Por: Beto Coral
Y aquí estoy, de nuevo, hace un tiempo escribía columnas constantemente para este medio. Pero noté algo: estamos dañando el género. Todo el mundo quiere ser columnista, ¡hasta yo! Se ha convertido en el medio para expresar cualquier cosa. En especial políticos, que tienen bastante prosa idealista que se desperdicia al no ser utilizada en la redacción de proyectos de ley que puedan materializar dicha idea.
Si bien la profesión de ‘columnista’ no existe y tampoco es necesario ser periodista para escribir una, solo pocos tienen el poder de provocar con un escrito una noticia, un hecho judicial o aún mejor, una enseñanza. No se trata de escribir por escribir, se trata que a través de la opinión se deje una huella en los lectores.
Como apreciación subjetiva y gusto personal, ya que la columna tiene el toque de su autor, su planteamiento, su opinión y su criterio, esa huella la han dejado en mí, columnistas como Daniel Coronell, Antonio Caballero, María Jimena Duzán y Yohir Akerman. Si, los vigentes, pero legendarios; no iba a ‘googlear’ nombres de vieja data periodística para lucir interesante. Son mis preferidos porque sus columnas más que decir algo, denuncian algo. No solo aprendes, si no que te indignas.
Diciendo esto, empiezo con mi carta a ‘Los Danieles’:
Desde de su salida de la Revista semana, momento en el que murió la revista y la creación del portal ‘Los Danieles’, fui uno de los cientos de miles de colombianos que respaldé y apoyé esta iniciativa que en inicio, tendría las columnas de Daniel Coronell y Daniel Samper, luego se sumó la incorporación de otro legendario, Daniel Samper Pizano.
Daniel Coronell con sus columnas certeras, contundentes y sobre todo concluyentes, son el ejemplo perfecto del porque no cualquiera debería abusar de este género; si no tienes algo importante para decir, o algo para denunciar, no la escribas. La justicia en algunos momentos posteriores a la publicación de una columna suya, ha actuado de oficio ante la gravedad de los hechos expuestos, lástima que no hubiesen consecuencias.
Es mi maestro, el periodista que más admiro. No ha sido su intención enseñarme nada, pero indirectamente he aprendido mucho, me ha exigido ser más riguroso, preciso y honesto con la información que se da, aunque no soy periodista ni pretendo serlo, si quisiera tener su talante. De usted he aprendido dos frases fundamentales, ’El periodismo debe ser el contrapeso del poder’ y ‘A los mentirosos siempre hay que escucharlos, porque detrás de la mentira, siempre está la verdad’.
Uno de mis anhelos era conocerlo y lo hice; No sabe cómo me siento de orgulloso. También tuve el honor de entrevistarlo, algo que para muchos medios y activistas es muy difícil. Y ha sido el reto más importante de mi vida. Quiero agradecer por cada palabra, consejo y ayuda que aunque usted considere poco, ha sido demasiada para mí.
Daniel Samper, que aunque debo reconocer no lo leo hace 7 años, lo respaldo y lo respaldaré ante cada andanada del Uribismo en su contra. Lo leí, pero me gustaba más escuchar sus versos, en especial en Caracol Radio desde hace 11 años; eran apoteósicos, aprendí mucho sobre sátira, metáfora y sarcasmo político. Valoré su oposición a la candidatura de Juan Manuel Santos 2010. Encontraba congruencia en sus actos y en sus escritos.
Pero…
El momento que está pasando el País nos exige posiciones claras frente a la tragedia social y violencia desatada desde la llegada de Iván Duque al poder. No sobran las cifras, más de 1100 líderes sociales asesinados, más de 250 desmovilizados que le apostaron a la paz asesinados, 76 masacres este año, 303 personas muertas en estas, una cifra nunca vista en la historia moderna del País, ni siquiera en los peores tiempos de Pastrana o de la ‘seguridad democrática’. Aumentaron los despojos de tierras, los desplazados, hay un rebrote descontrolado de la guerra producto del ímpetu Uribista para acabar con el acuerdo de paz. Se ha tratado de revocar la ‘JEP’, impidiendo su funcionamiento, se han maquinado entrampamientos en contra de negociadores de paz y sus autores están envueltos en sendos casos de corrupción.
