domingo, noviembre 3

La policía británica acusada de amenazar la libertad de prensa

Por AFP

Una advertencia de la policía británica contra los medios de comunicación que publiquen documentos confidenciales suscitó este sábado indignación entre periodistas y políticos que denuncian un ataque a la libertad de prensa.

El jefe adjunto de Scotland Yard, Neil Basu, exigió el viernes a quien estuviera en posesión de documentos gubernamentales filtrados, citando a “dueños, redactores en jefe o editores de medios tradicionales o sociales”, que no los publique o los devuelva a las autoridades.

“La publicación de comunicaciones que fueron filtradas, teniendo en cuenta los daños que causaron o son susceptibles de causar, puede constituir un delito penal”, declaró Basu en un comunicado.

Basu anunció la apertura de una investigación criminal sobre las filtraciones a la prensa de cables diplomáticos críticos con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un caso que provocó la dimisión del embajador británico en Washington.

El sábado, en un mitin con militantes conservadores en Wyboston, en el sur de Inglaterra, el candidato favorito para suceder a Theresa May como primer ministro, Boris Johnson, consideró que “no era concebible que diarios o cualquier otro medio que publique esos documentos fuera objeto de acciones judiciales”.

Su rival, Jeremy Hunt, afirmó en Twitter que el responsable de las filtraciones “debe responder de sus actos”, pero defendió con firmeza el derecho de la prensa a publicarlos.

Otras personalidades políticas también defendieron la libertad de prensa, como Bob Seely, diputado conservador en la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes, quien invitó a la policía a “reconsiderar su posición” y dijo temer que se cree un “precedente muy peligroso”, citado por el diario conservador The Telegraph.

En este mismo periódico, el exministro de Cultura, John Whittingdale, estimó que los periodistas “están ahí para contar historias, aunque molesten o no a las personas que mencionan”.

En cambio, el exministro de Defensa, Michael Fallon, apoyó la iniciativa de la policía. Los periodistas “tienen que ser conscientes de los daños considerables cometidos y los daños potenciales todavía más importantes que se pueden provocar con nuevas infracciones de la ley sobre los secretos oficiales”, declaró a la BBC el sábado.

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