¿Quién mató a los 5? Por: Beto Coral
Digámoslo claro y sin miedo. O las fuerzas del Estado son muy ineptas, o tienen que ver en la muerte de los 5 jóvenes en el cañaduzal de Cali. ¿O las dos?
No terminaba de escribir esta columna, y recién levantado a las 6 am miré mi teléfono y leí la noticia que otros 9 jóvenes fueron masacrados en el municipio de Samaniego, Nariño.
Se supone que votaron por un gobierno que iba a dar seguridad como camino a la paz, pero no hay paz, ni seguridad. ¿Qué se puede esperar de un país donde un grupo de sádicos promueve votar NO a la paz?
La Revista Semana titula “ingenuamente”: “Las Bandas delincuenciales al servicio del narcotráfico estarían detrás de este crimen”. El papel que juegan los medios de comunicación en este tipo de hechos es fundamental, porque dan una perspectiva al país para esclarecer lo que realmente pasó, lo demás es trabajo de la justicia. Pero aquí, ni lo uno ni lo otro. El titular es tremendamente capcioso y manipulador, quiere que la gente genere una conclusión sobre los hechos.
Pero lo que se debe preguntar es: ¿Qué interés tendrían unas bandas de narcotraficantes en asesinar a 5 niños?, ¿Qué peligro representaba la vida de Juan Manuel, Jair Andrés, Jean Paul, Leyder y Álvaro José? La respuesta es ninguno. No eran cabecillas de bandas, no eran jefes de microtráfico, no eran informantes de las autoridades, no eran un riesgo para sus finanzas, no habían robado nada; no fue un crimen producto de una venganza. Eran unos niños en plena adolescencia divirtiéndose y saliendo de esta monótona cuarentena.
Pero aquí hay algo más, algo grave y escabroso. A las 6:40 pm, el padre de uno de los niños asesinados, encontró los cuerpos; estaban los unos a lado de los otros, lo que sugiere que al momento de su ejecución, estaban sometidos y en estado de indefensión, ya que ninguno trató de escapar, tenían heridas de arma blanca, hematomas por golpes; uno estaba degollado y los otros presentaban tiros de gracia. De a uno a uno, los mataron, no sin antes torturarlos. Me pegunto y me dan ganas de llorar de solo pensar en el miedo que debió sentir el ultimo que murió al ver como uno a uno, mataban a sus amigos, esperando un milagro para que no le sucediera nada.
Los autores de esta masacre, eran personas a las que los niños asesinados les tenían confianza, ya que no existe explicación para que previamente no se escucharan gritos, ni ninguno haya intentado escapar ¿Qué grupo armado puede generar esa confianza entre sus víctimas?
Al contrario, como algunos quieren hacerlo ver, los niños no tenían ningún antecedente de malos comportamientos o delictivos; las personas que los conocían, indican que eran muchachos sanos e inseparables que solo bailaban, jugaban futbol y hacían travesuras. Lo grave viene cuando los primeros en llegar a la zona donde se encontraban los cuerpos, afirmaron que vieron a dos vigilantes del cañaduzal, tenían dos machetes untados de sangre, así como sus rostros; lo extraño es que bajaban en compañía de 4 patrulleros de la policía que lucían nerviosos; otros testimonios indican que los cuerpos estaban a punto de ser incinerados y enterrados en una fosa común, pero que no se alcanzó a concretar, debido a que un testigo le indicó a los padres de los niños que los vio subir muy temprano hacia los cañaduzales.
Es claro, los asesinos pensaron que jamás los iban encontrar, por la distancia que había desde los cañaduzales hasta Llano verde. Uno de los familiares también expresó en medio de la tristeza, que fueron los ángeles de los niños asesinados los que los guiaron hasta el sitio para que este hecho no se convirtiera en uno más, de todos los casos de desapariciones en Colombia.
Desde la época de los 12 apóstoles, grupo paramilitar del cual hacia parte Santiago Uribe Vélez, hoy enjuiciado por el caso y hermano del ex presidente, también reo de la justicia, Álvaro Uribe Vélez, se conoce de la alianza de la policía con grupos irregulares para hacer “limpieza social”. En el año 2012 el consejo de Estado, condenó a la nación y a la policía nacional por más de 33 homicidios cometidos por la policía y este grupo ilegal en Antioquia. Un estudio de Carlos María Perea con el Cinep en el 2016, indicó que el exterminio social en Colombia, habría cobrado la vida para ese entonces, de más de cuatro mil personas.
El documento que estructura bien esta asociación estado-mafia, reflejado en el libro “Limpieza social, una violencia mal nombrada”, el autor nos indica que esta práctica siempre ha sido oculta por los medios de comunicación y que es la ausencia del Estado la que permite su legitimización. El autor indica: “Este fenómeno se presenta, cuando un actor se arma para ultimar a la población civil desarmada; existen tres tipos de limpieza: social, política y étnica. La primera es un aniquilamiento sistemático sobre poblaciones que tienen características específicas por una condición o identidad social” En el informe indican que las víctimas suelen ser jóvenes que viven en un sitio marginal de la ciudad por culpa de políticas públicas que generan injusticia social.
Precisamente, la palabra “jóvenes” famosa por estos días sangrientos, la pronunció el propio Álvaro Uribe casquivanamente para culparlos de su detención, tratándolos de “virus”, así como a los magistrados José Luis Barceló y Augusto Reyes. ¡Qué peligro un reo con twitter! que peligro un sujeto que despierta las peores protervias pasiones en miles que serian capaces hasta de lo peor por defenderlo.
Criminalizar a los jóvenes que solo queremos un país mejor y que apoyan a las instituciones de este país, es otro de los actos bajos y ruines de este criminal. Ratifico, Juan Manuel, Jair Andrés, Jean Paul, Leyder y Álvaro José, no eran pandilleros, ni eran delincuentes, ese día, decidieron ir comer caña a los cultivos continuos al lago donde se estaban bañando.
Al momento no hay ningún pronunciamiento de las autoridades, ¡que inútiles! Esa inoperancia lo único que hace es generar más violencia. Empezando por el Alcalde de Cali, un “showman” al servicio de la política tradicional; de ahí para arriba, está la respuesta. Un gobierno que en dos años no ha ahorrado esfuerzos para acabar los acuerdos de paz, no ha hecho nada para proteger a los reinsertados y no permitir que vuelvan a ver la ilegalidad como una opción de vida. También, de los más de 600 casos de líderes sociales asesinados en este gobierno, solo en el 5% hay capturados y judicializados.
La guerra volvió con sus sanguinolentas masacres, hasta ya circulan dantescos videos de cómo operan las Autodefensas Unidas Gaitanistas, descuartizando y quemando vivos a sus enemigos, la influencia de los carteles Mexicanos gracias a un presidente inepto que solo se preocupa por la suerte de su jefe político que impulsa a una horda de sádicos que piden acabar las instituciones y refundar la patria solo para su beneficio.
¡NO PASARAN!
- Te puede interesar leer: Tengamos esperanza