Por: Mauro Saúl Sánchez
Hay muy pocos ciudadanos en Colombia que aún no han sido víctimas de las garras del poderoso aparato económico, social y jurídico de los Bancos. Muy poco se habla en los medios de comunicación al respecto y, apenas es lógico, dado que el monopolio de la información la tienen los magnates más poderosos del país. Los banqueros controlan hoy en día el Diario El Tiempo, Revista Semana, CityTv, Canal El Tiempo, Publimetro, Portafolio, Don Juan, ADN, Olímpica estéreo, hasta la revista Motor es objeto de interés por los banqueros en Colombia, medios de gran importancia en el consumo de información del país.
Quien tiene el control informativo es sin duda Luis Carlos Sarmiento Angulo. Un hombre que acumuló billones de pesos con proyectos de urbanización de humedales en Bogotá. Todo el sector de Castilla Bavaria fue saqueado por Sarmiento Angulo. Usando la catastrófica medida del UPAC, los ciudadanos pagaban hasta cinco veces por sus casas y, aun así, al tener riesgo de atraso en cuotas bancarias, la maquinaria jurídica de Sarmiento siempre estaba lista para destruir y arrebatarle sus posesiones y con ello sus sueños.
Este constante abuso de posición dominante jamás representó un riesgo para el evidente ascenso de Sarmiento en la escala de poder en Colombia. Nunca tuvo oposición seria que durara. No solo en el sector inmobiliario el magnate contó con el beneplácito de la clase política tradicional, también en las obras civiles Sarmiento contó con total libertad para usufructuar sin ruborizarse el erario colombiano. Saqueó las arcas en importantes concesiones viales, proyectos de infraestructura de interés nacional que siempre quedaban adjudicas a sus empresas como Episol, Coviandes, Pisa y Corficolombiana. No hay negocio donde Sarmiento no haya fijado sus tentáculos.
Pero el lucro constante y abultado está en el negocio bancario. La intermediación financiera sin duda es el negocio más rentable. Sin poner en riesgo un solo céntimo, los bancos acumulan ganancias en el 2020 por 4,6 billones de pesos. En tiempos de crisis cuando la humanidad se enfrenta a un riesgo masivo de mortalidad, los bancos jamás dejaron de facturar. Pese a la quiebra de las industrias, las empresas, la productividad, los bancos nunca dejaron de cobrar intereses abusivos y exagerados. Otra vez con el aplauso de un gobierno entreguista y poco valiente en la defensa de los derechos de los colombianos. La tasa de usura que hoy ronda en el 26,76% anual, les permite a los banqueros saquear silenciosamente la productividad laboral del trabajador, condenándolo a vivir en un sistema de deuda infinita sin capacidad real de ahorro y con evidentes síntomas de atraso y poco interés en la construcción de un sistema de crédito buscando el interés público general, superando la avaricia y la necesidad de ganancia excesiva de los banqueros.
Hoy en día, ningún partido político ha querido liderar de frente una lucha frontal contra el sistema financiero y bancario colombiano. Presenciamos expresiones aisladas provenientes de figuras como Gustavo Bolívar, Petro y Benedetti. Sin embargo, no han abanderado una lucha frentera por la construcción de un sistema fuerte de ahorro y crédito en la economía cooperativa y solidaria que posibilite acceso a crédito razonable, realmente democratizando la posibilidad de crecer con apalancamiento justo.
Mientras sucede el milagro, los banqueros seguirán exprimiendo el trabajo y la productividad del pueblo colombiano vía tasa de intereses al microcrédito, quedándose con la riqueza, y condenando a la gente a vivir encadenada a un sistema abusivo que tiene todo, menos carácter humano y social. Un sistema de ávaros que le pasa lo de los inodoros de los trenes: No los llenan ni con basura.