Por: Eva Carolina Madrid Torres/ Nodo Nacional de Mujeres de la Colombia Humana
La construcción del pacto histórico demanda que todas nuestras energías estén orientadas y centradas en la búsqueda de puntos en común con las mayorías sociales, populares y progresistas, mientras nos reservamos nuestras diferencias. Abrir los más amplios espacios de encuentro, de diálogo y de unidad debe ser nuestro objetivo. En el pacto histórico cabemos y hay espacio para tod@s.
El pacto histórico como herramienta de trabajo y objetivo de mayorías nos permitirá articular y encontrar los intereses que nos unen, acercan y hermanan con la gente humilde y trabajadora como una sola fuerza de cambio imparable.
Generar espacios de diálogo y de unidad tan vastos y fértiles como Colombia, permitirán que afloren los intereses, las necesidades y los sueños, de los millones de colombianos y colombianas que hemos sufrido el despojo, la marginalidad social, económica, política y cultural por siglos. Las necesidades de l@s colombian@s son tan sentidas y urgentes de satisfacer que superan con creces nuestras diferencias.
La artimaña de los opresores es atacar y destruir al pueblo para que no se una, generar miedo por medio de bombardeos, tomas, represión de las manifestaciones populares en contra de la desigualdad y de la violencia que por medio de leyes y de decisiones que toma el Gobierno en contra del pueblo para mantenerlo ocupado y preocupado y que no luche por sus derechos. El pacto histórico propende por la unidad de todas las fuerzas vivas, sociales, ambientales, étnicas y políticas de Colombia. Por ello, la fuerza del pacto histórico radica en la unidad sólida de las multitudes para el cambio. La trascendencia histórica y la fortaleza de este Pacto Histórico está en qué es un pacto de y por la vida y el camino para sentar las bases de una verdadera democracia con justicia social en Colombia.