jueves, enero 16

ATI QUIGUA LE QUIEREN REVOCAR SU CURUL EN EL CONCEJO DE BOGOTÁ

LA VIOLENCIA POLÍTICA CONTRA LA MUJER INDÍGENA EN COLOMBIA

POR: SIXTO ALEXANDER QUINTERO ORTEGA

PRAXERE JOSE OSPINO REY

En el día internacional contra la no violencia contra la mujer se lleva a cabo un caso emblemático de las múltiples opresiones que sufren en este país. En este caso del que hablaremos hay intersecciones con los hechos de violencia contra la mujer que provocó crear un día simbólico para evidenciar ante toda la sociedad las aberrantes situaciones que sufren las mujeres en un mundo patriarcal y excluyente. Las hermanas Miraval fueron asesinadas, pero esto fue el último recurso de una dictadura para acallar la lucha política que dignamente ejercían ante la violación de todos los derechos democráticos a los que estaban enfrentados los dominicanos.

Lamentablemente la democracia no nos exime que existan personas queriendo acallar la voz de las mujeres, aún más si son mujeres de los pueblos originarios. La concejal de Bogotá Ati Quigua, Indígena Arahuaca, desde su elección ha venido siendo atacada para que pierda sus derechos políticos para los que fue electa por la población capitalina en razón de la postulación que realizó el MAIS en atención a su trabajo en favor de la vida desde muy joven en el Cabildo Distrital.

Antes de ser posesionada ya recibía demandas por una falsa doble militancia, ¿A qué se debe esto? Sin entender que trabajar desde la cosmovisión y en la circunscripción indígena en pro del agua y el aire limpio para toda la humanidad fuera una forma de militancia prohibida por las leyes Naturales y del Hombre.

Hay elementos profundos y preocupantes detrás de estas querellas, que se vuelve más simbólico cuando el día de mañana, en plena conmemoración del día en contra de la violencia a las mujeres, se llevara a cabo un juicio político para declarar la nulidad de su elección en el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, sin vocación de prosperar puesto que todas las pruebas muestran la contundente verdad que ATI QUIGUA no se encuentra inmersa en causal de nulidad alguna, sin embargo pretenden menoscabar y deslegitimar su voz y voto dentro del Concejo de Bogotá como ya lo han intentado antes con relativo éxito, puesto que durante tres meses la tuvieron sin voto dentro de la Corporación Distrital.

La sustentación es que en las elecciones al congreso de 2018 participó en la Circunscripción Especial Indígena, postulada por la Autoridades Indígenas y coavalada por la Alianza Social Independiente, sin resultar electa o haber ejercido algún cargo directivo en este último partido político. Sus perseguidores político, pretenden ocultar la terminación, con suficiente tiempo de anticipación, de la relación política que existió con la ASI, reconocido así por su Presidenta Nacional y Representante Legal BERENICE BEDOYA en oficios y certificaciones suscritos por ella y allegados al proceso tanto en el Consejo Nacional Electoral como ante los Magistrados del Tribunal Administrativo de Cundinamarca.

Muchos han aprovechado para limitar sus derechos desde su posesión. Durante los primeros 3 meses la mesa directiva le quito la palabra y su derecho a participar en las sesiones, después no se le quería reconocer su posición de bancada por el MAIS, otros concejales hasta quisieron limitar su tiempo de participación. Pero ella dignamente se ha sostenido y ha logrado elevar su voz a pesar de las dificultades que le interponen quienes quieren que ella no continúe ejerciendo y participando para buscar un buen vivir para los Bogotanos.

Su fuerza le ha permitido seguir trabajando a pesar de las adversidades, haciendo debates de control por la situación de abandono que sufren otras comunidades originarias, que se hizo más evidente en estos tiempos de pandemia. Logro también que se incluyera un capítulo étnico dentro del Plan de Desarrollo que respeta y promueve la toma de decisiones por parte de los grupos étnicos de la ciudad, sobre los programas y proyectos que se deben llevar a cabo en este periodo. La última proposición es audaz y necesaria, plantear a Bogotá como una “Hidrópolis”, buscando reconocer al agua como eje fundamental de todas las políticas públicas en la capital, siempre buscando su protección y su justa redistribución sobre los ciudadanos y la madre tierra.

Su palabra es dulce y contundente, ATI QUIGUA ha caminado esta palabra desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta en las calles, ríos y humedales de Bogotá. Mañana tristemente vemos como las fuerzas patriarcales, racistas y enemigas de una verdadera protección del medio ambiente seguirán intentando utilizar las instituciones para generalizar su opresión y seguir llevándonos por una política de muerte. Pero Ati seguirá enseñándonos a resistir, como lo han hecho los pueblos originarios por 500 años. Se han equivocado, esta lucha no se acabe hasta que el sol y la luna dejen de brillar en el firmamento.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *