Por Gustavo Petro Urrego
Quiero contestar las preguntas de Sara Tufano, por la altura del debate que propone.
Confieso que he sido muy tímido en entrar en un debate como el que proponen diversas tendencias del feminismo, por mi condición de hombre. No deja de ser vergonzante la discusión masculina sobre el feminismo, y he preferido que esta transcurra en voces y pensamientos femeninos.
Pero Sara me invita a entrar en ello y creo que debo hacer muy públicas las discusiones que he tenido al respecto y nuestra práctica.
Entro por tanto a analizar el primer párrafo de su columna.
Sara afirma que cree que Ángela María Robledo siente que no hay espacio para ella en la Colombia Humana y que a Sara le complace que esté donde se sienta más cómoda. Comparto lo segundo, pero no lo primero.
No es fácil escribir sobre los sentimientos de otra persona sin invadir, en cierta forma, un espacio que no conocemos perfectamente y que hace parte de unas reflexiones que solo pertenecen a Ángela María, que hay que respetar por principio, porque hacen parte de su propia libertad y autonomía. Creo, indudablemente, que una persona debe ejercer su derecho político donde se sienta cómoda.
El tipo de disciplina organizacional que se impuso en los partidos políticos como reflejo de una organización económica profundamente jerarquizada, predominante en el siglo XIX y XX en todo el mundo y que llevó a los movimientos progresistas a ser partidos militarizados, anulando literalmente la libertad individual, no es la que se debe estimular en el siglo XXI.
Yo mismo soy hijo de esa escuela militarizada de la política, que tanto criticó Hanna Arendt, consciente de su anacronismo, luché desde el Polo Democrático por la organización en forma de red, horizontal, sin mayores jerarquías. Una organización donde la gente desarrolle su actividad política y ejerza sus derechos donde le guste, con quienes le guste y como le guste.
Ese tipo de organización desjerarquizada y descentrada quedó reflejada en los estatutos de la Colombia Humana, construidos durante un mes a través de 53 asambleas auto-organizadas en todo el país y ratificados en la Plaza de Bolívar por casi 5,000 miembros del movimiento.
Por eso he sido criticado como un inorgánico, pero, mantengo mi tesis de la organización en red y libre. Creo que, en tanto los procesos productivos económicos se vuelven cada vez mas descentrados y en red a escala global, las organizaciones humanas tomaran más la forma de red. La Asamblea Fundacional demostró que es posible una organización de ciudadanías libres, que confluyan a la toma de decisiones colectivas. Es imperativo para Colombia Humana avanzar en el desarrollo de sus formas organizativas en red y construir con más decisión una toma de decisiones democrática y abierta, este último aspecto todavía necesita evolucionar y consolidarse.
Por eso el principio organizacional que permita que cada persona esté donde se sienta cómoda, es subrayada por Colombia Humana.
La primera parte de la afirmación de Sara Tufano sobre la ausencia de espacio para Ángela Maria, es relativa. Propuse que Ángela María fuera la candidata de Colombia Humana a la alcaldía de Bogotá y luego de su rechazo por razones personales, que respeto, le sugerí que encabezara la lista al concejo, o se pusiera al frente de la misma como lideresa, con el propósito de impulsar el proceso político en Bogotá. Por múltiples razones, ninguna de esas opciones fue posible. También, el movimiento contribuyó a que se le devolviera su curul de la Colombia Humana en el Congreso de la República.
No estoy de acuerdo en el vinculo que Sara hace de lo acontecido con Ángela María y sus decisiones libres, con una actitud antifeminista de mi parte, anclada en la tradición machista de los grupos de izquierda. Claro que hemos tenido una izquierda machista que se ha reflejado en las concepciones de sindicatos, organizaciones populares, partidos políticos, guerrillas.
Pero no es así en Colombia Humana. Aunque allí hay mucho trabajo por hacer, este proceso de empoderar a la mujer, es también un proceso inacabado, en la Colombia Humana.
