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Por: Camila Manzanares Méndez, Movimiento Por La Vida, Edilesa Teusaquillo
Hace 7 años encontré en el partido Alianza Verde un lugar donde la esperanza de la democracia se mostraba como posible, el centro entendiéndolo como lugar de conciliación y construcción, de diálogo con sectores progresistas y justamente de Alianzas. Desde el movimiento Por La Vida, del cual soy fundadora, estuvimos conformes con que además por ser un partido verde la agenda ambiental y animalista junto a la posibilidad de generar acciones por reducir la brecha de desigualdad social tendría cabida. El compromiso que desde el Alianza Verde se manifestó por la construcción de paz, así como la reivindicación de los derechos de las mujeres, fueron motivación para asumir una militancia
Como militante y líder del Alianza Verde y desde los cargos de elección popular a los que he llegado , siguiendo siempre el ideario y principios, que me llevaron a ser parte de esta colectividad política, con arduo trabajo, decencia y honradez pusimos en la agenda pública lo que consideramos fundamental y justo, siendo acaso uno de los temas más importantes el de la Pobreza Oculta, inicialmente creando un Observatorio de Pobreza Oculta en alianza con Universidades reconocidas, dentro de la Junta Administradora Local, la agenda pública distrital, nacional y con otros liderazgos del partido logrando trasladarlo incluso a la agenda de La Cepal, Naciones Unidas para América Latina. Allí, en la Cepal, y representado a mi país, llevamos los avances y resultados de las investigaciones realizadas a propósito del tema realizadas desde hace 8 años en el Observatorio de Desarrollo social y económico fundado por el movimiento Por La Vida y por mí, teniendo una gran acogida entre el público que nos escuchó y siendo integrado en la agenda de la organización.
Desde la militancia del Alianza Verde también hemos llevados a cabo acciones que buscan la adaptación y la mitigación de la crisis climática, asumiendo una defensa acérrima de las fuentes hídricas y los cuerpos arbóreos de la ciudad, y que hoy la alcaldesa está traicionando al arremeter, sin ninguna consideración para continuar con la política del cemento. Asimismo, iniciamos procesos de recuperación del territorio y la instalación de huertas urbanas a través de las cuales apropiamos el espacio público con la ciudadanía, promoviendo el derecho a la ciudad, la soberanía y la seguridad alimentaria.
En temas de la agenda de implementación del Acuerdo Final convencida de que la construcción de paz en todos los territorios del país, lo que incluye las calles y barrios de Bogotá, es el máximo fin, implementamos la iniciativa Mesa de paz en la que dando a conocer el contexto histórico de los acuerdos firmados y adoptando la metodología de los mismos construimos acuerdos de paz vecinales, por una Paz local estable y duradera.
Ahora, en el ejercicio propio de control político devenido de mi rol en la Junta de Acción local de Teusaquillo, alcé las banderas de la anticorrupción, elevé denuncias referidas a presuntos vicios de mala administración de los recursos públicos y denuncias en contra de las violencias específicas hacia las mujeres en espacios políticos y cotidianos, realicé ponencias, presenté proyectos de acuerdo que buscaban fortalecer el ideario del Alianza Verde y, sobre todas las cosas, levanté las voz en contra de las injusticias, ejerciendo mi derecho a hablar y a disentir.
Desafortunadamente, este trabajo realizado con mucho valor, esfuerzo y entrega no fue valorado como una expresión democrática legítima, sino que fue invisibilizado e incluso estigmatizado, y en el deseo de querer construir encontramos todo tipo de obstáculos y ataques por parte de la actual administración y de algunos liderazgos del partido. Ellos a través de diversos espacios políticos calumniaron mi nombre y demeritaron de mi labor y del esfuerzo colectivo de quienes acompañan este proyecto político que se llama Por La Vida, y que ha sabido entregar a la ciudadanía los mejores resultados.
Sin tener en cuenta esta vocación de servicio que nos caracteriza fui señalada falsamente de ser de la oposición por promover el debate y el disenso frente a acciones que consideraba ajenas al ideario y principios del partido, y en una clara degradación de la política por parte de la dirigencia y quienes levantan las banderas verdes, hicieron de mis posiciones políticas ataques personales, reduciéndolas al personalismo y la frivolización del discurso sin acciones reales a favor de la vida y la gente.
La administración distrital hoy arroja resultados funestos, una supuesta agenda a favor de las mujeres que no les ha dado garantías de derechos, desproporcionados ataques excesivos del uso de la fuerza sin que a la fecha sepamos ¿Quién dio la orden?, arboricidios, manifestaciones aporofóbicas y xenofóbicas y, además, propuestas de campaña incumplidas. En definitiva, la razón de nuestras causas, nuestros propósitos y compromisos con la vida, se desdibujan ante lo planteado por el partido de gobierno que hoy no nos representa.
Por último, ante el llamado que hace la historia, y la evidencia que apunta a que aquella colectividad que otrora abanderó el pluralismo, la democracia, el derecho a la divergencia y el ánimo de convergencia, así como la posibilidad de la crítica y la autocrítica, hoy no da a sus militantes mínimas garantías para asumir un papel activo frente al reto de construir un escenario propicio y en unidad de cara a las presidenciales, contrario al deber ser, el Alianza Verde hoy no es garante del fervor democrático y, al contrario, busca con cálculos políticos de un sector minoritario pero que se ha logrado imponer en la dirigencia del partido, favorecer a Sergio Fajardo, quien no hace parte del Partido y quien tanto daño le ha hecho a este país. Pará lograrlo, este grupo ha rechazado sistemáticamente la posibilidad de una consulta amplia y sin vetos que elija a un único candidato presidencial para la centro-izquierda del país. Con estas acciones niegan la democracia e imposibilitan que sus militantes asuman de una vez su responsabilidad de llegar al cambio.
Nada de lo que hagamos en el futuro nos perdonará el despreciar esta oportunidad que no es de Sergio Fajardo o de Angelica Lozano, sino que es nuestra, de todos los militantes del Partido Alianza Verde y de la ciudadanía colombiana en su conjunto. Las decisiones que tomemos ahora tendrán implicaciones en la vida y la posibilidad de vida digna de quienes han sido atropellados históricamente por los proyectos políticos autoritarios caracterizados siempre por el espíritu de la exclusión, en mi conciencia, y en la de quienes me acompañan, comprendemos bien este momento en el que la historia misma no pone, y por eso en palabras de William Ospina pregunto a la militancia verde y sus dirigentes: “¿Seremos capaces los colombianos de cambiar la riqueza por la inteligencia, la astucia por la lealtad, la competitividad enfermiza por la generosidad, el egoísmo mezquino por la cordialidad, la mera acumulación de bienes por el verdadero goce de vivir (…) o condenarán esta tierra a otros Cien Años de Soledad?”