El golfo de Tribugá está ubicado en el occidente del departamento del Chocó, este lugar alberga una majestuosa biodiversidad y gran parte de la riqueza cultural de nuestro país. Sus cálidas aguas permiten el avistamiento de ballenas jorobadas, manglares, diversidad de peces que le ofrecen a sus comunidades empleo y sustento a través de la pesca artesanal. Esta área que también permite la anidación de tortugas y vegetación primaria hoy se encuentra asechada por una amenaza tan grande como las crestas de las olas que bañan las playas de Nuquí.
El puerto de Tribugá se vende como un megaproyecto que traerá “progreso” a la región, aun cuando la más cercana referencia de este tipo de estructuras, se encuentra en Buenaventura, cuyo puerto mueve el 60% del comercio exterior del país y es precisamente éste, uno de los municipios más pobres de Colombia, presentando altos índices de desigualdad, criminalidad, desempleo e insatisfacción de servicios sanitarios.
La inconformidad que han manifestado algunos habitantes de la zona, se refuerza con el hecho ocurrido el pasado 31 de Agosto del 2001, cuando paramilitares perpetraron una masacre sobre la cabecera municipal de Nuquí, desplazando a decenas de familias. Hoy a quienes sobrevivieron y resistieron la presión, el gobierno les anuncia que desarrollará en su territorio el puerto de Tribugá.
En el Artículo 78, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) del gobierno Iván Duque, anuncia concesiones por 80 años para la construcción de puertos del tipo greenfield, es decir, puertos sin limitaciones por infraestructuras existentes a su alrededor, para el caso de Tribugá una concesión de este tipo se haría desconociendo la existencia de los tres ecosistemas que ocupan el área, a saber, el arrecife de coral, el bosque húmedo tropical y el manglar, poniendo en evidente peligro de extinción a decenas de especies que habitan la región donde se encuentra uno de los parques naturales más importantes del mundo.