Por: Heidy Sánchez
El rescate y la recuperación del Hospital Universitario San Juan de Dios hace parte esencial de nuestra lucha por el derecho a la salud, especialmente para la población más vulnerable de la ciudad y del país. Precisamente, a partir de esta lógica se pensó este hospital ya hace cientos de años, el cual además representa un símbolo de la especialización médica, pues allí se desarrolló la investigación y la formación de muchos profesionales de la salud de instituciones como la Universidad Nacional.
Sin embargo, la puesta en marcha del actual sistema de salud en los años 90 y la implementación del modelo negocio – servicio, terminó por darle la estocada final al San Juan de Dios, quedando ahogado en deudas ante el abandono del Estado. Por esta razón es que desde la ciudadanía se ha pedido su rescate y reapertura, y gracias a la Ley 735 de 2002 se ordenaron “obras de remodelación, restauración y conservación”, no de reemplazo de la infraestructura y mucho menos de la pérdida del sentido y carácter de este.
Teniendo en cuenta lo anterior, debatimos con la administración de Claudia López en 2020, cuando en plena pandemia, en vez de invertir en la restauración del San Juan de Dios despilfarraba el dinero de la salud con el alquiler de Corferias para habilitar camillas que no se utilizaron, lo cual es objeto de investigación de laContraloría gracias a nuestras denuncias por presunto detrimento de $20.000millones de pesos. En ese contexto se suscribió el contrato “llave en mano” con COPASA, para que, en cabeza de la secretaria de Planeación María Mercedes Jaramillo y la Empresa de Renovación Urbana (ERU), se proyectara la demolición de la torre central para construir un nuevo escenario hospitalario de menor impacto, denominado “Nuevo Santa Clara” o eufemísticamente como “Nuevo San Juan de Dios”. Esto, en vez de efectuar la recuperación integral del hospital, tal ycomo lo ordena la Ley.
A partir de esto fue que Gustavo Petro cuando fue alcalde de Bogotá empezó a recuperar esta infraestructura. No obstante, Peñalosa abandonó tales obras en el afán de hacer un nuevo negocio con el remplazo de la torre central, que no corresponde ni a la trayectoria del espacio ni al modelo médico arquitectónicopropio.
Seguido, la actual alcaldesa hizo caso omiso a las observaciones del debate del Concejo de Bogotá y del Congreso de la República, corriendo a suscribir con la Subred Centro Oriente y COPASA el Contrato de Obra No. 02-BS-008-2020, cuyo objeto es el “el Diseño, Construcción, Dotación, Puesta en Marcha y Operación de la nueva UHMES Santa Clara y CAPS Conjunto Hospitalario San Juan De Dios”.
Ante dicha situación, el hoy presidente Petro y los Ministerios de Cultura y Salud han colocado el tema de la recuperación plena del hospital en la opinión pública, cumpliendo de este modo con los artículos 2 y 4 de la Ley 735 que establece que“el Gobierno Nacional por intermedio del Departamento Nacional de Planeación, el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación Nacional, acometerá las obras de remodelación, restauración y conservación del monumento nacional hospital San Juan de Dios y del Instituto Materno Infantil”. De este modo, es importanterecordar cuál es el sentido del debate público sobre este tema, y principalmenteen lo referido a la torre central como motor del complejo hospitalario.
Como bancada Colombia Humana – Unión Patriótica evidenciamos que la actual administración distrital habla en el marco de la proyección del diseño, construcción, dotación y funcionamiento del nuevo San Juan de Dios de los siguientes elementos a discutir: 46 laboratorios; 27 especializaciones; 7 salas de cirugía; 312 camas para medicina interna, cirugía, cuidados intensivos intermedios(50 de estas son realmente camillas de urgencias, las cuales no cumplen la función de cama hospitalaria).