La sistemática violación a los derechos humanos, muerte de civiles a manos del ejército, la masacre de 13 personas en Bogotá por parte de la policía el pasado 11 de septiembre, el regreso de prácticas criminales como falsos positivos, chuzadas, perfilamientos y las horribles violaciones de niñas indígenas por parte de soldados de las Fuerzas Militares.
El manejo de la pandemia ha sido pésimo, ya estamos en los cinco primeros lugares del mundo con más casos; se han presentando casos de corrupción y despilfarro del erario y como si fuera poco, no tenemos congreso que contenga el ánimo dictatorial de un Gobierno que se apoderó de todas las instituciones. La cereza del pastel, la falta de planeación para proteger a los habitantes de Providencia del impacto del huracán. Y no es todo, el País de nuevo entró en recesión después de 20 años, somos uno de los países más desiguales del mundo y según la OCDE, el peor en desempleo.
Ante todo esto, les quiero preguntar, ¿Que tiene que ver Gustavo Petro en todo esto? ¿De cuál de las tragedias y catástrofes mencionadas, el señor Gustavo Petro es responsable? En lo absoluto pretendo afirmar, que es intención de ustedes desviar la atención de los verdaderos problemas del país con debates insulsos que no van a nada; pero indirectamente sí lo están haciendo. ¿Por qué se habla más de Petro que de Duque?
Señor Daniel Coronell, cuando usted afirma que el ‘Petrismo’ se equipara al ‘Uribismo’ me lleva a pensar por todo lo que usted tuvo que vivir y pasar por cuenta del gobierno Uribista; fue perseguido, amenazado, coaccionado, constreñido y obligado a abandonar su País por cuenta de las acciones de una institución criminal a cargo del ex presidente Uribe, entonces, ¿Es posible equiparar a Uribe con Petro?
Señor Samper, usted fue vilipendiado, calumniado e injuriado por el propio Álvaro Uribe, quien le imputó una conducta infame y despreciable que no vale la pena repetir en pro de no revictimizarlo y respetar sus derechos. También, usted ha sido perseguido por las instituciones del Estado que están siendo utilizadas para perseguir opositores o personas que se atrevan a criticar al actual Gobierno. La misma pregunta ¿Es posible equiparar a Uribe con Petro?
No podemos afirmar, ni existe mecanismo alguno para corroborar que con Petro tendríamos un paraíso social, pero por lo menos tendríamos la garantía que con él, no se utilizaría el aparato estatal como mecanismo criminal de persecución política con sus detractores, no tendríamos este baño de sangre que por su magnitud, ya pareciera que nos estamos acostumbrando; estoy seguro, como creo que ustedes lo están, que por lo menos, tendríamos fortalecido el proceso de paz.
No se trata de que ustedes tengan o estén obligados a apoyar a Petro, o converger en su mismo espectro político, ni más faltaba; se trata de no descartarlo, aun cuando existimos muchos que trabajamos en pro de la unión de la fuerza para acabar con la maldad, perversidad y las criminales prácticas que por años han gobernado a Colombia. Está demostrado que si el centro existe, entonces, también es una tercera fuerza polarizadora.
Tampoco se podría reprochar su decisión de expresar su intención de votar en blanco en las pasadas elecciones, esto no debería ser cuestionado, y mejor, la gente debería reconvenir las decisiones de los políticos como Jorge Robledo o Iván Marulanda y no las de los periodistas.
Calificar a un líder por el comportamiento de unos fanáticos es injusto, Gustavo Petro se ha mostrado abierto al diálogo y a invitado a todos los sectores a que nos unamos, frente al reto que se avecina. No se puede calificar a alguien de ‘polarizador’ solo porque denuncia al gobierno; No repitamos la historia del 2018, primero protejamos la vida, luego nos sentamos a redefinir quién debe llevar los destinos del País.
Los invito a que miremos hacia el futuro.