En las últimas horas el equipo de gobierno de Gustavo Petro encabezado por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo; sus viceministros y el director de la Dian, Luis Carlos Reyes, radicaron ante el Congreso el tan esperado proyecto de reforma tributaria.
De acuerdo con el documento presentado esta eventual reforma “supone una nueva oportunidad para aumentar los ingresos tributarios e implementar políticas públicas que permitan, erradicar el hambre, reducir la pobreza y la desigualdad en el país y desmontar los tratamientos tributarios preferenciales que benefician a los más pudientes”
Para cumplir con el objetivo de lo que han llamado una “reforma tributaria de la equidad, justicia y la paz” se ha planteado la disminución de las rentas exentas y deducciones para el impuesto de renta de personas naturales, pago de renta para pensionados con más de 10 millones de pesos y una tarifa de impuesto a ganancias ocasionales de 30 por ciento para empresas.
Esta nueva propuesta busca recaudar en el primer año 25 billones y calculan que los medidas llegarán a recaudar hasta 50 para 2026, la diferencia con la reforma del gobierno de Duque está en que se pretende que no afecte a los hogares más vulnerables.
En esta reforma también se establece la eliminación de los días sin IVA, según explican, esta medida tiene efectos negativos sobre el recaudo fiscal y genera dificultades administrativas en materia tributaria además benificia principalmente a los sectores de altos ingresos, con capacidad de consumo y ahorro, por lo que su eliminación promueve un sistema tributario más equitativo.
Se ha planteado también una serie de “impuestos saludables y ambientales” que busca gravar impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados; a los plásticos de un solo uso y el impuesto al carbono
Esto además de buscar recaudos monetarios propone que impacte en salud pública, al desincentivar el consumo de productos ultraprocesados que generan una cifra importante de enfermedades no transmisibles en el país, así como reducir el impacto ambiental por la utilización del carbono y los plásticos de un solo uso.
En esa misma línea se planteó un impuesto a las exportaciones petróleo, carbón y oro con lo que se busca que el país se inserte rápidamente en el proceso de transición energética mundial al reducir la huella de carbono generada por distintas industrias, fomentaría la industrialización, disminuiría el costo de los insumos locales, e incentivaría las exportaciones con mayor valor, según se lee en el documento.