Comprar votos parece ser, para algunos, una forma de participación política “conveniente”.
Solo risa provoca escuchar a políticos profesionales, que no saben hacer nada distinto a eso, cuando critican a otros por intervenciones que bien podrían tenerse como una salida en falso, de esas en las que ellos son expertos. Decimos lo anterior con ocasión de una intervención de Iván Name, connotado por sus trapisondas, en la que calificó de “inconveniente” que el Presidente de la República viaje por el país que dirige. A juicio del senador Name, quien podría convertirse en sub judice tras las recientes declaraciones de Juan Manuel Borré en las que lo vincula con el grupo narcoparamilitar“Los Rastrojos Costeños”, un presidente “no puede tener un activismo abierto”, privando al jefe de Estado de participar en asuntos de interés público, siendo dicha actividad la que lo llevó a la dignidad que ocupa, a diferencia de quienes cambian curules por favores, puestos o kilos de cocaína exportados.
El testimonio del exparamiltar Borré involucra tanto a Iván Name como a su primo, el también senador José David Name. A este último el declarante lo vincula con dos homicidios, mientras que al actual presidente del Senado lo asocia con un esquema de compra de votos en el que habría participado activamente la “estructura de nosotros”. Sin miramiento alguno el señor Borré manifiesta que “nosotros [Los Rastrojos Costeños] le poníamos la gente para votar por ellos [José David e Iván Name]”. Por lo visto esta es la participación en política que sería del agrado del presidente Name.
Y ya que estamos de visita en el recinto del Senado, alguna enfermedad debió de golpear a sus moradores, pues según notas de prensa han puesto “el pie en el acelerador” después de meses de sesiones con más sillas vacantes que ocupadas. ¿Cuál será el interés? ¿Ya hay clientelas alineándose para 2026? ¿Cuánto pretenderán obtener algunos en el trámite de las reformas sociales que en el pasado han rehuido? Es importante que el gobierno se aproxime cauteloso y con las manos en los bolsillos cuando le corresponda asegurar los votos para sus proyectos, pues nos cuentan que el apetito está voraz.
En la edición dominical de El Tiempo encontramos –por desgracia– la columna semanal de Germán Vargas Lleras, que en esta oportunidad se tituló “Total impunidad”. En ella se deshace en elogios al alcalde Federico Gutiérrez por desempeñar una tarea que, además de ser imperativo legal, aún le falta mucho para que merezca reconocimiento. Nos referimos a la denuncia por presuntos hechos de corrupción en el periodo de su antecesor, Daniel Quintero, entre los cuales se advierten “hallazgos” que difícilmente constituirán responsabilidad fiscal o disciplinaria. Ninguna opinión le merece a Vargas Lleras la misiva del gerente del Metro de Bogotá, en la que protesta por los retrasos en la ejecución del proyecto, o la decisión de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema que ordenó la captura de uno de sus copartidarios, el exrepresentante a la Cámara Gustavo Puentes, para que cumpla la condena que le fue impuesta y confirmada por este alto tribunal. ¿Severidad para los opositores y total impunidad para los propios?
Los franceses –siempre pioneros y célebres por acoger la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano– dieron un paso adelante e integraron, en un hecho sin precedente, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en su constitución. En Francia el aborto no es solo ley, pues ha alcanzado el máximo umbral de protecciónreconocido en el derecho continental: es un derecho fundamental constitucionalmente reconocido. Ojalá pronto nos quepa el honor de acompañar a Francia en tamaño avance por los derechos sexuales y reproductivos.
Qué tal esto: haciendo gala de su fanfarronería, un corresponsal deportivo en un diario de amplia circulación nacional decidió titular una nota así: “abróchense los cinturones, Díaz en el partido que paraliza el mundo”. El pleonasmo queda al descubierto cuando se constata que el mundo no se detuvo por el partido en mención y ninguno de quienes asistieron a este, bien en persona o por diferido, requirieron emplear un cinturón. Las palabras tienen sentido y de ellas depende que las frases lo tengan, por mucho que se esfuercen en vaciarlas de contenido.
Adenda: nos cuentan que Laura Sarabia está de regreso en la Casa de Nariño y tiene entre manos el propósito de hacer que el Presidente llegue a tiempo a sus citas. Nada menor la empresa que asumió y en la que le deseamos buena suerte.
Adenda dos: la doctora Cielo Rusinque, ejecutora y diligente como pocas, comenzó con el pie derecho en la Superintendencia de Industria y Comercio. Visitas administrativas multiplicadas, oportunas medidas cautelares y una sensación general de efectividad en los trámites y procesos que conoce la entidad a pocas semanas de su llegada son su mejor carta de presentación.
Adenda tres: “huecos asesinos”, titula un periódico bogotano el reportaje que presenta sobre el estado de las vías en la ciudad. Si nos hubieran consultado, habríamos propuesto “alcaldes asesinos”, que aunque lleva un carácter adicional es más preciso, se lee con mayor facilidad y es, además, la verdad.