Por: Hollman Morris, exconcejal de Bogotá, defensor de DD. HH., reconocido periodista y exdirector de Canal Capital y el programa Contravía
Como excandidato a la Alcaldía de Bogotá representé orgullosamente la alianza progresista, plural, democrática y popular de la coalición Colombia Humana UP Mais. El mismo día que ganó Claudia López nos declaramos en independencia de su gobierno y en oposición al proyecto del metro elevado.
En independencia, porque le dimos un compás de espera ante la promesa de campaña de Claudia de recoger la propuesta de territorios saludables, que es la salud preventiva en los barrios (que si se hubiera cumplido habríamos salvado muchas vidas). Y en segundo lugar, porque en la primera conversación que tuvimos, ya electa, se comprometió a sacar adelante el Cable de San Cristóbal que en Bogotá Humana dejamos con estudios. Y nuevamente faltó a la verdad.
Hoy nos declaramos en oposición. Claudia López engañó a propios y extraños.
Lo advertí en campaña: Claudia López sería la continuidad del modelo de Enrique Peñalosa. Lo que nunca pensé es que llevara a Bogotá a su peor crisis en materia de derechos humanos en toda su historia, en ello fue más allá que Peñalosa. El asesinato de 19 jóvenes por disparos durante las protestas, el haber tolerado el uso excesivo de la fuerza, el no ejercer el control civil sobre la Policía, aunque dijo en campaña que sería “la primera comandante de policía”, y para rematar los irresponsables señalamientos a la Colombia Humana al mejor estilo uribista de estar incitando al terror en Bogotá.
Y es que el tiempo y la historia me dan la razón. Lo corrobora un estudio de la Universidad Nacional sobre los 150 días de su mandato. No cumplió las promesas de que no habría más Transmilenio, ha anunciado cuatro troncales nuevas en la ciudad; dijo que renegociaría los contratos y ahora estamos ante un nuevo hueco en el Fondo de Estabilización Tarifaria de Transmilenio; no cumplió el pacto ambiental, continuó el endurecimiento de los humedales, continuó la tala de árboles y un POT que ya advierte que, como Enrique Peñalosa, atravesará con avenidas la reserva Thomas Van der Hammen.
El gobierno de Claudia López ni en la agenda social, ni ambiental, ni en el manejo del impacto de la pandemia en los sectores más pobres y mucho menos en el manejo de la protesta social puede considerarse un gobierno alternativo y ni por las curvas progresista, solidario, responsable con los más marginados, sino con las élites que tienen sus intereses en las megaobras de infraestructura como metros elevados, troncales, expansión de la ciudad sin importar el desastre ambiental que generan. Nada de alternativo y mucho menos verde conforme a los principios universales de los verdes europeos. La actuación de Claudia gobernando y el cada vez más pequeño pero muy poderoso entorno que la acompaña, mas no así la mayoría de las bases del Verde que todos los días renuncian a esa colectividad, se identifican más con la centroderecha en tanto que asumen la agenda de grupos de poder, empresarios y contratistas, no de la ciudadanía de a pie.
En buen momento tomamos la decisión de no acompañar a Claudia López cuando pusimos por encima la coherencia, el programa de gobierno. De no ser así, estoy seguro, habríamos enterrado el proyecto progresista en Colombia y de acariciar la posibilidad de ser gobierno en el 2022.
El engaño de Claudia es una advertencia para las elecciones presidenciales del 2022. Harán lo mismo: hablarán de propuestas progresistas, repetirán nuestros discursos, dirán que son ambientalistas, hablarán de política social, todo el show, pero con la intención de llegar a gobernar con la agenda neoliberal y favorecer a los poderosos de siempre como lo hace hoy Claudia. Ojo con el 2022, el neoliberalismo salvaje en tenis se prepara para un nuevo engaño al país, con la misma receta que utilizaron en Bogotá y una abultada chequera en publicidad.
Un mínimo de honestidad intelectual de los que se dicen querer a Bogotá debería abrir el debate sobre las profundas inconsistencias de la gobernanza de Claudia López. Ella debe recordar al profesor Antanas Mockus: no todo vale. Y yo hoy repito lo que dije aquel 27 de octubre: hay derrotas que son más dignas que una victoria.
*Columna tomada de El Espectador por autorización del autor.