No uso el concepto de “pequeño burgués”, ni considero la lucha feminista pequeño burguesa. La lucha feminista es determinante para la lucha popular. No veo la separación entre lucha feminista y lucha popular, y aquí me inscribo en una tendencia del feminismo. Colombia Humana debe realizar un debate a fondo sobre su inscripción ideológica en la lucha feminista, que por las características de nuestro proyecto, propongo debe inscribirse en la lucha popular y la equidad social. Es una invitación abierta a que el movimiento y quienes son afectos a él, afrontemos este debate. En mi experiencia, la mujer ha estado al frente de las luchas sociales en Colombia y esa realidad se debe expresar en las estructuras de poder.
Cuando muy joven di mi primera lucha popular al frente de la comunidad de Bolívar 83. Vi a la mujer trabajadora y a la madre cabeza de familia al frente de esa lucha, con tal decisión y efectividad, que marcó toda mi existencia. Desde ahí aprendí la importancia de la mujer en la transformación social. Recuerdo cómo los sindicatos de Zipaquirá dirigidos por hombres de izquierda se alejaban de la lucha popular del Bolívar 83 por la vivienda dirigida por la mujer.
En el M19, en donde milité hasta mis 30 años, observé como se buscó que no se tomaran decisiones contrarias a la igualdad de la mujer, pero, indudablemente, existía en la mentalidad de los hombres jóvenes que ingresaban allí en las ciudades y los campos, una mentalidad machista a la que se confrontaban y que algunos iban corrigiendo.
Y en el Polo Democrático, las mujeres dieron luchas fundamentales para la derrota del machismo al interior de esa organización.
La cuota femenina y del LGBTI fue conseguida quizás por primera vez en nuestra historia política, en el Polo Democrático. Yo apoyé esa medida, y propuse que la cuota fuera de un 50%. Quedó en un 30% .
Sin embargo, constaté que cuando sucedían las elecciones, no había mujeres elegidas. Los estatutos del Polo, promocionaban la mujer, pero los elegidos por voto preferente, eran los hombres. Hoy la bancada en el Congreso y en el Concejo de Bogotá del Polo Democrático esta compuesta exclusivamente por hombres.
Cuando salimos del Polo Democrático, recogimos su experiencia e hicimos un salto adelante en la Bogotá Humana. El gabinete de la administración distrital, siempre tuvo paridad, y al final la mayoría fue femenina. Se nombró en un cargo directivo, por primera vez en la historia del país, a una mujer trans: Tatiana Piñeros. Fuerzas fundamentales de la política social desarrollada por Bogotá Humana fueron fundamentalmente femeninas, como la fuerza de cinco mil profesionales de atención al hogar de la primera infancia, como la fuerza de cinco mil profesionales de la salud en los barrios, como la fuerza cultural de enseñanza en artes a los niños en los clanes, y en la expansión del personal educativo en la jornada extendida en secundaria, lo que manifiesta el rol fundamental de la mujer en las labores del cuidado hasta hace poco, sin reconocimiento social y económico. La política social de la Bogotá Humana apoyó a las mujeres en las labores del cuidado.
Bogotá Humana creo la secretaría de la mujer por acuerdo con todos los movimientos feministas de la ciudad.
Aquí comenzó una discusión que quiero traer a cuento.
Cuando propuse que los recicladores habitantes de la calle recibieran remuneración como los demás recicladores de oficio, presentó renuncia ante mi despacho, la mujer que dirigía en ese entonces la UAESP. Cuando propuse en el cabildo de las trabajadoras sexuales, que por primera vez se realizaba en la historia de Bogotá, y debo decir que el cabildo de habitantes de calle y el de trabajadoras sexuales, son los que más recuerdo, por la profundidad intelectual y humana de quienes intervinieron, renunció ante mi despacho, la secretaria de la mujer porque propuse priorizar recursos en abrir posibilidades a las mujeres trabajadoras sexuales.
