martes, octubre 8

¿No la conoce? Es la ley, señor alcalde

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho R.

Una rectificación de oro. Así podría denominarse la que formuló el presidente Petro tras la orden del Consejo de Estado en favor de los Vargas Lleras. Es simplemente genial. Al tiempo que cumplía con el mandamiento judicial, Petro describió con maestría a esta connotada familia del poder, tan influyente como abusiva, pedante hasta alcanzar lo grotesco como cuando el exvicepresidente le dio su coscorrón a un escolta cuandoeste hizo algo que le desagradó. Con lo anterior, el presidente ni incumplió con lo ordenado ni faltó a la verdad, pues poner un espejo en sus frentes no es siquiera hablar de sus actos, sino dejar que estos provoquen un concepto espontáneo en quien lee y permite que su memoria haga lo propio. Petro accede y rectifica, sin antes reconocer que ellos son los que son, tal y como son.

Dejando a un lado la dicha, es un mal chiste la partida recientemente aprobada en el Concejo de Bogotá para convertir en ‘verde’ el espantoso metro elevado. Nos preguntábamos, mientras leíamos este sinsentido de artículo en el Plan de Desarrollo, en vigencia de una orden de racionamiento de agua como la actual, que parece ser nuestra nueva normalidad, ¿cómo piensan regar cientos de jardines verticales? Con agua recuperada de las industrias es imposible, dada la demanda y la distancia, además de lo costoso que resultaría enviar una flotilla de camiones cisterna día de por medio. Aunque desconocemos los pormenores, es razonable que el Distrito tenga previsto implementar un riego automatizado mediante tuberías que necesariamente se surtirá del acueducto de la ciudad, salvo que las lumbreras que nos gobiernan estén considerando hacer un viaducto encima del viaducto que se ofrezca como reservorio.

El otro aspecto que olvida mencionar el autor de la iniciativa en sus múltiples apariciones públicas –pues si hay alguien más consentido por la gran prensa que el alcalde Galán es este joven aparentemente neófito en política, pero con avezados patrocinadores– es en las decenas de columnas que sostendrán el esperpento aquel y que atravesarán las estaciones de TransMilenio en el separador de la avenida Caracas. ¿Qué pensarán sembrar allí? Plantas artificiales y pasto de plástico, imaginamos. Lo bueno con estas, es que al menos su riego estará asegurado. 

Igualmente ridícula nos pareció la publicidad de la Secretaría de Movilidad de Bogotá, a media página en las ediciones dominicales de ambos periódicos capitalinos, que con el acostumbrado irrespeto a los ciudadanos –e impostando una confianza imposible entre abusadores y abusados– pretende incentivar el cumplimiento de las normas de tránsito así: 

Desconocen los incapaces funcionarios –en plural, porque estamos seguros de que con uno no bastaba– que conceptuaron; redactaron; revisaron; aprobaron y refrendaron esta pieza, el ordenador del gasto que giró los cheques por una cuantiosa suma de nuestros impuestos a las cuentas de los periódicos y la señora secretaria de movilidad, conocida por la simpatía que le produce el abuso de autoridad perpetrado a diario por subordinados suyos, ellos y todos en la administración distrital –incluido el haragán, aunque no se entere– ignoran que la señal exhibida en su pauta no prohíbe nada puesto que incumple la ley y en consecuencia el mandato que ilustra es inaplicable por expresa disposición del artículo 112 del Código Nacional de Tránsito, modificado por la Ley 2252 de 2022 cuyo artífice firma como autor mayor de esta columna. 

Porque la conocemos y la defenderemos, y porque sabemos que la ley impera sobre sus arrebatos de creatividad en los que malgastan la plata que pagamos, dizque para que ejecuten los mandatos legales, transcribimos para general ilustración lo dispuesto por el referido artículo 112:

“Toda zona de prohibición deberá estar expresamente señalizada y demarcada en su sitio previa decisión del funcionario de tránsito competente. No se podrán establecer zonas de prohibición permanentes, salvo por razones de seguridad debidamente justificadas; en todos los demás eventos, la señalización deberá indicar los días y horas en los cuales opera la prohibición. Se exceptúan de ser señalizadas o demarcadas todas aquellas zonas cuyas normas de prohibición o autorización están expresamente descritas en este código. Carecerán de validez la imposición de comparendos por estacionar en zona prohibida cuando fuera de los casos previstos en el artículo 76 en el lugar no exista la señalización prevista en el presente artículo”.

Si por chance lo tomamos despierto, ¿conoce esta ley, señor alcalde? ¿La conoce usted, señora secretaria de movilidad, Claudia Díaz? Si la conocen, ¿por qué no han hecho lo correspondiente para aplicar sus mandatos? Y aún más relevante, ¿saben ustedes que al ordenar o incitar a sus agentes “civiles” de tránsito imponer comparendos con fundamento en la señal retratada en la publicidad pueden verse incursos en responsabilidad penal? Por mucho que les desagrade o les dificulte el negocio, es la ley y en la ciudad que dicen gobernar se incumple por completo, invalidando todos los comparendos impuestos por esta prohibición desde la entrada en vigencia de la Ley 2252 de 2022. Ya que no les importan los derechos de los bogotanos, quizá el descuadre de la caja menor los haga reflexionar.

Adenda: Felicitamos al viceministro Jorge Zorro por el éxito en la implementación del programa Sonidos para la Construcción de Paz, que ha liderado y con gran factura tras años de dedicación al fomento de la cultura. No produce sino alegría ver los resultados del proyecto, completado un año de su implementación: más de 358 mil estudiantes de primaria y secundaria han recibido formación musical especializada, 687 municipios de todos los departamentos fueron seleccionados para la implementación, más de 3.400 artistas vinculados laboralmente y con una inversión sensata de 360 mil millones de pesos sin lunares ni intrigas. Que sigan sonando los instrumentos, al menos mientras persista este Gobierno del Cambio, defensor de la cultura y de la juventud.

¡Hasta la próxima!

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