“De falsos sabios está empedrado el camino al infierno”
Por: Jairo Bautista / Twtter: @jbautista1505
Desde hace años, la economía se ha convertido en una ciencia oscura, más parecida a los conjuros de Harry Potter o a versiones renovadas de la Biblia en latín, que a una ciencia social, humana y fundamental para definir la calidad de vida y la felicidad de las personas en una sociedad.
Esto denota el poder de la economía, sus saberes de una manera u otra definen quien vive, quien muere, quien come, quien se enriquece y quien se contenta con vivir siendo “pobre”. Afirmo, sin temor a equivocarme, que la complejización y oscurecimiento de la ciencia económica es directamente proporcional a su importancia en la vida contemporánea.
Y como en toda ciencia oscura, existen expertos, magos del conocimiento, hechiceros de las ecuaciones, cálculos y proyecciones, casi todos suelen anteponer a su nombre, pomposos títulos de universidades -especialmente en inglés-, llenan sus hojas de vida con títulos de posgrado los cuales hacen de manera profusa -algún ministro de vivienda de la actual administración hacía al mismo tiempo maestría y doctorado mientras era vicepresidente de un gremio financiero-, referencian a otros con sus propios perfiles, obtienen becas de investigación de prestigiosos institutos y entidades multilaterales, y ante todo, promulgan a los cuatro vientos ser conocedores de la verdad económica. Todos son buenos muchachos, todos son brillantes, todos son luminosos.
Este grupo de selectos, ocupan desde plazas docentes en prestantes universidades, cargos directivos en “think tanks” financiados por poderosas empresas e instituciones financieras, se trasladan fácilmente a juntas directivas de grandes corporaciones, y finalmente, llegan a cargos de poder en el gobierno viviendo en ese permanente círculo glorioso, es claro, que el desempleo no es lo de ellos.
Se tratan a si mismos y se venden ante la sociedad como “gente exitosa”: como Ministros señalan que sus políticas son maravillosas, como exministros señalan que sus políticas fueron maravillosas y las del titular de turno un fracaso, como directores de centros de pensamiento económico saben cuales son las mejores reformas que el país necesita y todos, absolutamente todos saben exactamente que hacer y nunca dudan.
En todo este trasegar construyen alrededor suyo un muro, con los futuros herederos de este poder: asistentes de investigación, asistentes ejecutivos, asesores gubernamentales, que aprenden los secretos oscuros de la economía ortodoxa y saben claramente que lo que no se alinee con esos saberes, debe ser tachado de “populista” “anti técnico” e “inadecuado”. Además, saben de todo: desde cultura hasta la cura para el Covid 19.
De esta manera, y con un discurso pretendidamente técnico y por ende complejo de entender para la mayor parte de los ciudadanos, sugieren reformas laborales, pensionales, administrativas, penales, fiscales, tributarias, sanitarias etc. No les importa a veces si sus argumentos son falaces, para eso hay modelos econométricos que pueden justificar cualquier cosa: decir por ejemplo, que en Colombia estamos muy bien de salario mínimo, que los pobres son aquellos que tienen ingresos menores de $240 mil pesos al mes, que la economía se recuperará en 2021 saltando como una pelota de caucho, que los mega ricos y sus empresas pagan muy pocos impuestos, y que en general los colombianos somos una banda de “mamertos atenidos” a los subsidios del gobierno.
Esto no tendría problema alguno si no fuera porque sus ideas, sus convencimientos, sus valores, su visión de mundo, ha llevado a la ruina a millones de colombianos y colombianas, ha endurecido las condiciones del trabajo, promovido la informalidad y generado desprotección. Sus recomendaciones y decisiones han negado tranquilidad a millones de hogares y convertido a Colombia en una nación sumamente desigual, empobrecida y por ende violenta y difícil de gobernar.
Apellidos como Carrasquilla, Clavijo, Bernal, Malagón, Cárdenas, Crane, entre otros, son algunos de los exponentes de la hechicería económica, son arquitectos de reformas que ni siquiera ellos se creen, veamos algunos casos:
Sergio Clavijo -exdirector hasta hace poco de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras – y permanente defensor de los fondos privados de pensiones, tiene su pensión en COLPENSIONES, el fondo público que Clavijo ha pedido en múltiples ocasiones marchitar.
Alberto Carrasquilla -actual ministro de Hacienda- que dice que los colombianos no pagamos impuestos, constituyó empresas en Panamá, reconocido paraíso fiscal desde donde se puede evitar pagar tributos al fisco colombiano, constituyó negocios financieros que endeudaron a los municipios para que se adelantaran soluciones de provisión de agua potable y que solo lucraron a su empresa Konfigura. Hoy los municipios no tienen agua, pero si deudas impagables.
Alberto Bernal –tristemente reconocido economista afín al uribismo, y activo tuitero- anunció en medio de la campaña electoral de 2018 que si Iván Duque llegaba a ser presidente de Colombia llevaría al dólar a terrenos de $2.700 pesos, y además tuvo el descaro de defender su absurdo con un modelo econométrico (aquí puede ver su defensa https://www.larepublica.co/analisis/alberto-j-bernal-leon-500059/sobre-el-2900-de-alberto-bernal-2917594)
Ese mismo Bernal fue también quien aconsejaba comprar acciones de Interbolsa aún sabiendo de su inminente desplome, en medio de su desfachatez acusó a un CARICATURISTA -Vladdo- de ser el causante del descalabro de una empresa que literalmente estafó a cientos de inversionistas… menos a Bernal, que se quedó con sus jugosas comisiones de intermediación y se fue a vivir a los Estados Unidos, desde donde pontifica sobre lo divino y lo humano. Dejo aquí la versión de antes de la quiebra de Interbolsa, escrita por uno de los defensores de Bernal (http://blogs.portafolio.co/el-mundo-en-perspectiva/panico-economico/) y lo que realmente sucedió, narrado unos años después del descalabro (https://www.dinero.com/inversionistas/caso-interbolsa/articulo/interbolsa-razones-quiebra/181954) curiosamente en esta última versión, no nombran por ninguna parte a Vladdo.
Así, unos y otros constituyen un círculo de mutuos elogios, una secta de elegidos, que se ha apoderado del debate económico, ha marchitado la enseñanza de la economía en las universidades donde solo se discuten hoy por hoy manuales de microeconomía y de econometría, han eliminado la economía política de los pensum y la han sustituido por arcanas fórmulas matemáticas que suelen validar los prejuicios de sus autores, han convertido la ciencia económica en vil publicidad y mercadeo de ideas, y usan sus cargos para asaltar el interés público y promover desde sus posiciones jugosos negocios para sus pagadores y para ellos mismos.
Por estos días, los “sabios” están mas activos que nunca: hace un par de semanas la VicePresidenta Martha Lucía Ramírez anunció con bombos y platillos la conformación de una misión de sabios que tiene como fin “rescatar la economía colombiana” de la crisis generada por el coronavirus, esta misión está liderada por ella misma -que llama a los colombianos atenidos- y conformada por el venezolano Ricardo Hausman -profesor en Harvard, representante de Guaidó ante el BID, quien al parecer se encuentra en un conflicto de intereses por ocupar estos dos cargos, el cual hábilmente eludió (vea la historia en https://thegrayzone.com/2020/02/16/golpista-venezolano-ricardo-hausmann-falsa-renuncia-bid-harvard/).
De este círculo de la sabiduría también hacen parte Richard Baldwin -del Instituto de Estudios para el Desarrollo de Ginebra-Suiza-, Javier Díaz -director de ANALDEX-, Marcela Eslava -Decana de la U de los Andes, el eje gravitacional donde se forman los “sabios” en Colombia-, Carlos Gallego -Director de NUTRESA, empresa del sector de alimentos que alimentó de buena manera al Centro Democrático con nutritivas donaciones-, Mauricio Reina -Director de FEDESARROLLO- y otros funcionarios del Banco Mundial y el PNUD.
¿Vieron ustedes por allí algún líder sindical, algún representante de los trabajadores y trabajadoras informales, o algún miembro de los pequeños empresarios que generan el 80% del empleo del país? No se asusten si entre las recomendaciones de esta comisión aparece la flexibilización laboral, la eliminación del salario mínimo, o la reducción de los beneficios pensionales como fórmulas todopoderosas para rescatar la economía.
