Por: Alex Ro
Seguramente los medios hegemónicos de comunicación no van a contar que en Argentina los colombianos nos estamos movilizando en apoyo al Paro Nacional y en contra de la brutal represión del Gobierno Duque, y menos si en las manifestaciones nos acompañan organizaciones y comunidades migrantes de varios países hermanos. No lo harán porque el único objetivo de este gobierno es el silencio, silencian violentamente al que proteste, silencian con su cerco mediático al que difunda. Saben que la solidaridad internacional con Colombia terminará por darle la victoria al pueblo.
Imagínense ustedes la arenga “¡Colombia se respeta, carajo!” cantada a reventar la voz con nuestros hermanos argentinos, bolivianos, chilenos y peruanos en medio de múltiples banderas, al ritmo del retumbar de una murga como las de las barras del futbol de acá, sólo de recordarlo se me hace un nudo en la garganta. Todavía escucho el golpeteo de los bombos y los redoblantes, todavía escucho las trompetas alentando a una multitud a la defensa del pueblo colombiano, todavía siento el vibrar de la gente saltando y paralizando el tráfico en la ciudad de Buenos Aires, en plena 9 de Julio con avenida Santa Fe, justo al frente del Consulado de Colombia. La Patria Grande en todo su esplendor en defensa de la vida y la paz, en memoria de los manifestantes asesinados por la fuerza pública y en apoyo a la resistencia de un pueblo tan desangrado como el nuestro.
El Gobierno de la Ciudad envió unos cuantos policías tan sólo para acompañar la marcha a lo lejos, sin esas monstruosas armaduras del ESMAD, sin ese absurdo armamento con el que hoy masacran a nuestros hermanos al otro lado del continente por ejercer su derecho a la protesta. Más acá, unos pibes con prendas distintivas rodeaban la marcha para protegerla, haciéndome pensar de inmediato en la valerosa Minga Indígena que tantos muertos ha puesto por salvaguardar la vida en las marchas en mi país.
La gente no dejaba de cantar y saltar, sólo se detenían en el momento en que los representantes de las diferentes organizaciones sociales y políticas tomaban el micrófono para pronunciar emotivos discursos, de esos que erizan la piel y nos devuelven la fe en la humanidad. ¡Viva el paro!, ¡No están solos! – se oía a cada intervención, en donde se recordaba para la no repetición la historia de las dictaduras en Argentina y en nuestra América, en donde se rechazaba el genocidio en Colombia, los brutales vestigios del uribismo comisionista y rapaz que tanto daño nos ha hecho, el asesinato sistemático de líderes y lideresas sociales, el exterminio de los militantes de la UP y Colombia Humana, los falsos positivos y el asesinato de los firmantes del Acuerdo de Paz.
En medio de dos de las avenidas más importantes de la ciudad, un mensaje rayado en el piso saltaba a la vista “Buenos Aires anti uribista”, ese que también está en todas la ciudades de Colombia y en las grandes capitales del mundo, ese que indica el fin de esa secta que a falta de argumentos, siempre recurre a la violencia, ese uribismo que de corte fascista ha entendido equívocamente el ejercicio de la política como la eliminación del otro y no como la conjugación de pensamientos distintos para solucionar pacíficamente los conflictos.
Luego la movilización dejó el indiferente consulado colombiano y se desplazó hasta el emblemático Obelisco unas cuadra más en donde estuvimos hace un par de días protestando. Esta vez como en las anteriores, los conductores hicieron sonar las bocinas demostrando su apoyo, haciéndonos sentir todavía más acompañados. Dicen nuestros amigos que se vio más gente que en las más recientes protestas de la derecha Bonaerense. Y a pesar de las restricciones por la pandemia y de la cuarentena desde las 8.00pm, debo decir que nunca fuimos irrespetados por la fuerza pública.
Cuando me tuve que ir del país amenazado por mi oficio como caricaturista y por mi labor sindical, renunciando a todo menos a la vida, sabía que el gobierno Duque tiraría por la borda los Acuerdos de Paz, sabía que se vendría un periodo todavía más sangriento, pero sabía también que la dignidad de los colombianos pronto iba a resonar en todo el planeta. Por esa razón como muchos compatriotas que hacemos parte de esta diáspora por el mundo, no abandonaré la lucha por un país digno y con justicia social, y hoy, en medio de las lágrimas de impotencia por no estar allá en las calles, dejo este grito internacional de resistencia: ¡Colombia no se rinde, carajo!
Alexro, caricaturista de Cuarto de Hora.
Nombres de las organizaciones presentes:
Colombia Humana
Asamblea de Colombianos y Colombianas
Congreso de los pueblos
EsMiUbA (Estudiantes Migrantes Uiniversidad de Buenos Aires)
Alianza Verde
Marcha Patriótica
Secretaría de trabajadores y trabajadoras migrantes
Partido Obrero
Resumen Latinoamericano
UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular)
Liga Internacional Socialista
MST