domingo, noviembre 3

Fin del Edificio Mónaco, fortín de Pablo Escobar

por Lina VANEGAS / AFP

El edificio Mónaco, antiguo fortín del fallecido capo Pablo Escobar en Medellín, será derribado con explosivos hoy viernes 22 de febrero por la alcaldía de la ciudad colombiana para construir un parque dedicado a las víctimas del narcotraficante.

“El edificio Mónaco caerá. No se trata de borrar la historia, es empezar a contarla en honor a nuestros verdaderos héroes: las víctimas”, indicó la alcaldía de Medellín en su cuenta de Twitter. 

Los ocho pisos del ostentoso búnker que protegió alguna vez al jefe del cártel de Medellín y a su familia caerán a las 11:00 am en un espectáculo abierto al público. 

En el lugar, casi en ruinas luego de ser un monumento al lujo y la extravagancia, se construirá un espacio conmemorativo de 5.000 metros cuadrados en honor a los miles de ciudadanos que perdieron la vida durante la época más cruenta del llamado “narcoterrorismo”, como se conoce a la guerra sin tregua de los cárteles contra el Estado en los años 80 y 90.

La iniciativa es parte de una campaña de la alcaldía de la ciudad de Medellín, que Escobar convirtió en su teatro de operaciones, para contar otra parte de la historia que no siempre registran las series de televisión o los recorridos turísticos en los que el edificio es parada obligatoria.

Todos los días grupos de curiosos visitan el fortín blanco que construyó el narco en los 80 en El Poblado, uno de los barrios más exclusivos de Medellín. Aunque hoy está desocupado, durante años fue utilizado por diversas entidades, entre ellas la policía.

Escobar fue uno de los hombres más ricos del mundo, según Forbes, tras fundar un imperio del crimen y el terror. Murió a manos de la policía en 1993.

– Memoria en disputa –

Como parte de la iniciativa gubernamental, desde 2018 extranjeros y locales que participan en los “narcotours” se encuentran con un edificio recubierto de carteles que recuerdan a esos otros “protagonistas” que la alcaldía se ha empeñado en resaltar: policías, periodistas, civiles o jueces asesinados por orden del capo.

“Respeta nuestro dolor, honra nuestras víctimas (1983-1994). 46.612 vidas menos”, reza uno de los avisos que caerá junto con la estructura 25 años después de la muerte del capo.

El Mónaco es también referente del primer coche bomba detonado en Colombia. En 1988, el cártel de Cali atacó la estructura, con Escobar y su familia adentro. La explosión afectó el oído de la hija del barón de la droga y desató una sangrienta guerra entre cárteles. 

El atentado también hirió el ego del narcotraficante, pues los explosivos afectaron sus valiosas colecciones de carros y arte.

Aunque un sector de la sociedad se opone a que se derribe una parte de la historia, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, insiste en que el relato de lo ocurrido se transforme en favor de las víctimas.

“La demolición es un paso, pero quizás la reivindicación y la voz de las víctimas sea lo que más puede espantar ese fantasma” de Escobar, explica Alonso Salazar, autor del libro “La Parábola de Pablo” y exalcalde de Medellín. 

Como parte de esa lucha por borrar la huella del capo, a finales de enero fue retirada de la Hacienda Nápoles la réplica de la avioneta en la que transportó su primer cargamento de cocaína a Estados Unidos. Ubicada en el noroeste del país, la extensa finca opera hoy como un parque recreativo.

Quedan sin embargo en pie las 443 casas que construyó Escobar para las familias que vivían en un basurero de Medellín. Gestos como ese le valieron el apodo del “Robin Hood colombiano”. Entonces muchos desconocían de dónde provenían sus recursos.

Pese a la caída de Escobar y otros grandes capos, Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína y Estados Unidos el mayor consumidor de esa droga.

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