Por: Tania Valentina Lopez Rivera
San José de Uré, fue un corregimiento de la capital niquélera de Colombia, Montelíbano, sus habitantes pertenecen a la población afro e indígena y fue declarado patrimonio cultural del mundo, por la UNESCO, por su riqueza ancestral.
El 19 de marzo se paraliza el pueblo, porque se celebra la fiesta del santo patrono San José, lastimosamente por la PANDEMIA este año no se celebró como debìa ser. La tradición habla de ceremonias religiosas catolicas, festival de gastronomía típicas de la región; el parque central se convierte en mercados ambulantes donde se consigue todo los souvenir relacionado con el patrono de Uré, manillas, almanaques, estampas con la oración de José, velas y otros.
La quebrada de Uré es reconocida por la calidez de sus aguas y las tradiciones que encierra, llena de mistica y de algunos mitos, sobresale el que cuando la quebrada se crecía, era San José quién bajaba de los cielos y hacía que las aguas volvieran a su nivel.
Nuestros protagonistas son paridos por este hermoso paraíso, me refiero a Carlos Vidal Zapata y a Lucelys Díaz Hernández, que vivían en el hoy municipio de Uré y que por problemas de orden público, como fue la disputa del territorio por grupos al margen de la ley (PARAMILITARES, GUERRILLEROS Y BANDAS CRIMINALES) fueron desplazados por la bendita violencia.
La pareja decidió huir de la violencia, y con solo el dinero para transportarse tomaron el bus y se dirigieron a Montelìbano.
«En esos momentos solo pensaba en salvar la vida de mi mujer, soy albañil y me defiendo con la soldadura, era lo único que le podía ofrecer a Lucelys…»
Lucelys lo miraba fijamente, y sus ojos expresaban melancolía, lo interrumpió, se llevó las manos a la cabeza, recogió su cabello enmarañado y dijo:
“recuerdo cuando salí embarazada, el médico me comunicó que era de alto riesgo, y que venían dos niños. Al comienzo fui la mujer más feliz, luego sentí que en mi garganta se me hacìa un nudo, que no me dejaba respirar y me dieron ganas de vomitar fue entonces cuando me encomendé a mi Dios todopoderoso…»
Una mañana Lucelys se levantó con dolores de parto, Carlos estaba pendiente, él sabía que el embarazo era de alto riesgo, como toda una guerrera ella se preparó y se trasladaron de emergencia en bus hasta Montería. Los niños nacieron bien, Carlitos con bajo peso y Camilo gordito. A Lucelis la tuvieron entre la vida y la muerte durante cuatro días en una UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS.
De vuelta la pareja decidió ubicarse en Tierra Grata casco urbano del municipio de Montelíbano. Desde ese momento los niños fueron bien cuidados y amados por sus padres y familiares.
Al paso de los años los hermanos Vidal Díaz, (Carlos y Camilo) participan y se destacan en los actos artísticos y culturales que se realizan en el preescolar,
«mis hijos desde pequeños, ya tenían la inclinación por la música y el baile, cuando «gateaban» y escuchaban vallenato movían sus manitos al son de la mùsica…» afirma Carlos.
“Cuando los gemelos tenían cuatro años y estaban en ciclo de transición, recuerdo que había un evento, yo anoté a mis hijos, pero solo quería que participaran en actividades deportivas, ese día llegamos al evento, y los dejé jugando con su amiguitos, me fuí entonce a comerme una empaná, cuando oigo una algarabía y era que en la sección artística con el sonar del acordeón, (sobretodo Carlitos) los niños habían dejado de jugar y se dirigieron a la tarima bailando y cantando, una profesora que los vió, los anotó en la actividad musical, enseguida subieron a la tarima y se robaron el show, Carlos interpretó el tema la Creciente ( del Binomio de Oro) y el público deliró, lo aplaudió y le pedía que interpretara otra canción.»
