Por: Rigail D. Romero Martínez
Es difícil de entender como una sociedad bota a la basura 4 años de implementación de un acuerdo de Paz Histórico para Colombia y para la humanidad.
Nuestro país sucumbió ante el miedo y la desinformación permitiendo la llegada al gobierno de un sector que se nutre de la guerra y del terror para mantenerse en el poder. Ese sector político que prometió hacer trizas los Acuerdos de Paz lo único que pudo conseguir fue retrasar dicha implementación pero no acabarla. El Uribismo no tuvo en cuenta que este proceso es de por sí un “Activo Social” del mundo. Por ello, el Presidente Duque desde los primeros días de su gobierno sintió la presión internacional que exigía proteger a toda costa lo que para la humanidad significaba un gran ejemplo de reconciliación que, además, podía servir de inspiración para la resolución de otros conflictos en el mundo.
Los ciudadanos que creyeron la mentira de que nos convertiríamos en Venezuela o que le entregaríamos el país a la FARC o que a nuestros niños los iban a adoctrinar con la ideología de género, inclinaron la balanza para el retorno al poder de los que han representado la política de la guerra estableciendo siempre un enemigo interno. La Plutocracia regalándole a los más poderosos exenciones tributarias que nunca se vieron reflejados en el incremento del empleo, así como la política del menor esfuerzo basado en que nuestros principales ingresos provengan de la explotación de hidrocarburos nos llevaron a vivir cuatro años de atraso truncando la oportunidad de avanzar en la reconciliación nacional que debería ser la base del verdadero desarrollo social y económico del país.
Con la implementación del Proceso de Paz se sentarían las bases de dos puntos claves que ayudarían a retomar la senda del anhelado Desarrollo Económico: la Primera es iniciar una verdadera Reforma Agraria que impulsaría la seguridad alimentaria que hoy por hoy no está en nuestras manos ya que dependemos de la importación de alimentos, que se agrava con el incremento de la devaluación de nuestra moneda con respecto al dólar. Y la segunda, que considero es la más estratégica en el corto plazo: el turismo.
Con el turismo podemos impactar la Balanza Comercial debido a que un turista extranjero en promedio traería al país USD $ 1.461 (Según cifras de FONTUR COLOMBIA) y hoy (2021) nos visitan 2.1 millones de turistas que nos generan ingresos cercanos a US$3.102 millones.
Ahora, siendo realistas, lo que produce el turismo en Colombia está aún lejos de llegar a los US$19.685 millones, cifra reportada en el 2021 por el sector de los hidrocarburos, lo cierto es que la meta de traer 15 millones de turistas/año para ir remplazando este ingreso sería viable con la implementación de la Paz, convirtiéndose sin duda en un gran dinamizador de la economía tanto nacional como regional.
La biodiversidad, dos costas oceánicas, cordilleras, turismo ecológico, turismo cultural, turismo prehispánico, sumado al turismo de salud, podrían lograr un sueño altamente realizable. Solo en el año 2019 el turismo en Colombia rompió record, llegó a 4.515.939 visitantes no residentes que, en mi opinión, es reflejo de la confianza generada por el proceso de paz.
Adelantar esfuerzos para alcanzar resultados de países como España, que en 2019 recibió alrededor de 83Millones de turistas, Italia con 64 millones o México con 45 Millones, siendo este último un gran referente turístico para Colombia, no es descabellada, solo nos confirma que es una industria altamente rentable y sostenible.
A lo mejor no se trata de dejar de explotar de tajo nuestros recursos naturales, el desafío para el nuevo gobierno es garantizar en su plan de desarrollo la infraestructura necesaria para recibir el número de turistas proyectado e ir preparado a la nación para no depender únicamente de los combustibles fósiles, porque es claro que ese sector económico no genera valor agregado y de ninguna manera nos representa desarrollo.
La implementación del proceso de paz es clave para el real dinamismo que necesita la Nación. La Guerra interna, los latifundios improductivos y la dependencia exagerada de la
explotación de minerales son temas que deben empezar a cambiar con el nuevo gobierno.