Por: Gustavo Bolívar Moreno
El 11 de marzo de 2018, cuando la radio empezó a vomitar resultados electorales y mi votación se acercaba al umbral, me pregunté: ¿Y si salgo elegido me toca mirarme a la cara, frente a frente, durante cuatro años con ese señor tan tenebroso?
A los 15 minutos, cuando mis votos pasaron de los cien mil me respondí a mí mismo: Sí señor. Tengo que mirarle la cara durante 4 años a Uribe, pero no todo es malo. Puedo aprovechar la circunstancia para hacerle una buena cantidad de preguntas que nunca le ha respondido a nadie, porque este personaje, como estrella de rock, escoge qué preguntas responder y cuáles pasar por alto.
Una vez, durante el debate de Odebrecht del que varios funcionarios de su gobierno están salpicados hasta la médula, me paré de mi curul al baño y allá me lo encontré meando, como cualquier fulano, porque les puedo certificar a sus fanáticos que no es un cuerpo glorioso. El hombre micciona como la reina Isabel, como el papa Francisco, como Maluma.
En el baño para hombres del Senado hay tres orinales y Uribe estaba en el del medio, de modo que no pude dejar un orinal de por medio para que no me salpicara a mí también. Así que me paré frente al orinal que estaba a su izquierda y, sin mirarlo, empecé a evacuar. Mientras el chorro eterno golpeaba contra la porcelana blanca, pensé: este, definitivamente, no es el mejor momento para hacerle las preguntas que por tantos años me he guardado. Pero otra voz me dijo: anímate, aquí está tu Pulitzer.
De solo pensar que al saludarlo me diera la mano, las palabras se me amontonaron en la garganta y no salieron. Pero muy pronto el señor se fue al lavamanos a hacer algo en lo que es experto: lavarse las manos. Traté de terminar lo más rápido que pude a ver si me lavaba las manos a su lado pero en ese momento salió con los dos escoltas que lo esperaban en la puerta. Nunca más lo volví a tener tan cerca salvo los viernes cuando lo veo en cada escena de la serie Matarife. En el recinto del Senado, de vez en cuando nos cruzamos algunas palabras desobligantes y muchas miradas casi siempre bélicas.
Como sé que la sangre no me da para hablarle, he decidido hacer públicas las preguntas de mi entrevista soñada, a ver si me las responde. Solo que esta vez no tendrá el chance de elegir el cuestionario y menos de eludirme con su famosa frase “siguiente pregunta”, como lo ha hecho con muchos periodistas arrodillados de nuestro país.
Voy a imaginar que estamos en, digamos, su oficina, o si las cosas cambian y la justicia se atreve, en su celda. O mejor, en el Uberrimo, porque de seguro, con el agua al cuello correrá a acogerse a esa JEP que con tanta saña ha tratado de destruir.
Lo saludo, le digo con alguna carga de ironía que lo felicito por haber eludido la justicia con tanta astucia durante 40 años y empiezo a preguntarle:
GB: Senador Uribe, buenos días. ¿Quién lo recomendó con el expresidente Turbay para que este lo nombrara director de la Aeronáutica Civil en 1.980, con apenas 28 años y sin ninguna experiencia?
AUV: Siguiente pregunta.
GB: ¿No le dio miedo asumir un cargo del que su antecesor, Fernando Uribe Senior, salió en un cajón de madera hacia el cementerio?
AUV: Siguiente pregunta.
GB: Supo usted que al señor Uribe Senior, lo asesinaron por no entregar licencias a las pistas y a los aviones de los narcotraficantes del Cartel de Medellín?
AUV: Siguiente pregunta.
GB: Dicen diferentes investigaciones, entre ellas una del periodista Gonzalo Guillén, quien me merece toda la credibilidad del mundo, y lo dicen también otros testigos, como el lugarteniente de Pablo Escobar alias “Popeye”, que usted entregó más de 200 licencias a pistas y a aviones del Cartel de Medellín. ¿Qué nos puede decir al respecto?
AUV: ¿Por qué no hablamos mejor de la locomotora minera, colega?
GB: Un año antes de ser director de la Aeronáutica, en 1.979, usted le vendió un apartamento a un señor Israel Londoño. ¿Sabía usted que ese señor era cuñado y testaferro de los Ochoa, narcotraficantes del Cartel de Medellín?
AUV: siguiente pregunta.
GB: ¿Autorizó usted, como director de la Aeronáutica Civil, en junio de 1.980, al señor Isrrael Londoño, la adquisición de un helicóptero que se matriculó con la serie HK 2496?
