Por: Heidy Sánchez, Concejala de Bogotá por la Colombia Humana – UP
En la última semana de enero se desarrolló un debate de control político desde el Concejo de Bogotá sobre uno de los temas más importantes del momento actual: la educación en tiempos del COVID-19.
La estrategia de la Alcaldía Mayor de Bogotá y su Secretaría de Educación (SED) se basó en la “flexibilización curricular” (virtualidad y guías impresas) y la continuación del Programa de Alimentación Escolar (PAE), en concordancia con los lineamientos del Ministerio de Educación. Estuvimos revisando los resultados de esta estrategia.
El problema de los dispositivos de cómputo
La estrategia aplicada, hasta el momento, ha sido “Aprende en Casa”, que tiene distintos componentes basados en las TIC, pero en especial, por medio del uso de equipos de cómputo para transmitir contenidos, desarrollar clases y actividades. No obstante, son evidentes las dificultades que existen para que los estudiantes puedan responder a esta estrategia, pues no todos cuentan con las herramientas necesarias
Este problema se acentúa en las localidades más vulnerables y en la ruralidad de Bogotá, por ejemplo, en Sumapaz el 90% de los niños, niñas y jóvenes no tienen equipos.
Entrega de equipos a estudiantes
La Secretaría de Educación informó que puso a disposición de la comunidad educativa cerca de 165.000 equipos tecnológicos disponibles en los inventarios de las instituciones educativas (61.953 Tablets, 58.190 portátiles y 44.771 computadores de escritorio), para que los respectivos colegios pudieran prestarlos.
Sin embargo, frente a su disponibilidad, la encuesta de calidad de vida del DANE (2018) informa que, cerca del 44,7% de la matrícula oficial, equivalente a 361.504 estudiantes de colegios públicos en los niveles de prescolar, básica y media en Bogotá (tomando como base el reporte a diciembre de 2020), no tienen tableta ni computador en sus hogares, y la SED informó que se habían beneficiado cerca de 15.000 estudiantes y docentes (es decir, ni siquiera 15.000 estudiantes como totalidad).
Esto significa, que apenas se atendió al 4.2% de la demanda de equipos, lo que significa que la estrategia falló, aun teniendo un número significativo de unidades disponibles.
El Concejo de Bogotá aprobó en el mes de mayo de 2020 en el marco del Plan de Desarrollo, la compra de 100.000 equipos, esperando que con la situación de no presencialidad a clases se entregaran lo más pronto posible, a pesar de ello, la SED informó que suscribió contratos para el 2021 y que desarrollará la entrega de 98.816 dispositivos en el primer y segundo trimestre, logrando resolver cerca del 27% de la demanda.
En consecuencia, no se resuelve estructuralmente el problema de conectividad. Razón por la cual, como concejal y bancada Colombia Humana – Unión Patriótica, solicitamos en el debate del cupo de endeudamiento en 2020 incluir la cobertura total; propuesta que no fue aceptada por la Alcaldía. Asimismo, se desarrolló la colecta de donaciones, que, si bien es un esfuerzo empático de la ciudadanía, no reemplaza la efectividad de una decisión del Estado con su inversión pública.
En la ‘Donatón Por Los Niños’ se recogieron 1.067 equipos en 2020 y una donación de $444.873.709, los cuales tampoco fueron entregados en 2020 a pesar de que la donación se hizo principalmente entre el segundo y tercer trimestre.
¿Y la conectividad?
Existe otro problema sumado a la falta de equipos y es que el 44% de la población estudiantil de la oferta pública, está sin acceso a la conectividad.
La Secretaría de Educación informa que firmó un “Memorando de Entendimiento” con (CLARO) para aunar esfuerzos hacia familias de estratos 1 y 2 de estudiantes del Distrito, con el fin de adquirir servicio de conectividad fija. Lo anterior, se adelantó en el marco del programa de MinTIC, con un resultado de apenas 1.377 instalaciones a hogares y 2.188 estudiantes beneficiados, lo que representa el 1.5% de la necesidad de conectividad.
Claramente, es precario el esfuerzo de la administración distrital por resolver el problema de la conectividad de los estudiantes, lo que nos preocupa por el tiempo transcurrido en 2020 y los procesos educativos que no se dieron cuando la virtualidad tenía un papel fundamental para compensar la ausencia en los colegios.