Otro encuentro de “sabios” lo constituye la “glamorosa” Comisión de Estudios de Beneficios Tributarios, aprobada en la ley 2010 de 2019 -Reforma Tributaria- idea que no fue del gobierno sino de la oposición y sectores de la academia, y la cual pasó de convertirse en un foro representativo y deliberativo de la sociedad colombiana en materia tributaria, a un estéril y árido foro de “prestigiosos economistas” que Jorge Romero definió como el “Dream Team” tributario (https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/jose-andres-romero-tarazona/el-dream-team-tributario-columna-de-jose-andres-romero-tarazona-524966).
Pues bien, Romero olvidó contarnos que ese equipo maravilloso fue elegido a dedo por Carrasquilla, y que todos ellos tienen una característica: no representan a nadie. Harry Rosenbloom (NYU, Estados Unidos), Brian Arnold (Canadá), Jeffrey Owens (UK), Pascal Saint-Amans (Francia) y Kent Smetters (Worton, Estados Unidos), tienen en común muchos apellidos sajones, que no pagan impuestos en Colombia y que -espero equivocarme- ya tienen listas sus conclusiones, que ya Carrasquilla anuncia abiertamente ante los medios (https://www.eltiempo.com/economia/sectores/carrasquilla-dice-que-enormes-exenciones-tributarias-no-tiene-efecto-en-equidad-ni-en-crecimiento-526010) y que con mucha razón Leopoldo Férgusson caracterizó en una gráfica, como un conjunto de hombres blancos, extranjeros, con cero conocimiento del sistema tributario colombiano, sin mujeres, sin colombianos, y sin independencia alguna del gobierno de turno al cual tiene que entregarle recomendaciones (https://www.larepublica.co/analisis/leopoldo-fergusson-2992702/premonitorio-3041335).
Son nombres pretendidamente ilustres que solamente vienen a santificar las decisiones ya tomadas, sabios que no vienen a estudiar sino a legitimar con “ciencia económica” lo que ya se cocina en el Ministerio de Hacienda: una reforma que endurecerá el régimen de IVA y buscará recursos en las clases medias y populares, para respetar los beneficios de los mega ricos, algo que desde otras orillas se ha criticado de manera insistente (https://www.ofiscal.org/single-post/2020/08/05/Un-an%C3%A1lisis-de-los-beneficios-tributarios-en-Colombia).
En manos de estos “sabios” Colombia muy seguramente no superará sus múltiples problemas de desigualdad, fragilidad laboral e injusticia tributaria. Parafraseando a la genial economista Joan Robinson: es hora de estudiar economía, para aprender a defendernos de los economistas.
La economía hace muchas décadas dejo de enseñarse en America Latina, parece más un dogma que va adoctrinando a todos aquellos que por la razón que fuera la eligieron como profesión. Hecho que se comprueba fácilmente, revisando en los planes de estudio de cada asignatura la bibliografía; libros de texto que como biblias son consultados y escritos por la corriente principal de pensamiento de esta bella ciencia social; los apellidos sajones reinan en estas clases y los pocos que no son así, son de personas ya claramente adoctrinadas a este dogma económico.
Ya algún profesor me había dicho que los economistas eran los nuevos sacerdotes de la Edad Media, insertos en su oscurantismo e intencionalmente escondiendo la posibilidad de un debate abierto de sus propios fundamente epistémicos y filosóficos. Y es tal su poder que aquellos que piensan de manera diferente, luego son convertidos y adaptadas sus ideas a su propia concepción del mundo económico, verbo y gracia, el institucionalismo y el neoinstitucionalismo.
Tal ves por esto, es por lo que es difícil imaginar un sistema económico diferente; pero como en su antecesor, el feudalismo; es necesario un nuevo renacimiento que devuelva al ser humano al centro de su propio devenir. Pero no en abstracto, ni en modelos, sino en el debate político, publico y plural. Pues no puede ser que siendo 50 millones en Colombia y 7000 en el mundo; sean estos «sabios» los que nos representes sin ni siquiera haber sido elegidos por nosotros mismos.
Muy interesante como preámbulo a lo que esperamos muchos, disertación de economistas diferentes a los del llamemos «establecimiento», sobre las discusiones de políticas tributarias, laborales, que serán necesarias para reactivar la economía ,pero de las cuales los medios de comunicación solo nos presentan la visión del empresariado a través de los economistas nombrados en su artículo. Espero leer a un Jorge I González, a un Ricardo Bonilla, a Salomón k.
Nada más ajustado a la realidad la columna de don Jairo Bautista, pues aquí en Colombia, un país tan inmensamente RICO Y PODEROSO EN EL MUNDO en riqueza NATURAL de toda especie, orgánica e inorgánica,(oro, petróleo, plata, platino, carbón, coltán,hierro, fuentes hídricas, rodeada envidiosamente por dos mares etc etc y amén de sus tierras y climas diversos que facilitan el cultivo de alimentos como el arroz, papá, yuca, plátano, maiz, frijol, arveja, lenteja, trigo, cebada, habichuela, zanahoria, remolacha, aguacate, etc etc los que al explotalos en debida forma se abastecería internamente al país (sin necesidad de importarlos en su mayoría cómo hasta ahora se hace ), y al mundo hambriento, teniendo en la cuenta también la intelectualidad, el ingenio diverso en sus gentes. Así expuesto rudimentaria mente, podemos concluir que no necesitamos de esos economistas y «Sabios», los que con sus fórmulas y muy deliberadamente, solo encuentran cumplido su propósito de llenar sus arcas, sin que se colmen las necesidades de un pueblo como nos tienen sumido en desgracia.
Caquetense o Caqueteño entristecido…
El artículo de Jairo Bautista es muy oportuno, estudiado, consistente y cierto. Soy del criterio que el conocimiento económico es una producción social democrática.
En el diagnóstico de la situación económica, su problemática, los planteamientos de solución y la elaboración de los modelos económicos deben participar todos los actores, los productores, los trabajadores, la academia, los tecnócratas, los poderes públicos, los expertos internacionales, entre otros.
Hay asuntos de coyuntura y otros estructurales. Pienso que hasta que no abordemos el problema de la economía desde el desarrollo de las fuerzas de producción todo es esteril. Debemos revolucionar todos los sectores económicos en una sociedad del conocimiento; tener soberanía en electrónica, inteligencia artificial, metalurgia, minería de alta producción y sostenible, agro industria, producción industrial con tecnología de punta.
Se debe desarrollar un sector en particular. Los expertos han señalado que por las condiciones físicas del país, por nuestra cultura productiva, por nuestra biodiversidad debe ser la agroindustria. incluyendo la producción de bienes de base para la industria faramacéutica, industria de alimentos, insumos industriales, entre otros.
Todo lo anterior con una condición. Que la propiedad de los medios de producción, tanto la intelectual como la material, pertenezca a todos y cada uno de los colombianos, y que esta propiedad colectiva sea el derecho y principio constitucional más fundamental, incluso que la vida, la autonomía y el derecho al libre desarrollo de la personalidad. (Habrá lugar para razonar sobre este punto)
Lo anterior nos obliga a realizar un profundo cambio cultural, político y social. Construir un Estado y una institucionalidad para todos, en la que la mayoría se imponga en un proceso deliberativo amplio y participativo, donde primen los juicios de razón y de valor, el consenso libre, informado, voluntario y mesurado.
Debe haber equidad social, justicia y redistribución de la riqueza. Hay que materializar una revolución cultural profunda, donde prime la igualdad material, la solidaridad, el trabajo, el mérito, la fraternidad, la prudencia, la sobriedad y la moderación.
Debe lograrse la redistribución de la riqueza. La riqueza concentrada en grupos privilegios es la raíz de todos los males. El capital es una enajenación o expoliación del trabajo de todos los colombianos por muchos años, que se nos enfrenta y nos hace esclavos y miserables. La riqueza, los medios de producción, la ciencia, la tecnología y el conocimiento son bienes de los que deben participar todos en igualdad de oportunidad. Por eso debe imponerse un orden político que se fundamente en lo colectivo y cooperativo. No pueden haber terratenientes. No se puede concentrar la riqueza financiera e industrial en unas pocas familias. Los medios de producción, el capital, la cultura, el conocimiento, la ciencia y la tecnología deben pertenecer a todos, con la intermediación decidida de un Estado comunitario, fuerte, probo, ordenado, que lidere, que organice, que controle y que defienda.