Revelan denuncias que involucran a la Arquidiócesis de Medellín en presuntos pagos para silenciar a víctimas de abusos hechos por curas pederastas.
El periodista Juan Pablo Barrientos publicó en el portal Vorágine las denuncias contra cuatro curas involucrados en los abusos
La primera señala a Roberto Antonio Cadavid Arroyave, de 61 años. Este religioso, según el periodista, es el “pederasta más conocido de Medellín”, ha sido protegido por el actual arzobispo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Tobón Restrepo.
Su víctima, quien no decidió no revelar su identidad, señaló que “la Arquidiócesis medió en la entrega de doscientos millones de pesos en efectivo, entregados en una mochila, como quien entrega una ofrenda”.
El diario El Tiempo, también reveló las imágenes de cheques por 88 millones de pesos que este cura le habría pagado a otra de sus víctimas. Además, esta transacción fue notariada.
Barrientos luego menciona al padre Álvaro Pimienta Restrepo, según la publicación en Vorágine, este sacerdote le entregó a su víctima, una niña de 14 años, una fiducia de 200 millones de pesos para sus estudios. La menor hacía parte de los grupos pastorales de la parroquia de Campo Valdés, comuna 4 de Medellín.
“La Arquidiócesis de Medellín asegura que no ha recibido ninguna denuncia contra el religioso”
Caso seguido es el de Hernando Antonio Pulgarín Agudelo, capellán de la Clínica El Rosario. El religioso es señalado de haber abusado a una monaguilla. Sin embargo, Pulgarín Agudelo afirmó que tenía una relación la mujer y la dejó embarazada. Luego, respondió económicamente de su hija.
Frente a los cuestionamientos de la hija, este cura dice que: “no niego ni confirmo“.
El cuarto caso se trata del párroco Juan Carlos Muriel Figueroa, quien habría sido denunciado en 2007.
Barrientos señaló en su publicación que Muriel Figuera dijo que su caso “no se llevó al derecho penal”, pero “se manejó al interior de la Iglesia“. De acuerdo a fuente del medio citado, señala que “el sacerdote pagó 200 millones de pesos en efectivo para silenciar a la sobreviviente y a su familia”.