¨Para que la paz sea posible en Colombia, necesitamos dialogar, dialogar mucho, entendernos, buscar los caminos comunes, producir cambios¨ Gustavo Petro (2022)
Presentación
En su discurso de posesión, el presidente de la República Gustavo Petro Urrego anunció la convocatoria de diálogos regionales vinculantes como un ejercicio para la construcción democrática de la paz y el progreso social
¨La paz es posible si desatamos en todas las regiones de Colombia el dialogo social, para encontrarnos en medio de las diferencias, para expresarnos y ser escuchados, para buscar a través de la razón, los caminos comunes de la convivencia. Es la sociedad toda la que debe dialogar sobre cómo no matarnos y sobre cómo progresar. En los diálogos regionales vinculantes convocamos a todas las personas desarmadas para encontrar los caminos del territorio que permitan la convivencia”.
Luego de la victoria de Gustavo Petro en las elecciones presidenciales, un grupo de profesionales y expertos se convocó para analizar la propuesta de los diálogos regionales y adelantar un ejercicio exploratorio en los departamentos de Nariño y Chocó.
Bajo el criterio de regresar a los municipios en donde las candidaturas de Gustavo Petro a la presidencia y Francia Márquez a la vicepresidencialograron el mayor porcentaje de votos según el número de habitantes, se escogieron las poblaciones de Roberto Payán en la costa pacífica del departamento de Nariño (95.92%) y Bojayá en el departamento del Choco (91.33%)
12 de julio y fue convocado por las comunidades (cabildos indígenas y consejos comunitarios, organizaciones de jóvenes y mujeres) que dirigieron la reunión y elaboraron la relatoría. El alcalde del municipio y los concejales, así como el gobernador del departamento, participaron en la reunión. El 13 de julio el diálogo se trasladó a Pasto donde sesionaron alrededor de 250 personas en mesas diferenciadas con empresarios, universidades, organizaciones sociales, concejales, diputados, congresistas de todos los partidos y la iglesia católica el gobernador y los alcaldes.
El segundo diálogo exploratorio se realizó el 4 de agosto con alrededor de 70 personas en Bojayá convocado y dirigido por las comunidades (consejos comunitarios, cabildos indígenas y organizaciones locales), contó con la presencia y apoyo de la alcaldía del municipio de Buenavista y la institucionalidad local. El 5 de agosto el dialogo se trasladó a Quibdó en una mesa de trabajo que contó con la participación de 30 personas, incluido el gobernador del Chocó, el alcalde, las autoridades militares y de policía y representantes de la institucionalidad y organizaciones sociales.
Reconocer las diversidades, respetar las diferencias, buscar acuerdos mínimos y proponer una agenda común, fueron los criterios para convocar a quienes votaron por el nuevo gobierno, a quienes votaron por otras opciones y a quienes no votaron, para explorar una metodología de ejercicio de poder popular y democrático en los territorios.
La formulación del Plan Nacional de Desarrollo y la propuesta de una paz total se establecieron como horizontes para la discusión.
La elaboración de este documento, así como el trabajo de campo, contó con la participación de: Jorge Rojas, Gerardo Ardila, Yulith Almenarez, Richard Moreno, Arley Mena, Raúl Delgado, Sebastián Rivera, Pablo Pardo, Omar Fernández, Osman Xié, Rodolfo Adán Vega y Diana López.
El texto final fue redactado por Jorge Rojas y Gerardo Ardila para las mesas técnicas del DRV y PND y es un documento en construcción para la discusión y el debate.
1. Participación para la paz total:
La búsqueda de la paz total se basa en la implementación de los diálogos regionales, una estrategia política para permitir el desarrollo del poder popular y un mecanismo de solución de conflictos que rechaza las violencias y acoge formas de resolver las contradicciones, que toma en cuenta a las diferentes partes interesadas y busca acuerdos que se puedan cumplir por todos con la presencia garantista del Estado. Los diálogos regionales, por tanto, constituyen un proceso de transformación política y cultural de largo plazo, que implica un aprendizaje permanente de los hombres y mujeres que viven en el territorio de Colombia para buscar las convergencias que faciliten los acuerdos y las acciones para vivir mejor. Así como la construcción de una cultura de diálogo y la búsqueda constante de la paz requieren de políticas de Estado cuya continuidad ocurra en varios gobiernos consecutivos, los diálogos regionales tienen otros tiempos para otro tipo de acuerdos. Los procesos que exigen transformaciones institucionales y/o normativas suceden en una mediana duración (todo el período de gobierno e, incluso, el gobierno siguiente), mientras que los acuerdos regionales puntuales sobre temas específicos que van al Plan Nacional de Desarrollo se deben hacer de inmediato y, por tanto, son procesos de muy corta duración. Sin embargo, la democracia aconseja la construcción de un mecanismo de diálogos permanente, al que tenga acceso cualquier grupo de personas que requieran atención del Estado.
