Por: Victoria Sandino, senadora de la República y firmante del Acuerdo de Paz.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Federico García Lorca
¡Estoy muy feliz, me falta ropa verde para seguir celebrando! Esta semana la Corte Constitucional finalmente avanzó en reconocer desde el Estado y levantar lade aquello que desde hace miles de años las mujeres hacen de diferentes formas, a voces, por susurros de generación en generación, que no siempre podían hacer en condiciones antisépticas poniendo en riesgo sus vidas. Hablar de aborto en Colombia es ahora un debate de salud publica y no del ámbito penal.
Esta decisión de la Corte fue la respuesta a dos demandas interpuestas en 2020 que solicitaron declarar inconstitucional el artículo 122, una por el abogado Mateo Sánchez y la segunda por el Movimiento Causa Justa. Ambas respondieron a un recurso de los movimientos antiderechos que buscaban retrogradar lo avanzado en la sentencia C-355 de 2006 que permitió el aborto en tres causales, pero no se quedaron allí sino que solicitaron a la Corte ampliar este derecho para que se ejerza de manera libre. Así se abrió el camino para que la Corte decidiera dar este salto al futuro para las mujeres colombianas.
La Corte instó al Congreso de la República a reglamentar el derecho del aborto y este será otro reto enorme que el próximo Congreso debe asumir sin los miedos y dogmas que le han impedido reglamentarlo durante todos estos años. Y por supuesto: sin convertir esta obligación en una oportunidad para retroceder. Confiamos en que la Corte será guardiana de los derechos de las colombianas.
No podemos dejarnos encasillar en la discusión que los antiderechos tratan meter al país, en donde señalan que el aborto antes de este avance de la Corte no exisistía. ¡Claro que existía! como asunto de clase, donde las mujeres ricas lo podían hacer de forma segura y muchas de las pobres murieron intentándolo. Por ello también es necesario reconocer la labor de aquellas fundaciones, organizaciones, colectivos y profesionales de la salud que hicieron todo lo posible por garantizar el aborto libre, seguro y digno para las mujeres que no contaban con los recursos para realizarse un aborto seguro.
Tratar el aborto desde una perspectiva de salud pública es un avance para asumirlo desde la garantía de derechos: el dercho de las mujeres a la autonomía, bienestar y salud. Según el Observatorio de Salud Pública y Epidemiología de los Andes, en 2021, las barreras para acceder a abortos seguros son una de las causas que provocaron la muerte por hemorragias a 405 mujeres. Con la decisión de la Corte estos procedimientos se realizarán con todas las medidas y seguimientos médicos y esperamos que no mueran más mujeres por interrumpir voluntariamente su embarazo.
Según el DANE, el año pasado 886 niñas menores de 14 años tuvieron un embarazo no deseado. Estoy convencida que tenemos que transformar esta realidad y el aborto es una herramienta que debe complementar la educación sexual y el acceso sin barreras a métodos anticonceptivos. Es por ello que radiqué el proyecto de ley 070 de 2021 #AntconcepciónSinBarreras, que busca eliminar las barreras que hoy existen para que las personas accedan a los métodos que más les convengan. Todavía nos quedan estos retos, así como garantizar que el aborto ahora reconocido como un derecho se pueda ejercer sin barreras y en las mejores condiciones para todas las mujeres que así lo decidan.
Que alegría que en Colombia muchos más niños y niñas sean fruto de familias que les desean, que alegría es que las familias sean por decisión, entornos protectores, que garanticen sus derechos. Este es un primer paso para que ese sea el futuro de todos los niños y niñas. La realidad en Colombia es otra: a finales de 2021 más de 4 mil niños, niñas y adolescentes buscaban tener una familia.
Este es un triunfo del movimiento de mujeres, no solo del que estuvo exigiendo el derecho a decidir sobre sus cuerpos bajo la lluvia y el sol en las calles. También es un triunfo de las generaciones de mujeres que hoy ya no están, pero que su legado de lucha trascendió los años. A todas ellas: ¡Gracias!
Mujeres: tenemos que seguir creando y fortaleciendo escenarios organizativos. Esta es una victoria que reconoce nuestro derecho a decidir, pero la lucha por una vida libre de violencias, por participación política, por la equidad, sigue vigente. Por lo pronto sigamos celebrando, ¡que siga subiendo la marea verde por toda América Latina y el mundo!