Bernarda cuesta
Alexandra corrales
Palmira, Valle del Cauca
Junio 02 de 2021
En el marco del PARO NACIONAL COLOMBIANO 2021, los jóvenes han sido los actores protagónicos; de igual manera, han sido las principales víctimas de los excesos de las fuerzas violentas y represivas del gobierno, ya que han sido perseguidos, hostigados, apaleados, mutilados y asesinados.
Y, aun así, ahí están nuestros jóvenes, en los espacios que ellos mismos han denominado PUNTOS DE RESISTENCIA, esperando ser escuchados, que sus ideas y sus peticiones sean tenidos en cuenta en los espacios gubernamentales para que haya una verdadera inclusión. A estos jóvenes los revictimizan mal
llamándolos NI-NI (ni estudian, ni trabajan), de igual manera con el pasar de los días y la manipulación de los medios de comunicación al servicio del gobierno, para muchas personas pasaron de ser los héroes del paro a los vándalos del paro, como una forma de criminalizarlos y estigmatizarlos aún más. Pero esos calificativos despectivos de NI-NI o vándalos están por fuera de la realidad, estos son los jóvenes sin oportunidades, sin espacios reales de participación, los abandonados por el estado, que por esta coyuntura de paro nacional se han sentido parte de esta sociedad, han recibido el aplauso, se han sentido reconocidos y su sentir es que están ayudando a cambiar este país y a cambiar una clase política corrupta y elitista que no los representa ni a ellos ni a sus luchas.
En los puntos de resistencia, los jóvenes han recibido el apoyo popular y con el esfuerzo de muchas mujeres voluntarias se han conformado las OLLAS COMUNITARIAS como lugares de acogida para la alimentación de jóvenes, artistas, cantantes, teatreros y músicos entre otros sectores que se han sumado a este paro nacional para que así, tengan garantizadas sus 3 comidas diarias; que según cuentan muchos, hacía rato no tenían en sus casas. Estas ollas comunitarias no solamente han servido para fortalecer la lucha de nuestros jóvenes en las calles, sino también, con una herramienta organizativa y de visibilización.
No podemos olvidar que le debemos a nuestros jóvenes los logros que hasta hoy ha tenido el PARO NACIONAL 2021. Dichos logros los podemos visibilizar en el entorno político con el retiro de reformas y renuncias de altos funcionarios. Creemos que el principal logro ha sido el sensibilizar a muchas personas sobre lo que pasa en el país, han logrado que renazca la solidaridad, la unión y la empatía. Han logrado lo que desde hace tiempo se ha intentado desde programas sociológicos y psicológicos: PACTOS DE PAZ autogestionados, entre las barras de futbol, entre parches o bandas, se han podido superar barreras invisibles solo para estar unidos en el paro nacional y poder apoyar esta causa que es del pueblo, han logrado que los jóvenes tengan más conciencia política, que se interesen por la realidad nacional, han preferido ver completas las largas plenarias del senado a la celebración de partidos de futbol.
Pero ahora que empiezan el desmonte de los bloqueos, nos preguntamos ¿Volveremos a la normalidad? ¿A la normalidad del hambre? ¿Volveremos a la normalidad del estigma y el rechazo?
La sociedad debe incidir en el futuro de estos muchachos, no podemos permitir que la protesta social sea criminalizada, que sigan siendo víctimas de la falta de acceso a la educación pública de calidad, víctimas del desempleo, debemos buscar mecanismos para garantizar su seguridad alimentaria y el goce pleno de sus derechos a una vida en condiciones de dignidad.
Esta es una invitación para arropar a nuestros jóvenes, no podemos permitir que salgan de las barricadas como llegaron, frustrados, excluidos y con hambre, que salgan para ser judicializados, amenazados, ajusticiados o desaparecidos.
Vemos LA OLLA COMUNITARIA como una herramienta de movilización, la comida como un elemento de unión, elemento de confluencia y solidaridad, como Iniciativa popular que incide en la organización y empoderamiento de la comunidad ¡TODOS PONEN TODOS COMEN!
Invitamos a implementar las ollas comunitarias barriales, itinerantes o permanentes como una alternativa popular para continuar en la lucha, en la
defensa de nuestros jóvenes. Es un trabajo de colaboración y empatía, es construcción de tejido social.
La financiación de la olla comunitaria se basa en las cadenas de afecto, en redes sociales, donaciones en especie y efectivo y manos para el trabajo entre otros.
Con esta iniciativa NO solo se busca mitigar el hambre, sino generar espacios armónicos comunitarios que dispongan al dialogo ameno y distensionado, casi festivo, y en ese ambiente tocar temas sensibles acerca de la realidad nacional, generar conciencia política y construir una ciudadanía responsable.
Esperamos que alrededor de las ollas comunitarias se sigan tejiendo lazos de unión y solidaridad que han venido creciendo durante el paro nacional. Que no regresen las barreras invisibles y que por el contrario se visibilicen las soluciones para los justos reclamos de los jóvenes que se encuentran movilizados en Colombia.
¡AL CALOR DEL FOGON SE FORJA LA LUCHA!