Entendí que entraba en una escena de discusión y que mi corazón y el proyecto de la Bogotá Humana estaba al lado de los y las más excluidas.
Por eso Colombia Humana no debe desarticular la lucha popular de la lucha feminista.
La desigualdad social y la desigualdad de genero van de la mano. Dividir ambas luchas no lleva sino a fracasos. La separación de la lucha popular de la lucha por la igualdad de genero, conforma nuevas subjetividades pero funcionales al neoliberalismo.
Colombia Humana nació de la Bogotá Humana, y heredó el acumulado en relación a la igualdad de la mujer y su empoderamiento.
De manera crítica pienso que nos quedamos en lo simbólico: creamos la secretaria de la mujer, hicimos práctica la ley de cuotas, nuestros parlamentarios son la mitad mujeres, mi formula vicepresidencial fue una mujer, toda nuestra bancada al concejo de Bogotá son mujeres, es el único caso, con un movimiento en Medellín, que elige una bancada exclusivamente femenina.
Pero la mujer como parte de la sociedad sigue sin poder.
Lo simbólico es importante pero no suficiente y no puede suplir la falta de realidad.
Por eso en el programa de la Colombia Humana y gracias al aporte de los movimientos de mujeres y con Ángela María Robledo, quisimos ir mas allá: Propusimos derogar la reforma laboral de Uribe, que es la madre del acoso sexual laboral en Colombia.
Propusimos hacer una reforma agraria para darle tierra fértil al campesinado y la pequeña y mediana producción, pero otorgando los títulos de propiedad a la mujer campesina.
Propuse transformar el sistema pensional por uno conformado por pilares, algo que nos permitiría liberar 14 billones del presupuesto anual de la nación que hoy va a colpensiones, transferencia que sería sustituida por cotizaciones de los actuales fondos privados. De estos 14 billones, la mitad iría para la educación pública superior y la mitad, siete billones, a bonos pensionales para dos millones de personas de la tercera edad sin pensión. Allí dijimos que la mitad de los beneficiarios, serían las mujeres de tercera edad a las que se les reconocía como trabajo, su trabajo doméstico en el hogar.
Propusimos que, por ningún motivo, habría salario menor por trabajo igual para la mujer. Ese ha sido el periplo de nuestras actuaciones alrededor de la lucha feminista.
Incompleta indudablemente, pero somos uno de los movimientos políticos, desde los tiempos en que se logró el voto femenino, que ha hecho más en la lucha por la igualdad de género. El programa de Colombia Humana consiste en entregar poder a la mujer dentro y fuera del movimiento.
Sin embargo, hay aspectos en los cuales todavía el movimiento tiene que trabajar intensamente para cumplir los estatutos. Al interior de Colombia Humana las diversas posiciones sobre el feminismo, y el terreno conflictivo de esta lucha por la igualdad, requiere de una intensa discusión política sobre nuestra posición, nuestras prácticas cotidianas y nuestras acciones como miembros del movimiento. Se discute un protocolo contra el acoso, la discriminación y la violencia sexual para todos y todas quienes quieran integrar el movimiento o participar en sus campañas, hay que profundizar canales, mecanismos y procesos.
¿Fuimos coherentes con nuestra tesis de empoderar a la mujer al no apoyar a Claudia? Primero propusimos que Ángela María fuera nuestra candidata, ella no aceptó. Segundo me acerqué a Claudia para apoyarla, precisamente en la casa de Ángela María, llegamos a un acuerdo sobre la base del modelo preventivo de salud, que se entendía ya acordado, y que hubiera sido vital para estas épocas del covid, acordamos la necesidad de expansión de la universidad publica y acordamos revivir el metro subterráneo como la transformación real del sistema de transporte.
