La construcción de la troncal de TransMilenio por la Avenida 68 en Bogotá ha sido un proyecto marcado por controversias y desafíos significativos. Anunciada inicialmente por la alcaldesa Claudia López, quien en campaña prometió no llevarla a cabo, esta obra ha enfrentado múltiples problemas que han retrasado su culminación y duplicado sus costos.
Recordemos que el proyecto de la Avenida 68 fue contratado en 2020 con un presupuesto de 2 billones de pesos y una fecha de finalización proyectada para 2025. Sin embargo, tras cuatro años, el costo ha aumentado a 4 billones de pesos y la fecha de entrega se ha extendido hasta 2026, con posibles prórrogas adicionales hasta 2028.
En los últimos días, el director del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), Orlando Molano, señaló varios factores que contribuyeron a los retrasos y sobrecostos del proyecto
El funcionario expuso problemas en la adquisición de terrenos necesarios que han causado demoras significativas. Además, denunció problemas de desfinanciamiento, pues la obra se encontró con un déficit financiero mayor al anticipado, aumentando la presión sobre el presupuesto distrital.
A su vez, Molano habló de una desarticulación entre entidades, la falta de coordinación y armonización en los diseños y ejecución entre diversas entidades ha complicado el avance del proyecto.
En enero de 2024, cuando Carlos Fernando Galán asumió la alcaldía encontró el proyecto con solo un 38% de avance, muy por debajo del 70% esperado. Desde entonces, su administración ha trabajado pasivamente para aumentar el progreso al 51.8% en siete meses, pero aún queda un largo camino por recorrer.
Entre tanto, el retraso en la finalización del proyecto no solo afecta a los usuarios del sistema de transporte, sino también a los comerciantes y residentes locales que esperaban beneficiarse de las mejoras en la movilidad. Además, el aumento en los costos implica una carga financiera adicional para los bogotanos, quienes deberán asumir el impacto económico de estos sobrecostos.
Hasta ahora, para enfrentar estos desafíos, el alcalde Galán ha implementado varias medidas, como turnos de trabajo nocturnos y de fines de semana, con el objetivo de acelerar el ritmo de construcción. Sin embargo, los problemas estructurales y financieros heredados continúan siendo un escándalo.