Por: Victoria Sandino, senadora de la República y firmante del Acuerdo de Paz
El 5 de mayo extenuada ante tanto dolor e indignación, cuando creí que mi día había terminado, recibí el video de un joven líder estudiantil de la Universidad Tecnológica de Pereira, Lucas Villa. En ese video hay un joven de camiseta azul celeste bailando al son de la música que sonaba durante una movilización. Abajo del video decía “así te recordaré Lucas”. Mi corazón se estrujó. No había sido suficiente devastación cuando Lucas apareció con su baile para quedarse en mi memoria.
Lucas Villa Vásquez fue atacado por civiles armados, de esos que andan impunemente y ante los ojos de las autoridades, después de llamados tan irresponsables como el del Alcalde de Pereira, a armarse contra los “vándalos”. El 10 de mayo, después de que este guerrero y artista incansable luchó con todas sus fuerzas por vivir, por derrotar a quienes le asesinaron, se declaró su muerte cerebral.
Con Lucas son ya 39 personas asesinadas en lo que va de este paro, 12 mujeres jóvenes abusadas sexualmente por miembros de la fuerza pública, miles de casos de brutalidad policial, publicaciones en redes sociales por parte de la clase política y económica privilegiada, como lo es el Ministro de Defensa, estigmatizando a las y los jóvenes. Ser JOVEN EN COLOMBIA ES UN DELITO que muchas y muchos de aquellos pagan con su vida. Si esto no es fascismo, me preguntó, ¿Qué es?.
Si hay algo que ha caracterizado este GRAN PARO NACIONAL, ha sido la dignidad y la resistencia de las y los jóvenes recordándonos que este país ha sido construido sobre cimientos de injusticia social, a través del despojo de tierras, en el cierre político ejercido por unas cuantas familias conectadas a los grandes poderes económicos, este país se ha emblanquecido violentamente abandonando a sus pueblos étnicos y está gobernado, principalmente, por hombres blancos privilegiados que proponen reformas tributarias para que todos paguemos por mantener sus privilegios, y que están dispuestos a sacrificar la vida y la salud de Colombia para abrir paso a los grandes capitales del aseguramiento privado, razón primordial por la que hoy existe el proyecto 010 de reforma a la salud, que insisto e insistiré, debe ser archivado ya.
Una juventud que reclama el cumplimiento del Acuerdo de Paz porque en éste se plantean soluciones para superar la gigantesca inequidad en que se encuentra sumido este país.
Este es el país que se le entrega hoy a los jóvenes:
- Un país que encerró a la gente sin una renta básica o un ingreso vital cuando perdieron casi seis millones de personas su trabajo y más del 60% dependen de la informalidad.
- Donde 2,4 millones de hogares hoy ingieren menos de tres porciones diarias de alimento, 2,2 millones de familias en el país comen dos veces al día, 179.174 hogares se alimentan solo una vez y 23.701 hogares a veces no tienen un plato diario.
- Con un desempleo juvenil que se acercaba en el 2020 al 30%.
- Un país donde se estima que 15 de cada 100 niños, niñas y adolescentes habrían abandonado las aulas en todos los niveles de educación por falta de acceso a internet, porque ante la crisis en sus hogares debieron ponerse a trabajar, por hambre, por el estrés y las afecciones en la salud mental, así como los abusos y violencias que se producen en el encerramiento.
Y la respuesta a esta juventud a la que no se le puede engañar fácilmente es el odio, el odio fascista que se expresa en violencia, en represión, en estigmatización.
Convoco a toda la sociedad a que hagamos lo que este gobierno no hace: protejamos a todos y todas esas jóvenes que se manifiestan contra tanta injusticia. Exijamos el desmonte inmediato del ESMAD, no pueden grupos paramilitares seguir circulando como si nada por Pereira y demás ciudades y áreas rurales del país, hay que detener esta doctrina fascista de la seguridad democrática para que las instituciones militares y de policía sean renovadas profundamente.
Este 13 de mayo haremos una GRAN AUDIENCIA POPULAR, en respuesta a la audiencia citada por la Presidencia del Senado el 6 de mayo, donde se negó la voz de muchas organizaciones que también han estado al frente manteniendo esta movilización arriba y con dignidad.
A la clase política y económica de este país bien representada en buena parte de este Congreso, que se les llena la boca diciendo que debemos unirnos porque vivimos en el mismo país, les digo: No señoras y señores, la Colombia de los jóvenes del barrio Siloé en Cali no es la misma Colombia en donde viven la mayoría de ustedes ni donde viven los altos funcionarios del gobierno nacional, mucho menos es la Colombia donde viven los grandes banqueros a los que este régimen fascista protege.
El PARO NO PARA
VIVA LA JUVENTUD COLOMBIANA
VIVA EL PARO NACIONAL