domingo, diciembre 8

En la mina del béisbol colombiano sueñan con seguir los pasos de Gio Urshela

por Juan Sebastián SERRANO
El equipo infantil en el que juega Diego Camacho viste un uniforme similar al de los Bravos de Atlanta. Pero el corazón de este niño, que a diario entrena en la ciudad colombiana de Cartagena, está lejos de latir por la novena de Georgia.

“En la pared de mi cuarto tengo colgado un afiche de los Yankees”, aclara orgulloso el pelotero de doce años.

El responsable de su afición al equipo neoyorquino jugaba hace unos años en los mismos diamantes calurosos y polvorientos donde ahora compiten él y los infantes de los Braves de Cartagena: Giovanny Urshela.

La imagen del tercera base cartagenero empujando cuadrangulares con el uniforme más famoso de las Ligas Mayores de Béisbol (MLB) de Estados Unidos ha sido retransmitida durante el verano por la televisión local.

Y, mientras esperan su turno al bate en un ‘dugout’ hirviendo y a medio pintar, buena parte de los 15 Braves lamenta la derrota yankee la noche anterior ante los Dodgers de Los Ángeles.

El colombiano de 27 años es la inspiración de la mayoría de jugadores de los Braves -que compiten en la liga departamental con otras 24 novenas- para salir de la pobreza en una ciudad turística por excelencia pero profundamente desigual.

“Le están apostando a que puedes tener la oportunidad de ir a las Grandes Ligas y pasar a una mejor vida económica”, dice Miguel Teherán, primer entrenador de Urshela y mánager de los Braves.

Teherán ha dedicado 34 de sus 53 años a formar talentos en los barrios marginales de Cartagena, donde surgieron glorias del béisbol colombiano como su sobrino Julio Teherán y Orlando Cabrera.

“Urshela está mostrando calidad, sí. Pero además son los Yankees, la vitrina más grande que tiene el mundo”, anota.

– Pasión que revive –

El desempeño de Urshela ha revivido el interés por el béisbol en Colombia, rendida al ciclismo y el fútbol.

La pelota caliente ha quedado relegada al Caribe pese a haberle otorgado a los cafeteros uno de sus primeros triunfos deportivos: en 1947 la selección colombiana ganó como local, por primera y única vez, la Copa Mundial de béisbol.

Pero la llegada de “Gio” a los Yankees permitió que este deporte recuperara algo del terreno ganado en los noventa y principios del 2000 con los hits del barranquillero Édgar Rentería, único colombiano en ponerse dos anillos de campeonato.

El cartagenero ha conectado 20 cuadrangulares -récord colombiano en la MLB- que fueron vitales para que los neoyorquinos lograran su primer título divisional desde 2012. Ahora, desde el 1 de octubre, pelearán por la Serie Mundial, y “Gio” por ser el cuarto colombiano en anotarse una.

“Cuando yo comencé en esto, por allá en el 86, se decía que el béisbol era para los negros y los pobres. Yo quería cambiar eso”, evoca Tito Quintero, el cazatalentos que descubrió a Urshela.

Además de identificar “unas manos privilegiadas y un brazo potente” en el pelotero de la casaca 29, Quintero halló a un jugador que rompía el molde: a diferencia de la mayoría de peloteros colombianos, provenientes de hogares pobres, “Gio” era de clase media.

Urshela tuvo la suerte de que sus padres -el contador Álvaro y la auxiliar administrativa Uldy- respaldaron su apuesta por la pelota caliente.

“A principios de 2008 dijimos (a Giovanny): o estudias o juegas béisbol(…) y el se va por el béisbol”, recuerda Álvaro, sentado en la sala de su casa en Cartagena.

– Camino tortuoso –

La apuesta de abandonar la escuela rindió frutos pero el camino fue tortuoso. Tras firmar con los Indios de Cleveland en julio de 2008, a los 16 años, Urshela emprendió un difícil ascenso por cuatro equipos filiales antes de debutar en las Grandes Ligas en 2015.

En la gran carpa tuvo pasos discretos por Cleveland y Toronto. Y en agosto de 2018 fue intercambiado a los Yankees. “Estaba muy contento, siempre le ha gustado esa franquicia”, recuerda su papá.

Aunque, sobre el papel, no tenía lugar en la formación neoyorquina, varias lesiones empujaron al entrenador Aaron Boone a darle apariciones. En Nueva York Urshela ha aumentado su promedio de bateo hasta un remarcable .325, que lo ha convertido en la revelación de su novena esta temporada.

“‘Gio’ ha pasado por muchos altibajos, pero hay algo que él siempre ha dicho: Yo nunca bajé la cabeza”, afirma Álvaro.

Según Quintero, el béisbol en Colombia -como otros deportes- se practica “con las uñas”. La disciplina no hace parte del currículo de las escuelas públicas y los implementos que usan los jugadores de los Braves son fruto de colectas.

“Cuando uno llega donde una familia está solucionándole buena parte de su vida económica”, asegura el cazatalentos, que trabaja para los Atléticos de Oakland.

Quintero sostiene que un contrato con una franquicia puede significar mínimo 100.000 dólares para la familia de un juvenil. Pero, según sus cálculos, solo uno de cada 100 jugadores contratados llega a debutar en la MLB.

De los 750 beisbolistas en Grandes Ligas, actualmente solo diez son colombianos.

El entrenador Teherán da fe de la complejidad de estrenarse en la gran carpa. A los 17 años firmó un contrato con los Cardenales de San Luis pero una lesión truncó su carrera. Ahora deposita sus esperanzas en su hijo Jhosman.

“Estoy muy ilusionado con él porque tiene el biotipo y muestra habilidades. Esperemos que, Dios mediante, llegue a ser un pelotero de Grandes Ligas”.

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