lunes, febrero 10

El TEMBICI ¿UN TRANSMILENIO EN DOS RUEDAS?

Parte 3. Las bicis de los banqueros brasileros

Continuemos con la consultoría de la C-40 y GIZ. Según palabras de Deyanira Ávila, Subdirectora de la Bicicleta y el Peatón en la Secretaría de Movilidad de aquel momento (hoy Secretaria de Movilidad), este informe técnico concluía que en Bogotá el sistema de bicicletas debía establecerse en el borde oriental de la ciudad; que serían al rededor de 3.000 bicicletas compartidas que beneficiarían a las localidades del centro ampliado: Teusaquillo, Chapinero, Barrios Unidos y Usaquén. Es decir, en total contravía con los estudios poblacionales y los resultados de la encuesta de movilidad 2019 que ya mencionamos.

Deyanira Ávila Moreno, Secretaria de Movilidad de Bogotá.

 Nicolás Estupiñán, Exsecretario de Movilidad.

El argumento principal que esgrime la doctora Deyanira en medios de comunicación, es que “Se determino mediante un estudio técnico que existe una población potencial para pagar una tarifa para este tipo de servicio de micro movilidad”. Es decir, el criterio principal para la formulación de un proyecto de esta envergadura no fue “quién necesita el servicio”, sino “quién lo puede pagar”.

El Tembici, además, es un proyecto de concesión llave en mano, es decir, el concesionario pondrá absolutamente todo: la infraestructura de estaciones, bicicletas, talleres ambulantes de mantenimiento y, a parte de todo, lo opera. Según la Dra. Deyanira, “este es un buen negocio para Bogotá, porque el distrito no pondrá un solo peso”, lo que no le dicen a Bogotá es que este negociazo puede dejarle al operador privado ingresos brutos anuales de más de $8.600 millones de pesos (solo en tarifas), es decir alrededor de $64.800 millones de pesos en los 7 años y medio de la concesión, donde Bogotá solo se quedará con una retribución en “especie” y que esta retribución estaría representada en estaciones de bicicleta por un costo estimado de $10.500 millones de pesos; es decir, Bogotá solo se queda con un poco más del 16% que Tembici estaría recaudando. ¡Qué gangazo!

En este contexto, la alcaldesa persiste en llamar “público” a un sistema que no nos pertenece, ni que nos genera plusvalía. Etiquetarle “publico” es endulzar con caramelo un negocio redondo destinado a un tercero. Pero,

¿Quién es ese tercero?

Tomas Martins, CEO Tembici; George Hodgson, embajador de Reino Unido; Claudia López, alcaldesa de Bogotá; y Deyanira Ávila, secretaria de Movilidad. Lanzamiento de Tembici Bogotá.

Pues ni siquiera es una firma Colombiana, el único oferente en la licitación de 2021 fue la firma brasilera M1 Transportes Sustentaveis LTDA, cuyo representante legal en Colombia es Mauricio Serrano Goy y su CEO es Tomas Petti Martins, quienes llevan más de 10 años promoviendo sistemas privados de bicicleta por latinoamérica bajo la marca Tembici y en una estrategia de expansión global liderada por la compañía mundialmente conocida Public Bike System Company (PBSC) de origen Canadiense y que actualmente tiene rodando bicicletas en 46 ciudades del mundo.

Hoy Tembici opera el sistema de ocho ciudades Brasileras, Bikesantiago en Santiago de Chile, también el Nordelta de Tigre – Argentina y EcoBici de Buenos Aires. Este último sistema que era estatal y gratuito, sufrió la privatización en 2019 y quedó a cargo de Tembici, un cambio drástico que despertó malestar en la comunidad porteña y organizaciones sociales quienes posteriormente denunciaron el incumplimiento de hasta 44 clausulas del contrato original, entre ellas la fijación de publicidad en espacios no permitidos, la falsa espectativa de duplicar el numero de bicicletas de 2.000 a 4.000 unidades y un nuevo sistema tarifario que no le puede competir a la bicicleta personal. Esto terminó en que la ciudad de Buenos Aires decreció de 8.000 viajes diarios en el Sistema Público de Bicicletas a solo 2.000 en 2021.

La “sostenibilidad” un negocio sobre ruedas.

Sin embargo estos tropiesos no le impiden a la exitosa promotora de bicicletas Tembici a persistir en su agenda verde sobre ruedas en Latinoamerica, pues en la nueva era de la sostenibilidad, de la adaptación al cambio climático y de las ciudades cuidadoras, la bicicleta se convirtió en un caballito muy rentable. Claro está, en esta cabalgata Tembici no ha estado sola. Para Bogotá, los patrocinadores y principales inversionistas son Mastercard, la proveedora de gas natural Vanti que es dominada por la megafirma canadiense Brookfield con el 54,9% de las acciones y que ya en 2016 se había quedado con el 57,6% de ISAGEN en el gobierno Santos. El tercer patrocinador es una fiel escudera financiera que ha caminado de la mano de Tembici por más de 10 años: el banco ITAÚ también de Brasil.

Es preciso hacer hincapié que en Colombia el Banco Itaú fue recientemente demandado junto a otras entidades financieras por $415 mil millones por las garantías bancarias falsas en el caso de corrupción de los $70 mil millones perdidos de Centros Poblados del MinTIc. Además, en 2016 cuando estalló el escándalo de corrupción de Odebrecht, Itaú se vió envuelto al prestar más de $117 mil millones a la constructora brasilera, dinero que se convirtió luego en sobornos para hacerse con el contrato del proyecto Ruta del Sol II.

Así las cosas, no sorprende entonces que el banco Itaú tenga enredos similares en otros paises. Según reveló el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) en septiembre de 2020, la oficina Financial Crimes Enforcement Network (FinCEN) que depende del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, denunció el hallazgo de más de 2.100 reportes de actividades sospechosas (Suspicious Activity Reports, SAR), actividades de lavado de activos por varias corporaciones financieras mundiales entre el año 2000 y 2017. En dicho documento Itaú Corpbanca Colombia aparece mencionada 12 veces en las operaciones sospechosas de lavado de activos entre 2012 y 2013. Según el informe, las operaciones tuvieron múltiples origenes desde Helm Bank en EEUU hasta bancos en Grecia, Rusia y Chipre. En total fueron 63 transacciones, de ellas, 21 transacciones fueron a parar a cuentas de Helm Bank en EEUU por casi US$ 1 millón. Mientras que 42 transacciones se hicieron con destino a Ecuador por US$ 2,2 millones, al Banco Pichincha y al Banco Internacional.

Pero los casos no paran. En Brasil, en octubre de 2019, la investigación anticorrupción del caso Lava Jato halló que el Banco Itaú había facilitado transacciones ilegales por valor de US$16,4 millones para sobornos y, por si fuera poco, el 29 de octubre de 2020, el diario paraguayo Última Hora anunció que el Banco Central del Paraguay (BCP) impuso una multa de US$9,64 millones al Banco Itaú por infringir las leyes contra el lavado de dinero en agosto de 2020. Esto sin contar con los escandalos del caso Petrobras en 2014 en que Itaú se vio vinculada junto a otras entidades bancarias al lavado de US$ 4.391 millones.

Sin embargo, estos antecedentes no son impedimento suficiente para que la alcaldesa Claudía López le ponga el llamativo logo naranja de uno de los bancos más cuestionados por lavado de activos y corrupción en latinoamérica a un lote de las 3.300 bicicletas de Tembici en Bogotá.

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