El pasado domingo, en la localidad de Tibú, en Norte de Santander, las delegaciones de paz del Gobierno nacional y las disidencias del Estado Mayor Central de las Farc formalmente dieron inicio a las negociaciones de paz. A pesar de un pequeño retraso, ambas partes reafirmaron su compromiso con la instalación de la mesa de diálogo.
En un comunicado conjunto, las partes enfatizaron su decidida voluntad de avanzar hacia la construcción de un acuerdo de paz que ponga fin al conflicto armado y promueva una Paz Integral, Estable y Duradera, con justicia social y ambiental, en beneficio de las comunidades en todo el país.
Las delegaciones anunciaron que la fase de preparación concluirá el 16 de octubre, fecha en la cual entrará en vigor, con una semana de retraso, un cese al fuego bilateral. Esta es la segunda mesa de diálogo de paz en el marco de la política de paz total, sumándose al proceso más avanzado con el ELN, la última guerrilla en armas, que también incluye un cese al fuego hasta finales de 2023.
La mesa de diálogo se anunció en septiembre, después de tres días de reuniones preliminares en la zona rural de Suárez, Cauca. A pesar de que el comunicado inicial no detalló la agenda de negociación, antes del anuncio, los negociadores del Estado Mayor Central habían prometido varios gestos de buena voluntad, como la liberación de algunos soldados que mantenían en su poder y la no interferencia en las elecciones regionales programadas para el 29 de octubre.
En sus declaraciones conjuntas, las partes enfatizaron su compromiso de poner fin a la guerra y continuar con el proceso de paz, destacando su intención de lograr una paz estable y duradera con justicia social y ambiental. Además, acordaron suspender las acciones ofensivas como medida para proteger a la población civil y reducir los efectos del conflicto. Por último, expresaron su compromiso de implementar todos los mecanismos necesarios para el cese al fuego, con un enfoque especial en la protección de la población civil.