2. Gobernanza en el Plan Nacional de Desarrollo:
Los diálogos regionales vinculantes permiten recoger insumos para la construcción de una plataforma permanente de gobernanza territorial donde confluyen organizaciones sociales y comunitarias de todo tipo junto con los empresarios y gremios de la producción, para que todos contribuyan a la consolidación del Gobierno del Cambio. La primera gran experiencia de participación de todos los habitantes de Colombia en su propio gobierno se materializa en la construcción colectiva del Plan Nacional de Desarrollo que tiene su base en el Programa de Gobierno presentado por Gustavo Petro y Francia Márquez, en los Acuerdos de Paz con las Farc, en las recomendaciones de la Comisión de Paz. Para este proceso de construcción colectiva de muy corta duración se desarrolla una metodología participativa basada en diálogos regionales puntuales convocados por el gobierno nacional, con estrategias organizativas que aseguren el carácter vinculante de los acuerdos logrados en los diálogos y su consecuente incorporación en el PND y en el Plan de Inversiones correspondiente.
3. Regiones y diversidad:
Los diálogos son regionales porque reconocen que la diversidad es uno de los mayores activos del país. Tanto la diversidad territorial, física y ambiental, junto con la cual se ha construido la diversidad social, cultural, histórica y política. Región es un concepto operativo, que se transforma de acuerdo con aquello que lo define, de suerte que la definición y demarcación de las regiones depende de los problemas y las escalas que se enfrenten. En Colombia se reconocen cinco macro regiones (Pacífico, Caribe, Andes, Amazonas, Orinoquia) que, a su vez, se subdividen en muchas zonas ambientales y culturales (en algunos casos se corresponden con la ocupación y uso de las cuencas hidrográficas), dentro de las cuales se manifiestan diferencias económicas, sociales y culturales que tienen sus propias historias, necesidades y sueños y que enfrentan conflictos de diversa naturaleza cuya especificidad exige un tratamiento único, basado en el encuentro entre los agentes del conflicto acompañados por el Estado para buscar soluciones colectivas que se concretan en acuerdos. Entre estas regiones se reconocen áreas identificadas como espacios de procesos económicos y sociales particulares históricamente configurados, en las que también hay conflictos conocidos y sin solución aparente desde hace muchos años, las cuales se sobreponen a regiones geográficas, administrativas, culturales y políticas que requieren la generación inmediata de diálogos postergados. Una primera labor es la identificación y delimitación de las áreas para los diálogos regionales de corta duración y en la precisión del carácter y composición de los temas y de los actores que deben participar para no dejar a nadie atrás. Las comunidades y agentes involucrados también pueden proponer al Estado la urgencia de iniciar sus procesos particulares, junto con un plan de desarrollo metodológico y un cronograma claro de cada proceso. El gobierno ha hecho una propuesta de 51 puntos de encuentro para diálogos regionales, en los que todos deben tener cabida, con el único requisito previo de su inscripción. El DNP ha presentado una metodología simple que permite que, en tres momentos, los diálogos permitan alcanzar unos acuerdos básicos que llegarán al Plan Nacional de Desarrollo.
4. Acuerdos basados en la Constitución Política y en las Leyes:
Los acuerdos producto de los diálogos se enmarcan en la Constitución Política de Colombia y en las leyes y normas vigentes. Es posible que los acuerdos demuestren la necesidad de realizar transformaciones o ajustes institucionales y normativos, en cuyo caso los procesos de transformación necesarios deben seguir las rutas legales establecidas para alcanzar las expresiones jurídicas consecuentes con las necesidades reconocidas por las partes. Por esta razón, estos procesos son de mediana duración, puesto que se adaptan a los tiempos propios del Congreso y de las Cortes. Los acuerdos surgidos de los diálogos tienen el carácter de vinculantes, lo que obliga al Estado y a las partes a su cumplimiento, dentro de los plazos y condiciones que deben acompañar cada uno de los acuerdos. Esto implica la necesidad de adecuar las instituciones del Estado (en particular el DNP) para que puedan ejercer una doble función de escucha -como intermediarias directas entre las comunidades de diálogo y el mismo Estado- y de búsqueda de caminos jurídicos, administrativos y financieros, para cumplir con los acuerdos.
