
La exsenadora Zulema Jattin ha confesado por primera vez ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) su participación en alianzas con grupos paramilitares, específicamente en el “Pacto de Sindicato” de 2003, buscando beneficios electorales. Su declaración ha vuelto a poner en el centro de la atención al expresidente Álvaro Uribe, quien según Jattin, habría sido informado sobre la presencia y accionar de los paramilitares en Córdoba.
En su declaración, Jattin mencionó que en 2002 visitó a Uribe para advertirle sobre la injerencia de los grupos paramilitares en el departamento, especialmente en la prohibición de candidaturas. Uribe, entonces candidato, habría respondido que si Jattin carecía de pruebas concretas, sería preferible que no realizara denuncias públicas al respecto.
Zulema Jattin también relató un encuentro en 2004 en la finca del señor Alfredo Corena, donde Uribe estaba presente, y en el cual los líderes políticos se acusaron mutuamente de vínculos con paramilitares. Uribe mantuvo silencio durante este episodio.
La exsenadora señaló que buscó denunciar la cooptación paramilitar ante el gobierno de Uribe, pero sus reclamos fueron desatendidos. Mencionó que comunicó la situación al exministro Sabas Pretelt y al excomisionado Luis Carlos Restrepo, sin obtener una respuesta adecuada.
En relación a la desmovilización, Jattin afirmó que se quejó ante el comisionado Luis Carlos Restrepo sobre ciertos aspectos, lo que provocó una llamada de Salvatore Mancuso reprendiéndola por hacer denuncias que afectaran a las AUC.
Estas revelaciones arrojan luz sobre las dinámicas políticas y paramilitares en Córdoba durante ese periodo, y resaltan el papel de Uribe en la gestión de estas circunstancias. A medida que avanzan las investigaciones, se espera que se aclaren aún más los detalles de estos vínculos y el impacto que tuvieron en la política regional.