Por: Alexander Arteaga
Hernández
Los productores bovinos en Colombia han tenido prioridades según el momento, en el marco del conflicto armado colombiano veían como prioridad la seguridad, por tanto, percibieron en la política de seguridad democrática de Álvaro Uribe la bandera del sector ganadero. La polémica política de Uribe Vélez tal vez mejoró la seguridad de las y los ganaderos, aunque de forma parcial y con afectaciones en otros sectores. Lo cierto es que hoy la inseguridad sigue en el campo colombiano y va en aumento, la confrontación armada no da resultados y se vuelve necesario plantear nuevas estrategias.
La seguridad sigue siendo un problema sin resolver, pero en el momento actual no es la única bandera. Si priorizamos aspectos urgentes como el crecimiento de la producción nacional, lo que implica la lucha contra el cambio climático, la pugna por la sanidad animal y la industrialización del sector agropecuario y, en esa medida, podríamos encontrar posibles soluciones al problema inicial, la inseguridad y la violencia.
La campaña de Gustavo Petro y Francia Márquez, en mi concepción, es la que más representa y le conviene al sector ganadero en Colombia. El cambio climático es quizá el enemigo número uno que tiene la ganadería colombiana, en algunas subregiones por inundaciones, otras por sequía o por las heladas, lo cierto es que el programa “COLOMBIA POTENCIA MUNDIAL DE LA VIDA” es propuesta líder en la lucha contra el cambio climático, con un plan al rededor del agua, que plantea una apuesta fundamental por la seguridad y soberanía hídrica.
La intervención exagerada del ser humano sacó a los ríos de su cauce, desencadenando inundaciones que están afectando no solo la producción bovina, también la vida de las y los colombianos. La propuesta del gobierno para el cambio es recuperar el espacio natural del río y sus condiciones naturales, descontaminar sus aguas, pero también restablecer la conectividad con las ciénegas y humedales.
En la actualidad, los defensores del modelo neoliberal aceptan su fracaso, quienes impulsaron los Tratados de Libre Comercio (TLC) han salido a protestar por las desventajas en la industria lechera, golpeada por la importación de leche en polvo desde Estados Unidos, al mismo José Félix Lafaurie le tocó alzar la voz. El programa de Gustavo Petro revisará los TLC y las condiciones de inversión extranjera para proteger la economía nacional.
Otro de los problemas de la ganadería que hoy afecta tanto a pequeños, medianos y grandes productores es el fenómeno del abigeato, descargar la Policía Nacional de funciones exclusivas de las fuerzas militares, cómo lo plantea el programa de gobierno de Petro y Francia posibilitará una mejor atención de las instituciones, articulando con las comunidades y creando una seguridad construida desde los territorios.
Hoy los Grupos Armados Organizados (GAO) tienen características y formas de operar diferentes a las de las insurgencias, esa lectura la ha sabido interpretar la candidatura del Pacto Histórico.
La sanidad animal no es menos importante, el desgastado discurso contrainsurgente se debe sustituir por problemas más concretos, por ejemplo, focalizar la adquisición de un mejor estatus sanitario, lograr que la totalidad del territorio nacional sea libre de aftosa sin vacunación, esas apuestas serían una contribución para la seguridad y soberanía alimentaria del país, permitirían alcanzar nuevos mercados internacionales, además de aportar a la salud humana desde el enfoque One health.
El plano internacional también juega un papel importante en el debate político alrededor de la ganadería bovina, el proyecto de integración regional, apuesta de Gustavo Petro y el progresismo, es quizá una oportunidad para aumentar la colaboración con los pueblos hermanos de América del Sur y el Caribe, sobre todo con países de avanzada en el sector pecuario cómo la Argentina de Alberto Fernández y Brasil en un posible gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Es una urgencia transitar de la hacienda informal a la empresa ganadera, de esa forma se lograría una verdadera productividad y se mejoraría la calidad de vida de las y los trabajadores pecuarios, por lo cual, se les debe garantizar la formalización laboral.
Los productores deben estar a la altura de reconocer el programa que más les conviene, sin sesgos ideológicos, sin rencores, con inteligencia y grandeza.