Los acuerdos surgidos de los diálogos y las transformaciones que implican se corresponden con políticas de Estado de largo plazo, construidas con la participación ciudadana. Para el caso de las comunidades rurales, se requiere la participación de los campesinos pobres y sus organizaciones (Juntas de Acción Comunal, Asociaciones campesinas, pescadores, mineros, empleados de agroindustrias), las comunidades étnicas que tienen experiencia en procesos de producción innovadores, los gremios con su saberes (Asociaciones de productores y distribuidores), los académicos y especialistas (Centros de Estudios y Think Tanks) y con la consideración de las propuestas internacionales que encuentran en la agroecología modelos productivos apropiados para las necesidades del campo colombiano en una época de crisis de los insumos. Los contextos de compromisos asumidos con varios países exigen un acento en la producción que cubra las necesidades inmediatas de seguridad alimentaria y un proceso de sustituciones gradual, producto de concertaciones con consumidores y productores y que consideren el objetivo de fortalecer la integración regional suramericana.
En el caso de las comunidades urbanas (habitantes de las ciudades, Juntas Administradoras Locales, Asociaciones de vecinos, gremios de productores y comerciantes, intelectuales, maestros, estudiantes, artistas y creadores, obreros, mujeres, grupos de estudio de sindicatos y organizaciones populares, grupos de trabajo de conjuntos y barrios), el respeto del Estado por la autonomía municipal requiere que los procesos de discusión y ajuste de los planes de desarrollo y de ordenamiento territorial generen metodologías y mecanismos institucionales que aseguren la participación ciudadana en los procesos de diseño y discusión de los documentos, en la adopción en el Concejo municipal y en la implementación de los acuerdos.
5. Tiempos y necesidades diferentes:
Los conflictos por el acceso y uso de la tierra en áreas rurales y urbanas, que se sobreponen al racismo, el clasismo, el patriarcalismo; la falta de acceso a los servicios públicos, al agua, la energía, la salud, la educación y la formación técnica; así como la negación de derechos como la movilidad, el acceso a los mercados y al progreso, la recreación y el desarrollo de la cultura, el ambiente sano y el disfrute del paisaje identitario, la disponibilidad de la internet y el acceso a las comunicaciones, constituyen el corazón de la mayor parte de los conflictos que se viven en Colombia. Comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas, raizales, pescadores, trabajadores urbanos, pastores y curas, vendedores y comerciantes, empleados y funcionarios conviven (viven-con) con empresarios agrícolas, industriales y comerciantes, con ganaderos y hacendatarios, con intelectuales y maestros, artistas y creadores diversos, políticos y rebuscadores, industriales y comerciantes, empresarios y constructores. Todos ellos tienen el derecho a ser reconocidos como partes integrantes de los diálogos regionales en los que sus demandas y derechos deben ser respetados, a la vez que se integran en el objetivo de buscar el bien común.
Los tiempos del gobierno son muy apretados, por lo que los diálogos de corta duración, sobre los temas puntuales no se pueden interrumpir, aunque pueden hacerse ajustes constantes, sobre la base de agendas de consenso que se enmarquen en cronogramas precisos, puesto que sus acuerdos deben ser integrados en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 “Colombia: potencia mundial de la vida” y en el correspondiente Plan de Inversiones. El gobierno nacional debe presentar un primer balance de su gestión a los cien días, lo cual coincide con los tiempos del Plan Nacional de Desarrollo.
En esta fecha, los acuerdos logrados en los procesos de diálogos regionales deben estar integrados al PND y al Plan Plurianual de Inversiones y contar con cronogramas de implementación. En febrero del 2023 se deben poner en marcha los portafolios de inversión planteados en los acuerdos surgidos de los diálogos; mientras se logra el ajuste institucional necesario, se puede contar con un operador experimentado que asegure el cumplimiento de los potafolios correspondientes.
El esquema establecido para los diálogos regionales implica una coordinación general que articule los diálogos regionales con la colaboración del Comité Técnico y de sus delegados, coordinados por el DNP, cuya labor no termina con la inclusión de los acuerdos en el Plan Nacional de Desarrollo.