AUV: Hablemos de la confianza inversionista.
GB: ¿Supo usted que a ese Helicóptero, por pertenecer a un narcotraficante, le aplicaron después la extinción de dominio?
AUV: Hablemos mejor de la camapaña, vive Colombia, viaja por ella.
GB: ¿Cómo carajos, y discúlpeme el tono pero es que tantas coincidencias me ponen de mal genio, después de la extinción de dominio aparece este helicóptero en manos de la empresa Helicargo, propiedad del exnarcotraficante Guillo Ángel?
AUV: Siguiente pregunta
GB: Se supo tiempo después que en este mismo helicóptero, al que usted otorgó licencia, perdió la vida, en un misterioso accidente, Pedro Juan Moreno, su exsecretario de gobierno en la Gobernación de Antioquia, importador de insumos químicos, exgerente de Fedegán, quien se había alejado de usted y quien empezaba a criticar contratos de corrupción de su primer gobierno desde su semanario “La Otra Verdad”. ¿Por qué el exgeneral Rito Alejo del Río, dijo a la Fiscalía que la caída del helicóptero donde viajaban Pedro Juan Moreno y su hijo no fue un accidente?
AUV: siguiente pregunta.
GB: ¿Por qué el exparamilitar Daniel Rendón Herrera, alias “Don Mario” pidió que lo investigaran a usted por el asesinato de Pedro Juan Moreno?
AUV: ¿Pregúnteme sobre la pacificación de Urabá?
GB: En su libro “Aquí no hay muertos, la investigadora norteamericana María MacFarland reveló un correo electrónico de Fernando Murillo alias Don Berna” en el que le dice: “Reciba un cordial saludo sobre Pedro Juan Moreno. Lo conocí personalmente ya que era un asiduo visitante de los campamentos de las autodefensas, concretamente de un sitio llamado 21, donde funcionaba el cuartel general de Carlos Castaño. El era uno de los consejero de dicho comandante. La muerte de él fue producto de un saboteo al helicóptero donde se movilizaba, acción llevada a cabo por órdenes de Uribe”.
¿Qué tiene que decir ante tamaña acusación?
AUV: Otra pregunta y no me siga atacando o terminemos esta entrevista.
GB: Senador tranquilícese.
AUV: Permítame un momento voy a tomar algo.
Una empleada le alcanza una infusión que, por su aroma, deduzco podría ser una infusión de valeriana. A los pocos minutos el senador se incorpora a la entrevista con un gesto adusto y disparando con sus ojos ráfagas de ametralladora punto cincuenta sobre mi cabeza. Las esquivo y continúo:
GB: Hablando de helicópteros, y volviendo a la década de los 80, presidente Uribe, ¿Qué hacía el helicóptero de matrícula HK 2407 de propiedad de su padre en Tranquilandia, el complejo cocalero más grande que ha incautado la policía antinarcóticos en toda su historia?
AUV: siguiente pregunta.
GB: ¿Por qué el coronel Ramírez, comandante del operativo contra el complejo cocalero Tranquilandia, dijo antes de caer acribillado, que Lara Bonilla le había dicho que “si a él hacían un atentado, iban a ser los que eran los propietarios de lo cogido en el Yarí, los dueños del helicóptero y los aviones que cogieron ustedes allá”. Qué tiene que decir al respecto.
AUV: ¿Por qué no me pregunta nada sobre la seguridad democrática?
GB: ¿Por qué los dueños del helicóptero HK 2704, que figuraba a nombre de Alberto Uribe Sierra, solo se acordaron de hacer su traspaso de venta, la semana siguiente al operativo de Tranquilandia?
AUV: ¿Hablamos del plan patriota?
GB: ¿Por qué Pablo Escobar, a través de su empresa “Medellín sin tugurios”, lamentó la muerte de su padre en obituarios pagos en la prensa? ¿Fueron amigos?
AUV: siguiente pregunta.
GB: Ahora vamos al asesinato de don Guillermo Cano.
AUV: ¿Y por qué mejor no hablamos de la confianza inversionista?
GB: Lo siento Senador, soy un periodista independiente. Vamos con el asesinato de don Guillermo Cano. A los sicarios que asesinaron al director de El Epectador se les pagó con un cheque por 3.5 millones de pesos del Banco del comercio, cuenta corriente 005-21826-8, que fue firmado por un señor Luis Carlos Molina a nombre de “CONFIRMESA” una empresa fachada de los miembros del cartel de Medellín. Consta en actas que usted fue miembro de la junta directiva de esa empresa en 1.983 junto con Carlos Alberto Gaviria, hermano del hoy senador José Obdulio Gaviria y que luego renunció “reiterando la expresión de amistad y aprecio” al señor Molina.