Deserción Escolar
Existen inquietudes sobre la deserción escolar para el año 2020 y 2021, sobre esta situación señalada a la Secretaria de Educación, hay una respuesta que no corresponde a la realidad, ya sea por un problema técnico; en la forma de medición de la matrícula que se hace contable con el registro inicial o un retiro formal, y no el seguimiento de la permanencia en el sistema educativo.
Es lógico que el incremento de la matrícula haya subido (ver Grafica 1), es decir, el momento del registro inicial en el sistema, porque muchas familias que tenían a sus hijos en colegios privados los trasladaron a colegios públicos, producto de la crisis económica. Del mismo modo, otra capa de población y tal vez la más pobre, generó deserción sin que ésta se registre en retiros formales, pues simplemente dejaron de asistir al colegio o perdieron conexión con el mismo. en este sector poblacional hay personas migrantes extranjeros, niños y niñas que regresaron al campo con sus familias, y otros casos de población muy vulnerable.
Retorno y Alternancia
La Directiva 11 del Ministerio de Educación, sobre alternancia señala que los planes de retorno “deberán adaptarse en cada establecimiento educativo bajo el liderazgo de los directivos docentes, según las condiciones de cada contexto” aun así, no se han dado los tiempo y respuestas requeridas para que sean las instituciones educativas de acuerdo con sus propias condiciones, quienes puedan desarrollar planes propios de alternancia con medidas de bioseguridad.
Esto ha derivado en que, por la presión distrital, se generen algunos planes tipo como sucedió en algunas localidades, en donde las direcciones Locales de Educación (DLE) han enviado “plan tipo” a sus colegios, o hay demoras en los apoyos de la subdirección de infraestructura, para ajustar y proyectar lo relacionado con aforos entre otras situaciones.
Y contrario a lo que la alcaldesa informó en medios de comunicación en las últimas dos semanas, apenas una tercera parte de los colegios cumplen hoy con los planes, con corte a 22 de enero de 2021, los Registros de solicitud de Habilitación son tan solo de 104 Instituciones Educativas Distritales (IED) o 26% de las instituciones.
Así mismo, en el documento de lineamientos del Ministerio, se recomienda que tanto el personal administrativo, como docente que participará de la presencialidad debe estar entre los 18 y 59 años y sin comorbilidades de base, sin embargo, en el caso de Bogotá el 24.1 % docentes son mayores de 55 años.
No hay claridad sobre cómo va a operar estos dos grupos de docentes (8.000 aprox.), para garantizar las recomendaciones de salud y a la vez, la alternancia con presencia física en los grupos escolares.
Por otra parte, quedan dudas sobre cómo operaría la rotación con un promedio de 12 a 15 estudiantes aproximadamente por aula, para no sobrecargar laboralmente a los docentes y garantizar el derecho tanto a la educación, como a la jornada laboral de los docentes.
Nuestras Recomendaciones
Teniendo en cuenta el anterior contexto, se ha recomendado a la SED lo siguiente:
- Ajustar estructuralmente lo relacionado a la cobertura total en equipos informáticos y conectividad a internet, ya que hay desigualdad de oportunidades entre quienes tienen los medios y quienes no, impactando en la calidad educativa de mediano y largo plazo.
- Un posible retorno a la alternancia con la presencialidad, debe pasar por la verificación y concertación con los actores de la comunidad educativa, como el sindicato, los estudiantes y los padres de familia; no solo de manera informativa sino incidente.
- Es necesario mantener un equilibrio entre el derecho a la educación y los derechos laborales de los maestros, que han sacado adelante un año singular y con altos costos en su salud física, emocional.
- Nadie está en contra del retorno de maestros y estudiantes a las aulas pues es su escenario natural, sin embargo, es necesario que la administración distrital y nacional incluya a los maestros en la priorización de vacunas y que cualquier retorno sea verificable y concertado.
Como se demuestra, la pandemia ha evidenciado las desigualdades económicas que impactan en el derecho a la educación y la calidad educativa, además de las situaciones laborales de maestros y familias. Frente a esto, la Alcaldía de Bogotá hubiera podido tomar medidas para resolverlas o por lo menos no agravarlas, situación que no ha ocurrido porque la inversión pública del distrito ha priorizado obras de infraestructura que no son prioridad como Transmilenio por la Av. 68, su metro alimentador, entre otras.