sábado, junio 29

Los triunfos y las derrotas de un gabinete se asumen en equipo

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho R.

La gran desgracia de Colombia es que los mafiosos adquirieron un espíritu político y una parte importante de los políticos adquirieron un espíritu mafioso. Por eso ha sido imposible, hasta ahora, romper los lazos entre políticos y mafiosos.

León Valencia en entrevista con Cecilia Orozco para El Espectador, cuya lectura recomendamos.

Parece que a los adversarios del Gobierno no les ha salido tan bien su propósito de tirarse las buenas iniciativas y obras del gabinete. Además de la aprobación en último debate de la reforma pensional –a la que dedicamos nuestra pasada columna– el Gobierno asestó varios golpes que llevan a concluir, a diferencia de lo que opinan algunos tertulianos en la radio, que la segunda legislatura fue mejor que la primera, aún con mayorías estrechas y una oposición renovada e impulsada por no pocos mandamases de la economía y la prensa.

Entre el 20 de junio de 2023 y el 20 de junio de 2024 el Gobierno impulsó con éxito, por mencionar algunos, el proyecto de reforma laboral que pasó a segundo debate; el acto legislativo para crear una jurisdicción agraria en cumplimiento del acuerdo de paz; la ley que prohíbe las corridas de toros, causa debatida por años en el legislativo sin éxito; el mayor cupo de endeudamiento en la historia, entre otros. A la par de estos triunfos hubo un par de fracasos que, aunque desafortunados, dejaron en evidencia el poder del Gobierno incluso al margen de acuerdos partidistas: véase por ejemplo el trámite de la reforma a la salud, quizá la más contenciosa del paquete legislativo del Gobierno, la cual alcanzó su tercer debate y feneció por diferencias irreconciliables con el texto que venía de la plenaria de Cámara. En suma del aprendizaje que deja cualquier fracaso, este trámite sentó las bases para un diálogo célere y eficaz con los actores interesados, pues sabido es que en ambas cámaras hay ambiente para una iniciativa de reforma al sistema de salud. 

Es suficiente motivo para alegrarnos constatar el fracaso de las movidas dilatorias e intentos por suprimir el debate parlamentario que lideraron los adalides –y peores exponentes– de la oposición. Sabemos, eso sí, que tras el receso legislativo volverán con las mismas ‘jugaditas’, con igual astucia e incluso con mayor persistencia, pues ya estarán haciendo cuentas para las elecciones 2026. Por lo pronto se quedaron “con los crespos hechos”.

Sea la oportunidad para reconocer a quienes estuvieron detrás de estas iniciativas, en su mayoría exitosas y unas cuantas frustradas, pero todas atribuibles al gabinete: por su persistencia en el debate y en la posibilidad de consensos felicitamos al señor ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, quien ha hecho gala de sus conocimientos como exparlamentario; al igual que su colega en el gabinete y admirada por los autores, la señora ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, una líder como pocos que se perfila como protagonista en la izquierda para las próximas elecciones. Por oportuno y por ser un justo reconocimiento a su trayectoria nos permitimos recomendar la lectura de un artículo publicado en el diario de El País –por supuesto que no el de Cali– en el que se examinan “las claves del éxito de Gloria Inés Ramírez” y que son tres palabras fáciles de pronunciar, pero complejas de llevar a la práctica: “escuchar, ceder y acordar”.

Por último, reconocemos que hubo una derrota sensible en el Congreso que debe llamar a la reflexión del Gobierno sobre el acompañamiento a las iniciativas legislativas del gabinete. Nos referimos al hundimiento del proyecto de ley estatutaria de educación. Aunque es una buena nueva que la Ministra ya tenga un borrador concertado con Fecode para presentar en el siguiente periodo de sesiones, lo cierto es que el Gobierno pecó por confiado y dejó pasar una proposición aditiva que suscitó la crisis y posterior archivo de la iniciativa. Acertó el Ministro del Interior en no insistir en la adopción de esta iniciativa con la modificación de la oposición, pero queda un sinsabor entre una población clave para el gobierno: los maestros. Quedan dos años para recuperar su confianza y refrendar el apoyo de los sindicatos de profesores que ha sido fundamental para la izquierda democrática.

Hasta la próxima semana.

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