Por: Victoria Sandino.
Me gustan los estudiantes jardín de nuestra alegría,
son aves que no se asustan de animal ni policía.
Hoy se conmemora el Día del Estudiante Caído en memoria de más de 10 estudiantes masacrados el 8 y 9 de junio de 1954, en el régimen de Rojas Pinilla. Ya en el año 1929 habían asesinado a Gonzalo Bravo Pérez, estudiante de derecho que junto a sus compañeros habían salido a protestar contra la masacre de las bananeras, cometida por el ejército colombiano; así que en ese momento, en el 54, los estudiantes marchaban en rechazo del régimen militar y recordando a su compañero Bravo Pérez, cuando el día 8, asesinaron a Uriel Gutiérrez, estudiante de medicina, y posteriormente, el 9, masacraron a una decena de estudiantes más.
El 8 y 9 de junio son fechas que nos recuerdan la rebeldía, la inteligencia, la creatividad y la esperanza del movimiento estudiantil que ha enfrentado de manera digna y persistente, por décadas, la brutal represión del Estado colombiano y sus aparatos policiales.
Yo también fui estudiante y luché por educación pública y vida digna para todos y todas. Desde mis años de lideresa en mi tierra natal mientras estudiaba la secundaria, comencé una lucha en la que he comprometido mi vida y en la que seguiré hasta mi último aliento. Ustedes, jóvenes, hombres y mujeres son inspiración para seguir adelante. ¡Que vivan los estudiantes, jardín de nuestra alegría, son aves que no se asustan de animal ni policía!
La alegría estudiantil ha sido combustible para la larga lucha de nuestro pueblo por vivir en paz y con justicia social. Desde siempre, los estudiantes se han levantado contra el autoritarismo, la represión y las injusticias, manteniendo en alto su consigna: educación pública, gratuita y de altísima calidad con acceso universal. En los últimos años, estas luchas han impulsado grandes movilizaciones estudiantiles, que alientan al conjunto del movimiento social a seguir adelante y a persistir en que las calles son la garantía del cambio.
Así ha quedado demostrado con el Paro Nacional que inició en 2019 y que ha crecido hasta mostrarnos el estallido social de 2021, del que los y las estudiantes también han sido parte esencial. Hoy, en gran medida gracias a esta efervescencia social, se ha abierto también una posibilidad en el marco de lo electoral. Una posibilidad que representa la esperanza para las amplias mayorías empobrecidas de nuestro país
Es la esperanza de avanzar en la conquista de una educación pública, gratuita y de calidad para todos y todas, para darle oportunidades a millones de jóvenes que cada año son arrojados de los colegios a las fauces de la informalidad laboral, del rebusque, de la delincuencia y la ilegalidad, porque el acceso al sistema educativo es un privilegio y porque no tienen otra alternativa.
Estos jóvenes que no han podido estudiar y que no tienen un trabajo también estuvieron llenando masivamente las calles en 2019, 2020 y el 28 de abril de 2022. A ellos y ellas, a ustedes, a quienes se atreven a luchar porque no tienen nada que perder, porque este sistema les ha negado todo, les digo: tienen en sus manos el cambio.
Jóvenes: salgan a votar por la verdadera transformación que se merece este pueblo luchador y vilipendiado por las oligarquías. Ojo: no les estoy diciendo que por votar vamos a dejar de marchar ¡ni más faltaba!. Si un gobierno alternativo gana las elecciones tendremos que seguir en la calle para sostener el triunfo popular y para que no se frustren las promesas de cambio. Ya lo dije: el pueblo en las calles es la única garantía verdadera para las reformas sociales en Colombia.
El Día del Estudiante Caído conmemoramos que, hoy más que nunca, los y las estudiantes y jóvenes están de pie, luchando por un país a la medida de nuestros sueños.