconteo y de desconocer los resultados del pasado 13 de marzo es una muestra de lo que están dispuestos a hacer los dueños de la vieja política para impedir que llegue un gobierno alternativo. El pueblo debe defender su derecho a decidir y a buscar el cambio.

-El Tiempo, 04-03-1998. BIBIAN REDONDO R. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-774975

 

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