por: Carolina Madrid
A quienes hoy llaman vándalos porque están en las calles protestando son los mismos que en el pasado les violaron sus derechos.
En la calle está el joven de escuela Pública que teniendo buen puntaje del ICFES no recibió la beca para poder continuar con sus estudios superiores porque se la entregaron al hijo o amigo del político de turno.
En la calle esta el familiar de aquel que murió esperando la autorización para una cirugía, o que no tuvo la posibilidad de ser atendido en un hospital porque nunca se pudo afiliar a una EPS porque sus ingresos no le alcanzaban para pagarla, no tenía un empleo formal con prestaciones sociales y su puntaje de SISBEN no le alcanzaba para la salud subsidiaria, pero que veía como el vecino con casa, carro y buenos ingresos, amigo del político de turno está en la base de datos de familias en acción.
En la calle está la madre cabeza de hogar que debe dejar a sus hijos pequeños sólos en un cuarto con sólo una comida porque debe trabajar en una casa de familia o por días para poder medio subsistir, y sin nisiquiera pensar en los riesgos que pueden correr sus hijos sólos.
En la calle está el padre de familia que buscando un mejor futuro para su familia, se inscribió en un programa de vivienda que oferta el Gobierno y al quedarse sin empleo perdió toda su inversión porque el banco no le perdonó las cuotas atrasadas y le embargaron y desalojaron de lo que pensó era su vivienda.
En la calle está el maestro que debe caminar más de dos horas para poder llegar a la escuela a dictar la clase en un lugar sin nisiquiera sillas para sus alumnos, que muchas veces llegan sin desayunar y debe sortear los diferentes problemas de sus alumnos sin la ayuda de nadie.
En la calle está la mujer que cuando niña fue violada y debe seguir viendo a su violador porque la justicia nunca operó en su caso o nunca le creyó porque no aportó las pruebas suficientes para condenar al violador.
En la calle está el desempleado que después de mucho trabajar para una empresa fue despedido sin justa causa por una «reestructuración empresarial».
En la calle está la madre que lleva años esperando que un juez o fiscal obligue al padre de sus hijos a pagar una cuota mínima de alimentos, pero lo que recibe es el llamamiento de las autoridades a cumplir ella con todas las condiciones para tener a sus hijos, mientras que el delincuente padre nisiquiera es llamado a testificar.
En la calle están los médicos que llevan más de seis meses trabajando en primera línea y esperando que por fin les cumplan al menos con el pago de sus servicios de acuerdo al contrato de prestación de servicios que firmaron con la EPS, sin garantías de prestaciones sociales reales, Porqué no cuentan con un contrato laboral estable y legal.
En la calle está el joven que para poder estudiar tuvo que endeudarse con el ICETEX y que no consigue trabajo porque exigen condiciones que en una clase baja sin oportunidades son imposibles de cumplir.
En la calle está la familia que no pudo salir a trabajar por la pandemia y sus ingresos dependían del rebusque diario.
En la calle esta la familia que fue desalojada del inquilinato que no pudo pagar por quedarse sin el sustento diario.
En la calle está el adulto mayor que no le reconocieron la pensión por cualquier excusa que se inventan los fondos de pensiones privados y que convierten su derecho en una serie de trámites burocráticos interminables.
En la calle está el que fue despedido sin justa causa.
En la calle está el pequeño empresario que la carga tributaria que recae sobre las pymes no le permitió consolidar su empresa y terminó endeudado y perdiendo su capital.
En la calle están los millones de desplazados que por culpa del conflicto armado perdieron su vida, su familia, sus tierras.
En la calle está el indígena que se ha visto obligado a enfrentarse a la burocracia de éste país, para que le reconozcan sus derechos como primeros habitantes y dueños de esta patria.
En la calle están los familiares de las mujeres asesinadas y que hoy aún esperan las condenas de quienes cometieron estos feminicidios.
En la calle están las mujeres que por ser mujeres les vulneran sus derechos y oportunidades.
En la calle están todos los que alguna vez le negaron sus derechos.
Y en los diferentes países salen a protestar los colombianos que tuvieron que abandonar su país porque fueron amenazados, porque encontraron en otro país las oportunidades que mo encontrarán aquí.
Con ellos Duque es con quiénes tienes que negociar.