Los Foo Fighters son rock and roll en el más estricto sentido de la frase. En Bogotá lo demostraron y con un estruendoso espectáculo, que estuvo marcado por la sintonía entre Dave Grohl y el público, encandilaron a los más de 40.000 asistentes.
Pese al frío y al amague de lluvia que hubo, la gente comenzó a tomar asiento desde temprano y a esperar el espectáculo principal, el de la banda de Seattle.
Algunos extranjeros llegaron con banderas de Panamá, Perú y Venezuela, mientras que los locales ondearon la tricolor colombiana. Las chaquetas de cuero y las camisetas de la gira predominaron en un estadio repleto de aficionados de todas las edades.
Los primeros en salir al escenario fueron los Tenacious D, que bajo el liderazgo de Jack Black y con un castillo de fondo comenzaron a animar al público con algunos de sus temas más reconocidos como “Sax-a-boom” y “The metal”.
Para el cierre de su puesta en escena interpretaron su canción más reconocida: “Fuck her gently”, con la que se despidieron en medio de los gritos ensordecedores del público que con el paso de los minutos fue colmando las tribunas del estadio El Campín.
El turno luego fue para Weezer, que cautivó al público desde el primer momento cuando puso a sonar las notas de “Buddy Holly”, un himno que levantó de su puesto a quienes estaban sentados y los puso a cantar.
“Buenas noches, parceros”, dijo Rivers Cuomo, el alma de la banda, con un fluido español en medio del júbilo de un público que respondió saltando, gritando y bailando.
El vocalista de la banda californiana se ganó al público con sus frases en español como “Colombia es una chimba” y “Sumercé, ¿se le ofrece algo?”, que sacaron a relucir las sonrisas de los asistentes.
En su espectáculo de casi una hora Weezer cantó éxitos como “Island in the sun”, “Beverley Hills” y “Say it ain’t so”, con la que se despidieron en medio de aplausos.
El momento más esperado de la noche llegó de la forma más sorpresiva. Las luces aún seguían encendidas y los aficionados estaban ansiosos cuando Grohl, sin mediar palabra, entró corriendo y tocando la guitarra.
Detrás de él ingresaron los otros cinco miembros de la banda y las primeras notas de la noche comenzaron a retumbar en El Campín.
La conexión fue inmediata con el público y se ahondó cuando Grohl empezó a cantar las primeras frases de “The Pretender”.
“Keep you in the dark you know they all pretend. Keep you in the dark and so it all began”. Esa afirmación resonó y fue un preludio de lo que presentó la banda en Bogotá.
La noche siguió y el concierto vivió uno de sus momentos más especiales cuando el riff de “The sky is a neighborhood” sonó, pues de inmediato los asistentes sacaron sus móviles y encendieron las linternas para alumbrar el estadio.
Con el ánimo a tope, el vocalista de los Foo Fighters cedió el protagonismo a Taylor Hawkins, vestido con una camiseta de Eddie Van Halen, cuya batería se elevó por lo alto como un resorte y desde arriba, allá donde todo el mundo lo veía, tocó un solo con el que se llevó los aplausos de un público entregado.
“Tenacious D habló en español, Weezer habló en español. Pero nosotros no hablamos en español, somos los Foo Fighters”, dijo Grohl, tras lo que soltó una carcajada que contó con la complicidad de los fanáticos antes de empezar a cantar “These days”.
En medio de la alegría generalizada, Grohl y Hawkins intercambiaron roles. El líder de la banda volvió a la batería como en sus épocas con Nirvana, mientras que su compañero puso a la audiencia a replicar sus gritos, como lo hizo Freddie Mercury en el Live Aid.
Allí comenzaron a tocar “Under Pressure”, la legendaria colaboración de 1981 entre Queen y David Bowie, que mantuvo arriba el ánimo de los asistentes.
Para el cierre, los Foo Fighters guardaron algunos de sus mayores éxitos como “Wheels”, que hizo que los aficionados volvieran a iluminar el escenario; “Best of you”, cuya letra fue gritada por el público, y “Everlong”, el clásico que completó el ciclo de una noche que el mismo Grohl prometió repetir lo más pronto posible.