La Fundación Árboles y Arrecifes presentó ante la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas un documento en el que expuso la grave situación de los derechos humanos que enfrenta la comunidad isleña de San Andres, Providencia y Santa Catalina, debido al cambio climático y al paso del Huracan hace un año.
El medio El Espectador tuvo acceso al documento en el que se sostiene que la población “se encuentra en una situación vulnerable debido a su dependencia, como comunidad indígena, de su territorio terrestre y marítimo”. Para la fundación, las variaciones en el nivel del mar, que cada vez son más frecuentes, han afectado las necesidades fisiológicas, las prácticas culturales y la supervivencia de los raizales.
La publicación añade que además de los problemas climáticos, los pueblos indígenas afrontan otro inconveniente y es que “Colombia sigue restringiendo cada vez más la capacidad de los raizales para participar en los procesos de toma de decisiones sobre el presente y el futuro de su tierra”, según la fundación. A más de un año del paso de los huracanes, “la comunidad raizal sigue sin poder disfrutar plenamente de los derechos a la alimentación, el agua, la cultura, la propiedad y la autodeterminación”.
Todo esto ha generado que las comunidades demanden ser incluidos en el Programa Nacional Integrado de Adaptación (INAP), con el fin de conseguir que se les atiendan sus peticiones de involucrar a la comunidad raizal en todas las acciones relativas a la gestión y control de su territorio, medio ambiente y recursos naturales. Asimismo, quieren que se les dé mayor autonomía en temas de gobierno y se les garantice la consulta previa y la colaboración continua en los proyectos que afecten a su comunidad.