El pasado viernes 28 de junio, se conoció la trágica noticia del asesinato de Eyber Danilo Poto Pazú, hijastro del viceministro de Pueblos Étnicos, Nelson Lemus. Poto, un comunero del resguardo indígena San Francisco, ubicado en el municipio de Toribío, fue secuestrado el 22 de junio por miembros del Frente Dagoberto Ramos, una facción disidente de las Farc que se autodenomina Estado Mayor Central (EMC).
La noticia del asesinato de Poto fue confirmada por varias fuentes, incluidas la organización indígena Asociación Minga y diversas instituciones gubernamentales. La Asociación Minga expresó su dolor y condena a través de un comunicado en la plataforma X, destacando el compromiso de Lemus con la paz y su rol como líder histórico en Cauca. La organización denunció la falta de compromiso del EMC con el proceso de paz y mostró su solidaridad con el pueblo Nasa.
El Departamento Nacional de Planeación también lamentó el asesinato, subrayando que la vida es sagrada y que la violencia no debe continuar ensombreciendo el camino hacia la paz en Colombia. En su mensaje, expresó su apoyo a la familia de Poto en estos momentos difíciles.
El asesinato ha generado una ola de indignación y repudio en el ámbito político y social del país. El ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Mauricio Lizcano, instó a una pronta investigación para esclarecer los hechos y capturar a los responsables. Lizcano, al igual que otros líderes políticos, enfatizó la importancia de tomar medidas contundentes contra los perpetradores de este crimen.
El director de la Unidad de Restitución de Tierras, Giovani Yule, también se pronunció, destacando que para los indígenas la vida es sagrada y que la memoria de Eyber Danilo Poto debe inspirar la lucha por un país más digno y armonioso. A estas voces se sumaron congresistas y otros actores políticos, como el partido Polo Democrático Alternativo, quienes rechazaron firmemente la violencia y llamaron a una paz verdadera.
A pesar de que las autoridades aún no han confirmado oficialmente la autoría del asesinato, el EMC ha sido señalado como el principal sospechoso debido a su reciente historial de violencia en la región. Hasta marzo, el EMC, liderado por ‘Iván Mordisco’, estaba negociando la paz, pero la división interna del grupo ha provocado una ruptura en el diálogo y un incremento de la violencia en el suroeste de Colombia.