sábado, diciembre 7

Pacho (Santos) Malo

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho R.

Los sábados y domingos son días de dormir y descansar, pero para nosotros tienen un elemento adicional: son los días en los que debemos preparar la columna para que salga puntualmente el martes en la mañana. El domingo es para algunos día de rezo: hay quienes asisten a la parroquia de su barrio y otros que hacen el viaje hasta el Capitolio, aunque quien lo visita hoy en día no va en búsqueda de Santos y no solo por lo desangelado, sino porque el último de la dinastía salió en 2022 luego de quemarse en su intento de un segundo periodo. Entre los Santos que aún suenan hay uno que sigue generando malos recuerdos, el temible Pacho Santos, hombre minúsculo quien por estos días estará preocupado con que el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso vuelva a decir lo que expresó en videoconferencia ante la JEP y que transliteramos: “Francisco Santos solicitó la creación del Bloque Capital”. 

Su proceder ha sido tal que un observador incauto podría confundirse al leer el alias de Pacho Malo y aducirlo indistintamente a Pachito Parachoques o al jefe del CTI en Buenaventura sindicado de aliarse con narcos y contrabandistas. Cómo será de cierto que a Pachito le atraía la violencia que aceptó ser vicepresidente de un hombre reputado por sus vendettas y con un estela de muertes que lo persigue desde su paso por la Gobernación de Antioquia. Muchas desgracias hemos vivido como nación y ninguna ha sido tan grave como la posibilidad de investir a Pacho Santos con la banda presidencial, como lo vienen sugiriendo algunos desquiciados. 

Y ya que hablamos de santos, recordábamos a Simon Templar, mejor conocido como El Santo, cuya apariencia permite a cualquiera superar el mal trago que queda al recordar a nuestro Santos feo. Este Santo de buena pinta gozaba de la estatura que a Pachito la genética le privó y corría con el privilegio de agradar donde quiera que llegaba, a diferencia de nuestro Santos que solo consigue atraer la atención por vía de sus acostumbrados desvaríos. Tras una simple comparación, la conclusión es una: como en todo, los colombianos tuvimos mala suerte con nuestros Santos. 

–Cambiando de tema– Recibimos con beneplácito las recientes designaciones efectuadas por el presidente Petro. Celebramos especialmente la llegada de AlexanderLópez al Departamento Nacional de Planeación, entidad que se beneficiará de su conocimiento práctico, de su incidencia en los movimientos sociales y de su enorme sensibilidad por los más desposeídos; así como el ingreso al gobierno nacional del exconcejal Carlos Carrillo, quien dio prueba y ejemplo de sus capacidades como el principal opositor de Claudia López en el cabildo distrital. Tanto López como Carrillo vienen del Polo Democrático y han participado activamente en su fortalecimiento interno, por lo que podemos dar fe de su capacidad organizativa. Cada vez que algún comentador político augura el fin del partido, sus miembros demuestran que está equivocado. A ellos nuestras felicitaciones y los mejores deseos.

Nos cuentan que Luis Fernando Velasco e Iván Name se ‘agarraron’ por cuenta de la reforma pensional. A nosotros no nos hace falta preguntar quién fue el agresor, pues Velasco siempre ha sido un hombre sensato, mientras que del señor Name tenemos las peores referencias. Aunque ambos son viejos zorros de la política, Velasco se ha hecho un lugar por sus iniciativas y en razón de su desempeño, al tiempo que Name ha consolidado una efectiva red de puestos, contratos y favores que le han asegurado varios periodos con una votación que frisa el mínimo necesario. Para la mayoría de los colombianos el señor Name era un desconocido hasta que su partido decidió proponerlo para liderar el Senado, desbancando a copartidarios mucho más preparados y conocidos. Existen personajes cuestionables en la política y luego está el señor Name, que ha hecho de la clientela y la recomendación política sus artes. En fin, Name, otro ejemplar de La Costa Nostra.  

Adenda: nuevamente algunos sectores de la opinión, por fortuna marginales, piden que se gasten recursos de los contribuyentes en la defensa legal de los mercenarios colombianos apresados en Haití. Reiteramos lo expresado en columna de hace unos meses: un peso invertido en estos personajes en un peso desperdiciado. Allá delinquieron, a la ley de ese país se sujetaron cuando decidieron hacerlo y allá purgarán su pena.

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