lunes, marzo 24

¿Qué pensaba el presidente en el muro de las lamentaciones?

Hoy vamos a filosofar sobre los lamentos humanos y lo que puedo haber sido y no fue.

Cuando vi al presidente Duque arrodillado en el muro de las lamentaciones, me quedé meditabundo tratando de imaginar ¿Qué pasaba por esas súplicas lamentables del presidente? Pero rápidamente entendí que sí hay mucho de qué lamentarse, empezando por ser un subpresidente. ¿A quién se le ocurre después de ser presidente de la república, llamar presidente a un expresidente? Solo a alguien de muy baja autoestima que no dimensiona el mandato que tiene.

Yo creo que Duque mientras cerraba los ojos delante del muro, decía: “Lamento no ser cantante” “lamento no ser futbolista” “lamento haber tenido que cerrar mi programa de tv” “lamento estar en las garras del chiquito malo” “Lamento ser presidente”

Yo no soy el muro para responderle, pero sí me atrevo a decirle en un abrazo fraterno y solidario: no se preocupe que nosotros también lo hemos lamentado profundamente que usted sea presidente y no futbolista o cualquier otra cosa. Y como si fuera poco, con los infructosos lamentos de Duque, también quedan infructuosos los lamentos de los colombianos que después de haberlo eligido, terminaron lamentándose de los pésimos resultados de éste gobierno. Así que no se lamente más presidente que pronto todo estará mejor y a los colombianos les digo, ¡basta ya de lamentos! todo terminará pronto, aunque  es justo decirlo que así acabe éste gobierno, no todo va a mejorar.

En mi humilde opinión, yo creo que usted señor presidente no debería darse tan duro ni lamentarse más por ser como es; entendemos que no todos tienen el talante para gobernar y es clara la figura de papel que llegó a desempeñar a la casa de Nariño y eso sus electores lo aceptaron desde el comienzo.

Además es justo reconocerle que con sus ocurrencias ha enriquecido los memes en las redes sociales revolucionándolas como nunca; por eso y mucho más, todos le damos ¡gracias! Y guardaremos por siempre recuerdos únicos de su gobierno, como por ejemplo las monedas de oro que sacó con su nombre, un detalle apenas para guardar en un cofre de cosillas inútiles o para tenerlas de reserva para un desvare y empeñarlas en el momento en que la economía colapse, porque al paso que vamos, Duque dejará un país con una deuda externa de 400 billones de pesos pagables entre el 2022 y 2026, y el día en que el colombiano tenga que salir a darlo por un calao, todos querrán tener una de sus moneditas en la mesita de noche, aunque él no sea monedita de oro que le guste a todo el mundo.

Ya usted es presidente de la república, es decir que el mal ya está hecho y no hay vuelta atrás, es un daño irreparable y ni arrodillándose delante de un muro se va a resolver. Por eso, lo único que queda, es aprender a vivir con esa pena. Así presidente Duque que es mejor resignarse de una vez porque si hablamos a carta blanca, usted sabía en qué se estaba metiendo, o ¿acaso no sabía que era elegido para ser controlado desde el congreso por Uribe? entonces… ¿para qué se queja?; usted sabía que ganaba las elecciones comprando los votos con el dinero del narcotráfico y del lavado de activos del Ñeñe Hernández, entonces… ¿para qué se queja?;  sabía también que el país que gobierna se llama Colombia y no Polombia, entonces…¿para qué se queja?; ya basta y asuma con valor el desastre y nunca olvide que así lo aceptaron sus electores, aunque ahora su gobierno sea lo que más se lamenten.

 

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