lunes, marzo 17

Las marchas que le gustan al gobierno

Por: Alexromagíster en Literatura, caricaturista de Cuarto de Hora y activista político. 

Al actual gobierno sólo le gustan las manifestaciones de la “gente de bien”, esa que en complicidad de la policía, vestida de blanco, con la biblia en una mano y en la otra una pistola, le dispara a todo el que no piense como ellos. Marchas así, a su favor, aburridas, poco concurridas, pero llenas de fascismo.

La explicación a esto es sencilla, el partido de gobierno desprecia y persigue a la oposición, la cuál es la mejor señal de democracia en cualquier nación, del mismo modo en que siente desprecio por el conocimiento. Entonces, llenos de odio y carentes de argumentos, repiten como modelo la violencia política, el exterminio.

Al actual gobierno sólo le gustan las manifestaciones de la “gente de bien”, esa que en complicidad de la policía, vestida de blanco, con la biblia en una mano y en la otra una pistola, le dispara a todo el que no piense como ellos. Marchas así, a su favor, aburridas, poco concurridas, pero llenas de fascismo.

Con eso de “mano dura”, el lema fascista por excelencia, buscan justificar la anulación de los Derechos Humanos, profundizando la desigualdad y blindando los privilegios de los mismos de siempre.

La muerte, la tortura, las violaciones y las desapariciones han sido históricamente una política de Estado en Colombia. Y durante el Paro Nacional se han intensificado como práctica criminal financiada por una oligarquía traquetizada que tiene miedo de perder el poder.

Cuánta impotencia siente uno como colombiano cuando en las movilizaciones pacíficas, llenas de arte y alegría, se escucha detonar la primera aturdidora que anuncia la llegada del escuadrón de la muerte. Cuánto dolor, miedo y esa justa rabia al ver llegar las camionetas blancas desde las que la “gente de bien” mata impunemente.

Están acribillando a los jóvenes por no encajar en su ideal de ciudadano y de país. Los asesinan vilmente por ser desobedientes, por rebelarse, por no conformarse con migajas, por no ser respetuosos de esa autoridad más patriotera que justa, por ser ese “otro” diverso al que le han impuesto como destino la exclusión y la desesperanza.

“¡Nos están matando!”, dicen las pancartas, los murales, las banderas, las camisas y las tendencias en redes sociales. ¡Nos están matando! – gritan desgarrados los “pelaos” de los barrios ante el tronar de los fusiles estatales, muchachos y muchachas que, atendiendo a las palabras de Jaime Garzón, han decidido asumir el país como suyo y luchar decididamente por salvarlo.

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