Frente a esta capacidad es necesario hacer la comparación con la época defuncionamiento del Hospital San Juan de Dios, el cual contaba con una disponibilidad más amplia de camas en torno a los servicios y sus especialidades. Por ejemplo, tenía 21 salas de cirugía con especialidades concretas y en disponibilidad las 24 horas del día, además de tener médicos cirujanos, profesores y estudiantes de últimos años de medicina y especialización. A propósito, es menester señalar que al momento hay 13 facultades de medicina en la ciudad y las sedes no dan abasto, son 1.500 estudiantes y 850 están asistiendo a hospitales para su práctica profesional. De haber una reapertura del San Juan de Dios, este tendría la capacidad de recibir 350 estudiantes y fortalecer nuevamente el área de investigación, hoy no solo con la facultad de Medicina de la de laUniversidad Nacional, sino con la proyectada en la Universidad Distrital.
Esto lleva a concluir que existe una reducción de la capacidad heredada del San Juan de Dios original en los diseños que ha venido sosteniendo el Distrito, además de que se pretende cambiar su categoría de monumento nacional y patrimonio, al reducirlo a una unidad operativa de una subred, cuando la Ley le reconoce de manera autónoma recibiendo recursos de la Nación y del Distrito.
La información que nos ha hecho llegar el Distrito ante nuestra indagación, es que la obra se encuentra en un estado de “preconstrucción” del CTO de Obra 02BS-008-2020, y que se ha trasladado los derechos de propiedad que estaban en cabeza de la ERU al Fondo Financiero Distrital de Salud, es decir el derecho real de dominio y posesión que tenía sobre los predios que componen el Complejo Hospitalario San Juan de Dios.
Actualmente como fuerza política estamos pendientes del proceso de nulidad en contra de los actos administrativos que permiten la demolición de la torre central,acción que fue presionada desde la alcaldía de Peñalosa al cambiar el nivel de conservación original del Plan Especial de Manejo de Protección (PEMP) y que sigue siendo avalada por la administración de Claudia López.
Contradictoriamente, el Distrito persiste en que, a pesar de haberlo colocado como una obligación contractual desconociendo la Ley 735, “no hay un cronograma cierto y que sin embargo la obligación que estableció dicho contrato adoptado por el Amigable Componedor (…), entre otras, aclaró que la demolición se debe realizar en la fase de preconstrucción”, una vez el Ministerio de Cultura permita el aval.
Adicionalmente hemos pedido a la administración distrital que nos aclare algunos asuntos. Si hoy el proceso no cuenta con cronograma final de obras y aún hay ajustes a los diseños de funcionamiento del San Juan de Dios, no es claro en qué se ha invertido un anticipo correspondiente al 15 %, tramitado en órdenes de pago que suman un valor de $66.137.174.159.
También es importante que en la proyección de funcionamiento se pueda informar a la opinión pública, quién será el operador definitivo después de las obras de adecuación del hospital, ya que una parte ha sido entregada por comodatos por 5 años a diferentes entidades como lo son el Instituto Colombiano de Medicina Legal, Beneficencia de Cundinamarca, Secretaría de Integración Social para operar respectivamente investigación forense, ancianito, jardín infantil, así como a la Subred los servicios de salud con el complejo hospitalario, ya que el contrato llave en mano (COPASA) tiene una vigencia de 9 años inicialmente y los comodatos 5.
Sumando, el Distrito debe aclarar públicamente lo siguiente:
Estos son algunos cuestionamientos que corresponden al sentido de nuestra postura política, porque el Complejo Hospitalario San Juan de Dios, como también lo entiende el gobierno nacional, debe recuperarse y restaurarse no solo en su titularidad sino en su funcionalidad, que no está garantizada con el actual esquema de intervención.
Por tal motivo, seguiremos junto con las organizaciones sociales y el gobierno nacional exigiendo al Distrito que corrija su error de querer desmantelar el Hospital Universitario San Juan de Dios mediante el Contrato suscrito con COPASA. Igualmente, que retorne al cumplimiento estricto de la ley 735 de 2002 para lo cual deberá modificar o liquidar el actual Contrato. Las condiciones para el diálogo con el gobierno nacional están dadas, pero la administración distrital debe dejar de insistir en privatizar todo lo que toca, como lo viene haciendo con la movilidad y en este caso con la salud de la ciudadanía a través del Hospital Universitario San Juan De Dios.