La red de monitoreo del aire de Bogotá – según el indicador IBOCA- ha venido reportando durante toda la semana condiciones regulares (amarilla) y dañinas para la salud de grupos sensibles (naranja) en varios puntos de la capital.
A pesar de la alerta amarilla emitida por la Secretaría de ambiente, las restricciones de movilidad implementadas por la Alcaldesa Claudia López y el cese de emisiones industriales debido a los protocolos frente a la pandemia del coronavirus, la calidad del aire no presenta significativas mejoras.
Paradójicamente, la responsabilidad de la mala calidad del aire en Bogotá se le atribuye a los grandes aparadores de tierras capaces de ocasionar más de 20 incendios forestales simultáneos que están destruyendo la Orinoquía, hogar de los Nukak Makú.
La quema de importantes áreas de bosques ha ocasionado una potente entrada de material particulado, generando una bruma sobre Bogotá, factor que ha incrementado significativamente los niveles de contaminación en la atmósfera de la ciudad en los últimos días en la capital colombiana.
La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), a través de un sobrevuelo por el Guaviare, Caquetá y Meta registró desgarradoras imágenes de grandes extensiones de bosque talado y quemado.
Según el Director de la (FSDS), la tragedia alcanza una magnitud descomunal. Las llamas están arrasando con aproximadamente 630 especies de flora y con la vida de animales como: nutrias, monos, tigre mariposo, garzas, loros, guacamayas, jaguar americano, puma, venado colorado, tigrillo, patos, entre otras especies.
Ambientalistas y líderes políticos de oposición al gobierno han señalado que detrás de la fiebre por estas tierras se esconden distintos tipos de intereses que van desde grupos económicos y financieros nacionales quienes desarrollan negocios agroindustriales de palma africana, ganadería extensiva y minería; hasta grupos al margen de la ley como los son el Clan del Golfo, disidencias de las FARC y el Cártel de Sinaloa dedicados a la siembra y tráfico de cocaína.
Hasta el momento en la capital colombiana no se han podido levantar las alertas frente a la calidad del aire. “Como lo ha dicho la alcaldesa en varias ocasiones: hay tres factores que ponen en riesgo la salud de los ciudadanos: la posibilidad del Coronavirus, los picos de lluvias y la mala calidad del aire”, manifestó la secretaria de Ambiente.