Las preguntas son: ¿Aprecia usted a los asesinos del señor Guillermo Cano?, segundo, ¿Por qué aceptó pertenecer a la Junta directiva de una empresa fachada del cartel de medellín? Y tercero, ¿Es verdad que cuando usted era director de la Aeronáutica Civil le otorgó una licencia a este señor Luis Carlos Molina, condenado por el asesinato de don Guillermo Cano?
AUV: ¿Podemos hacer una pausita?
GB: Documentos desclasificados por Estados Unidos lo vinculan a usted con Pablo Escobar. Dicen, entre otras cosas que usted recibió financiación para su campaña de sus primos los Ochoa Vásquez. También dicen que usted tenía miedo de que lo mataran por no conseguir una cita con el Presidente Gaviria para Pablo Escobar quien había financiado alguna campaña suya. Además, en una lista de narcotraficnates elaborada por la DEA usted daparece con el número 82. ¿Qué tiene que decir al respecto?
AUV: Siguiente pregunta.
GB: El Mercenario israelí Yahir Klein afirma que usted pagó por sus servicios. ¿Qué opina?
AUV: Pero de la Comuna 13, que dejamos libre de narcoparamilitares no dice nada.
GB: Cómo es que sus dos edecanes, Jefes de seguridad de la Casa de Nariño, los generales Mauricio Santoyo y Flavio Buitrago terminan, uno condenado y otro extraditado por paramilitarismo y narcotráfico sin que usted se enterara de sus andanzas?
AUV: ¿Me puede preguntar sobre la Operación Jaque?
GB: ¿Quién invitó al paramilitar alias Job a Palacio de Nariño?
AUV: Siguiente pregunta.
GB: ¿Quién mató a Job?
GB: Fernando Sanclemente, exembajador de Uruguay en cuya finca fueron encontrados tres laboratorios de cocaína fue su director de la Aeronáutica Civil. ¿Es verdad que él autorizó la ampliación de un hangar para despachar desde allí droga para el Chapo Guzmán?
AUV: Siguiente pregunta.
GB: Durante un consejo comunitario en El Roble, Sucre, el Alcalde Eudaldo Díaz le dijo a usted, en público, que lo iban a matar y señaló al Gobernador Salvador Arana como su posible verdugo. A Eudaldo Díaz lo mató Arana y en vez de investigar su muerte usted nombró al asesino como embajador en Chile. ¿Por qué lo quiso proteger?
AUV: ¿Por qué mejor no me pregunta de la desmovilización de los paramilitares?
GB: Bueno, hablemos de paramilitarismo. ¿Por dónde quiere empezar, presidente?
¿Por la Convivir el Cóndor, el entrenamiento de paramilitares en la hacienda Guacharacas, Mancuso, Los 12 apóstoles, las masacres del Aro y La Granja, las chuzadas del DAS o por el asesinato de José María Ovalle?
AUV: Ya estoy cansado.
GB: Créame que el país también lo está, doctor Uribe.
¿Quiere que aplacemos el resto de la entrevista para el próximo domingo?
AUV: Sigue fastidiándome y lo perfilo.
GB: Perfilado ya estoy Presidente. Más bien prepárese porque a parte del cuestionario por paramilitarismo me quedan varios temitas: El Cartel de los Cifuentes Villa, Virgina Vallejo, los subsidios que recibió El Ubérrimo de Agro Ingreso Seguro, la Yidispolítica, las zonas francas que enriquecieron a sus hijos, Reficar, Odebrecht, la compra de testigos, la ley 100, la ley 50, la ñeñe política, los miembros del M-19 que militan en el uribismo, Caya Daza, los 300 mil dólares que recibió el Centro Democrático de Venezuela …?
AUV: No más ––Me grita irritado–– y se marcha agarrándose el estómago.
Expresidente, espere, espere… Presidente, senador, pacificador espere… Desaparece.
Como Rodolfo Hernández, no volvió a mirar atrás. Mientras lo veo caminar apurado, arrastrando sus 68 años, su mala reputación y sus más de 200 procesos hacia el baño, me pregunto: ¿En verdad este hombre piensa que es honorable?
También me pregunto, poniéndome en los zapatos del pobre abogado, y que conste que no es por justificar sus múltiples derrotas jurídicas: ¿Cómo hace Abelardo De la Espriella para defender el buen nombre de alguien que no lo tiene?
El próximo domingo, si estoy vivo, la segunda entrega de esta entretenida pero inocua entrevista.
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