El acuerdo se hizo, y a los tres días ella, sin avisarnos siquiera, lo rompió en una entrevista radial. Dijo que no quería nada con nosotros. ¿Qué pasó en esos tres días?. ¿Intervino Fajardo para romperlo?. ¿Fue el Grupo Empresarial Antioqueño, como pienso?. ¿Fue la idea sectaria que busca aislarnos y destruirnos, como ha sido la práctica hoy de muchos de los seguidores de formaciones políticas afines a la alcaldia? Solo ella lo sabe.
Ante ese hecho, y después de haber agotado la posibilidad de una candidatura viable como la de Ángela María Robledo, o una alianza con Claudia López bajo acuerdos programáticos, que ella misma deshizo unilateralmente, Colombia Humana, no podía quedarse sin candidato o candidata en el distrito. Eso nos condenaba a la desaparición del movimiento en la ciudad en la que fuimos gobierno, y a que nuestras tesis sobre la equidad social, nuestro desacuerdo frente al programa de infraestructura de Peñalosa, especialmente el metro y nuestra reivindicación por la educación superior gratuita, universal y de calidad quedaran sin representación.
A esa altura, prácticamente una semana antes de la inscripción, solo quedaba un candidato con ganas de impulsar el programa de la Colombia Humana para la ciudad y por lo tanto, en un acuerdo con los partidos de la coalición, con los y las candidatas a la lista al Concejo, quienes por lo demás pasaron por un proceso de selección, con criterios establecidos en una asamblea distrital, se definió la candidatura a la alcaldía. Hubo candidatos y candidatas al concejo y los edilatos que no estuvieron de acuerdo con la candidatura, pero se mantuvieron en defensa del programa e hicieron campaña por las listas, porque para ellos y ellas primaba el proyecto político, a pesar del desacuerdo. Por eso Morris y por eso su alta votación.
Preguntas: ¿Por qué estoy solo?, o, ¿por qué personas como yo, no me rodean? Recuerda que antes de aparecer la discusión con Ángela, sobre Claudia, se propuso una reunión que terminó en rueda de prensa y donde pensábamos configurar una coordinación nacional con personas mayoritariamente femeninas y de las poblaciones excluidas de Colombia, se invitó para ello a Francia Márquez, a ti misma, a Luciana Cadalhia, a Juana Afanador, a Marta Peralta, entre varias. El proyecto fue suspendido por el problema acontecido con la campaña a la alcaldía, pero debe ser retomado, al igual que el Congreso Nacional de Colombia Humana para avanzar en la cualificación y aparición de nuevos liderazgos políticos y sociales progresistas. Es una tarea que invito a emprender al movimiento y que hemos venido construyendo en casi 40 diálogos regionales y sectoriales para consolidar a la Colombia Humana como el movimiento progresista en red del siglo XXI.
La idea sigue vigente
Me mantuve presente en el M19 hasta el último de sus días, fui constructor de la transformación del Polo Democrático Independiente, en el Alternativo, y gracias a la mayoría, que en ese entonces tenía en esa organización, logré que ingresaran organizaciones y personas como Carlos Gaviria; Avellaneda, Robledo, y luego salí de allí exclusivamente por la corrupción de los hermanos Moreno y el apoyo que les brindó el MOIR.
Me opuse a que el movimiento progresista, que conformé, ingresara al Partido Verde, porque nos llevaría a respaldar la candidatura presidencial de Peñalosa y un sector social e ideológico que no garantiza la transformación de Colombia, sino que confluye con el neoliberalismo, y eso me separó de Navarro, al que respeto.
Hoy hay muchos líderes y lideresas que confluyen con nosotros. No estamos solos, al contrario, nunca habíamos estado tan acompañados como ahora. Nos rodean millones.
De hecho, el gran acuerdo nacional que proponemos forjará un movimiento político diverso, muy amplio, que será el encargado de gobernar a Colombia. De allí surgirán y estarán muchas individualidades con gran capacidad en el país, incluida la persona que gobernará a Colombia no solo en el 2022/2026, sino las que gobernarán a Colombia en los años siguientes.