Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Un buen periodista es el que con sus propias palabras describe hechos, no aquel que sirve de portavoz de su jefe para trastocar la realidad en beneficio del patrono de turno.
Los brebajes de uva fina vienen sellados con un buen corcho. Basta mirar qué tan difícil es destapar una botella de Veuve Clicquot y escuchar el ruido que produce al remover el cierre y liberar el corcho. El país venía bien con Carolina Corcho, quien emprendió durante su paso por el Ministerio la más intensa de las tareas: ponerles tatequieto a los millonarios dueños de las EPS, pero parece que pudo más la presión de estos que las propuestas de la ahora exministra.
Es obvio que los comerciantes de la salud –respaldados por el periódico del Grupo Aval y otros medios afines– hicieron todo lo posible por desacreditar la gestión y el carácter de la doctora Corcho. La hicieron parecer atorada como corcho en remolino, pero ese nunca fue el caso. Sus denodados esfuerzos por reformar el sistema, que le hicieron merecedora del respeto de miles de ciudadanos, fueron suficientes para que quienes han llevado la parada en este sector presionaran hasta lograr su salida. Puede que hayan logrado bajarla del barco, pero no podrán quitarle el mérito de haber concertado y redactado un proyecto de reforma integral, que llevó al Congreso en los primeros seismeses de gobierno y en donde logró, en tan solo un par de semanas, su aprobación en primer debate. Como hemos expresado antes, aplaudimos su gestión y en vista de las circunstancias, lamentamos su salida del gabinete.
De igual manera, es una lástima la defenestrada del ministro José Antonio Ocampo, quien salió del gabinete por intrigas partidistas que en nada le involucraban. Pierde el gobierno y el país a un excelente ministro. Por su parte, Luis Fernando Velasco no se metió en camisa de once varas, pues él es un hábil político y sabrá bandear los embates de la clase política y en particular de los congresistas. Esperamos que el ministro Velasco mande al diablo el yugo de César Gaviria, quien tiene más desacreditado al Partido Liberal que a niña de mala conducta. Lo anterior lo decimos porque sabemos que Velasco es liberal por convicción y no por afiliación al expresidente convertido en líder supremo e inobjetable. Como buen componedor que es, Luis Fernando tenderá al consenso, que confiamos sabrá lograr sin comprometer sus principios, pues como dicen los conocedores en gastronomía: lo mejor del seco es el principio. Como ministro de la política, Velasco se apresta a conversar con todos los partidos y sectores a fin de sacar avante los proyectos del presidente Petro. Estaremos atentos a que un buen principio no termine siendo una sopa de sancocho.
El que se niega a entregar sus herramientas por desgaste es el nadaísta Humberto de la Calle, quien ha sido colaborador en todos los gobiernos, de todos ha reportado beneficios y de ninguno se ha guardado críticas. ¿Estará esperando una llamada de Palacio ahora que Gustavo Petro es presidente? No olvidemos que aquel engendro de referendo en época de Uribe tuvo como uno de sus principales abanderados al señor de la Calle. Quienes en ese momento estábamos del lado de la democracia, del respeto a la independencia de poderes y en favor de los sectores sociales y trabajadores tenemos un infausto recuerdo del caballero. Creíamos entonces que aquel sería el fin de su vida pública, pero como buen político supo recomponerse y ahora es senador de la República.
Desde su curul y sin aportar ninguna evidencia que sustente su dicho, afirmó que el presidente Petro no respeta al Congreso y que en tiempo reciente “ha venido menospreciando” esta institución de la que, valga recordar, hizo parte por más de 20 años. Sus argumentos –si es que pueden llamarse así– son pobrísimos y apuntan al ejercicio propio del poder ejecutivo en su relación con el legislativo, además de común en todos los gobiernos que le precedieron.
Cambiando de tema, transcribimos una frase –propia de un lagarto– que fue puesta en boca del señor Fabio Amín, senador del Partido Liberal: “respaldamos al expresidente César Gaviria como jefe único del partido”. Tras leer esta declaración, que apareció en primera plana del diario de Sarmiento Angulo, consultamos con varios liberales su opinión al respecto. Casi al unísono nos contestaron que “ni por el chiras”, que su partido exige un cambio en tanto hace parte del primer gobierno alternativo del país y que dicha transformación requiere la salida de viejos poderosos como Gaviria y el propio Amín Saleme. Eso dicen desde las toldas rojas, no nos consta ni lo suscribimos dado que ese no es nuestro lugar político.
Que hay contactos por aquí y por allá, dicen. Y para qué, se preguntan algunos. Pues para que el ejecutivo colombiano y su contraparte venezolana entren de lleno al restablecimiento de la relación bilateral. Llegó la hora de terminar la campaña pirómana iniciada en el gobierno anterior, aupada por la derecha local y regional, y con la que se pretendía meter al país en conflicto con el vecino. De esta escaramuza solo se han beneficiado los políticos del Centro Democrático y algunos derechistas en Venezuela y Florida, al tiempo que hemos perdido todos los demás y especialmente quienes habitan en los departamentos limítrofes. Las dos naciones requieren una comunicación y colaboración constante entre sí, en tanto comparten miles de kilómetros de frontera y múltiples asuntos comunes. Celebramos los esfuerzos de ambos gobiernos y deseamos suerte a quienes están trabajando incansablemente por revertir este craso error en nuestra política exterior.
“Pero… ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?”. Este es el título de una simpática obra del humorista Enrique Jardiel Poncela, que viene como anillo al dedo para referirnos a la reciente “desvirginización” de la Policía Nacional, tras el cambio en la cúpula y la salida del fervoroso general Sanabria. Nos cuentan que en días recientes la actividad del personal de mantenimiento de la dirección general ha sido incesante, desmontando vírgenes y crucifijos de las oficinas y zonas comunes del edificio, que habían sido extraídas de la capilla de la institución. A buena hora estos elementos retornaron a su lugar natural. Lo que no sabemos es qué habrá pensado el exdirector Sanabria en estos días de retiro, ¿propondrá su nombre para la canonización?, ¿formará una cofradía de admiradores de la Virgen en compañía del exprocurador Alejandro Ordóñez o preferirá abrir un culto propio para dar prédica?
Adenda: sabemos que Oxford Union es uno de los más prestigiosos escenarios políticos en el mundo, pero todo parece que está perdiendo lustre. Por estos días se supo que invitaron al expresidente Duque para ser “speaker of the House”. Nos preguntábamos, si no le entendíamos nosotros y acá hablaba en castellano, ¿cómo harán los británicos para comprender lo que diga en inglés?
Adenda dos: desde esta columna queremos agradecer al director de Cuarto de Hora, Urías Velásquez, por sus generosas palabras dirigidas a Germán, que se leen: “¡Qué agradable resulta leer al doctor Navas Talero! Y pensar que Jennifer Pedraza y Julián Sastoque pretendieron cancelarlo del debate público, pero les salió “el tiro por la culata” porque lo único que ganaron fue el desprecio general.” En respuesta al agradecimiento de Germán por este mensaje, Urías añadió: “Gracias a usted maestro que tanto ha hecho por este país… no se me olvidan sus batallas jurídicas en favor del pueblo, de la verdad, del respeto a la ley… una de sus luchas siempre recuerdo por ser la que le llevaba a mi mamá –ya fallecida– a votar por usted, elección tras elección: la defensa del ciudadano frente a los poderosos bancos, particularmente el que tuvieran derecho al talonario de retiros. ¡Gracias por tanto!”