El Presidente de la República es el máximo orientador de la planeación nacional, en articulación con el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) y el Conpes Social (Ley 152 de 1994), mientras que el Departamento Nacional de Planeación es el responsable por el desarrollo del proceso de integración de los diálogos regionales en el Plan Nacional de Desarrollo y en sus documentos constitutivos, mediante la coordinación para la formulación del plan con los ministerios, departamentos administrativos, entidades territoriales, las regiones administrativas y de planificación. El Ministerio de Hacienda y Crédito Público, asegura la consistencia de los aspectos presupuestales del plan con las leyes anuales de presupuesto y el Congreso de la República y el Consejo Nacional de Planeación representan a las personas que viven en el territorio nacional y velan por sus derechos. El DNP recupera su carácter de órgano técnico del Estado y adecúa sus funciones y la calidad de sus estudios, en correspondencia con el fortalecimiento de la democracia como el elemento principal en la búsqueda de la paz total.
6. Lecciones aprendidas:
Durante las semanas previas a la posesión presidencial y en las semanas inmediatas a esta se han llevado a cabo varios procesos de diálogos regionales (algunos con el carácter de exploratorio) que buscan prevenir las dificultades de organización propias de la participación masiva para la cual la sociedad colombiana no tiene experiencia.
A. La primera gran enseñanza es que no se debe dispersar la responsabilidad de los diálogos. Experiencias importantes se desarrollaron en Nariño (Roberto Payán y Pasto), Chocó (Bojayá y Quibdó), Santa Marta, Cali, Norte del Cauca (Guachené), mostraron el interés de las comunidades locales en participar con propuestas -o reclamaciones-, las cuales quedan en manos de políticos regionales, congresistas, funcionarios de medio y bajo nivel del gobierno, pero no tuvieron la posibilidad de llegar hasta el equipo del DNP encargado de hacer la tabulación y análisis que convierta esos acuerdos en proyectos y programas concretos en el Plan Nacional de Desarrollo y en el Plan Plurianual de Inversiones. El DNP debe coordinar todo el proceso en los 51 Diálogos programados.
B. La organización de los diálogos debe asegurar la participación de todos los que
se inscriben. Los casos de Turbaco y Popayán muestran que cerca de la mitad de los inscritos tuvo oportunidad de presentar sus propuestas. Se requiere de un trabajo previo de preparación con los inscritos para que puedan hacer el mejor uso posible del tiempo disponible. El equipo del DNP en cada caso debe recibir y enviar cada nueva propuesta a los técnicos encargados de la tabulación y análisis para asegurar su inclusión en el PND y el PPI.
C. Hay temas recurrentes en las regiones que se pueden identificar muy fácil y que implican paquetes de acciones para lograr su atención. El primero de esos temas, es la necesidad de paz, propuesta bajo el nombre de “seguridad”. La atención de esta necesidad implica a la vez un proceso de larga duración (negociaciones con grupos armados), un proceso de mediana duración (reformas institucionales relativas a los procesos con la tierra, reformas a las instituciones armadas, reformas legales consecuentes) y procesos inmediatos, como la atención a la niñez y la juventud (educación), la salud, el acceso a mercados y proyectos productivos a una escala que asegure la ingerencia en el mejoramiento económico y la calidad de vida.
D. La movilidad, el segundo tema, tiene que ver con la paz, en la medida en que las comunidades se liberen de las restricciones impuestas por los grupos armados, es decir, tengan derecho a su libertad. Pero también tienen que ver con la creación de mecanismos que mejoren las vías de acceso a las áreas rurales, faciliten el desplazamiento por los ríos y busquen el desarrollo de procesos intermodales y complementarios de movilidad, coordinando la navegación con los modos carretero y de trenes que aproveche los derechos de vía existentes y genere un programa nacional de movilidad intermodal.
E. La disponibilidad de servicios públicos de calidad, haciendo posible el ejercicio de derechos básicos como el derecho al agua potable, a la energía, al transporte y a las comunicaciones. El apoyo a la creación y operación acueductos veredales y la masificación de plantas de tratamiento de aguas servidas para contribuir al saneamiento básico son una urgencia de salud pública. El desarrollo tecnológico de las comunicaciones debe estar al alcance de todas las comunidades en áreas urbanas y rurales.
F. El acceso a la educación, la cultura y el disfrute del tiempo libre de calidad (deportes y áreas de encuentro) en todos los niveles en todas las zonas rurales y urbanas es otra de las necesidades expresadas en las propuestas.
En resumen, se requiere del liderazgo del DNP en la coordinación de los procesos de diálogos regionales, de manera que se pueda hacer claridad sobre el tipo de acciones necesarias para atender las necesidades regionales y locales. Este liderazgo debe dar al DNP su papel como ente encargado de la planeación del gobierno, de acuerdo con la ley, no solo con miras al PND y su conexo PPI, sino en la coordinación del seguimiento y evaluación de los procesos acordados en los diferentes diálogos nacionales.