Así empezó la carrera de Carlos Vidal Díaz, los padres deciden ingresarlo a la escuela musical de la Fundación de Talentos Niqueleros, dirigida por Jairo Sáenz, quien quedó encantado con la voz de Carlitos. Pasa el tiempo, por donde Lucelys pasaba el hijo era reconocido, alguna vez casi que abofetea al dueño de un bar porque le ofreció dinero para que su hijo cantara en la cantina.
Una vecina le comentó que porque no inscribía a Carlitos y al «Cami»en el reality show de Caracol, «la voz kid», despuès de pensarlo y conversarlo con su marido lo decide. Uno de los requisitos era enviar un video corto (donde cantaba Carlitos) pero precisamente ese día que debía enviar el video llueve…
”Vivíamos en el barrio Tierragrata, cuando llovía se inundaba todo, esa noche llovió con brisa y el viento arrancó el caballete de la casa, yo aterrada con mi pelaos y mi hija, estábamos solos, mi esposo habìa salido donde su madre que vivía cerca y se demoró en regresar»
Luzcelys estaba aburrida y aterrada, lo único que hizo fue coger a los niños buscar refugio arriba de la cama, mientras se inundaba de agua con basura, lo único que se le ocurrió fue gritar pidiendo ayuda, pasaron unas horas, el agua empezó a bajar, inmediatamente tomó a sus tres hijos y sale a donde un tío que vivía cerca de ella.
A la mañana siguiente todo volvió a la normalidad, igual que para Lucelys, a ella esas dificultades la fortalecían (resiliencia) a veces con una lágrima rebelde que se la secaba y continuaba con su vida. Fue entonces que sonó el celular era CARACOL en donde le informaban que el reality le suministró una parte de los viáticos para Carlitos y un solo acompañante.
Carlos y Camilo eran inseparables, la pregunta de la madre era como viajar a Bogotá con uno solo. Con los vecinos y su esposo recogieron el pasaje de Camilo, así comenzó Carlos Vidal Díaz, a darse a conocer cautivó a los jurados y clasificó.
En Montelíbano la noticia del momento y la conversación del día era la participación del INTÉRPRETE CARLOS VIDAL DÍAZ EN «LA VOZ KID», como reguero de pólvora, todas la noches los vecinos llegaban a la casa a ver por TV a Carlos.
La participación de Carlos Vidal Díaz en la VOZ KID, fue una experiencia inolvidable para toda su familia y Montelibano. El niño prodigio del vallenato, logró ser percibido y apoyado por un programa de TV de la capital de Colombia, mientras que CERROMATOSO que se usufructúa con la explotación de los minerales de la región, no lo apoya ni lo fortalece, este tipo de eventos que son los que muestran a Montelibano como una ciudad rica en su cultura es en donde debería aparecer.
Actualmente los padres están dedicados día y noche en la educación de sus hijos, la PANDEMIA y la VIRTUALIDAD son obstáculos que impiden la construcción del buen ciudadano, más aún cuando no se cuenta con internet ni con un computador.
Al terminar la entrevista me encontré con Nidia Gonzales ella habla muy bien de Lucelys: “conocí a doña Lucelys, en los cursos que dicto a mujeres cabeza de hogar, me impacto donde vivían en Tierragrata, siempre que llovía se inundaba su casa, articulé con la cadena AFECTOS ayuda para ellos, Carlitos es talentoso y los impulso en lo que puedo”.
La historia nos muestra un panorama gris para la cultura en Colombia, mientras que al presupuesto anual lo primero que le recortan es: a la educación, al deporte y a la cultura; la administración prefiere invertir en armas, el error es tratar de someter a la gente a la fuerza y no brindándoles educación, cultura y trabajo.
La cultura nos da la identidad ancestral y sobre todo encierra el quehacer del ser humano en los diferentes ámbitos, desde la política, en lo social, y lo agrario, de cada región y si los niños practicaran estas expresiones y fueran apoyados en sus territorios, tendríamos un semillero cultural, deportivo y educativo; importante que las alcaldías se involucren en este espacio cultural (llamadas casa culturales y casa indígenas y campesinas) contemplado en la política pública de Cultura.
Nuestro Estado de Derechos existe en el papel nada más.