La novela en la que se convirtió la extradición de Salvatore Mancuso a Colombia aún no tiene un final cercano. Este martes el exjefe paramilitar solicitó a las autoridades de Estados Unidos que no se haga efectiva su deportación hacia a Colombia.
El traslado de Mancuso hacía Italia tuvo un giro inesperado este fin de semana. Una notificación del Departamento de Seguridad Interior (DHS), en la que informaban que ya no sería deportado hacía Italia, sino hacía Colombia, cambió los planes del exjefe paramilitar.
El argumento que utilizó el gobierno estadounidense para revertir la deportación de Mancuso, fue que su traslado a Italia en estos momentos sería «perjudicial para Estados Unidos».
Desde ese momento, la defensa de Mancuso pidió una audiencia inmediata y la suspensión de cualquier acción migratoria. Además, en un documento de nueve páginas, reprocharon la falta de comunicación clara por parte de los delegados del gobierno estadounidense.
En medio de los trámites, Mancuso también presentó una Moción de emergencia para tumbar la decisión del gobierno de Estados Unidos de frenar su extradición a Italia, alegando que su seguridad está en riesgo si retorna a Colombia.
“Porque temo persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social en particular u opinión política, en ese país (…)”, señala Mancuso en la solicitud que realizó en el marco de la Convención contra la tortura de Estados Unidos.
Es importante mencionar que este recurso judicial ha sido utilizado en varias oportunidades por parte de otros narcotraficantes colombianos para quedarse en ese país, ante posibles riesgos de su seguridad, entre ellos los exnarcotraficantes el Tuso Sierra y alias Rogelio
Es por eso, que si EE. UU acoge a Mancuso bajo la Ley contra la tortura, ni siquiera esas circulares rojas de Interpol podrían hacer efecto.
Esta información se conoce en medio de los múltiples reproches que le han arrojado al Gobierno colombiano por su ineptitud en la extradición de Mancuso.
De hecho, el periodista Daniel Coronell en su última columna de opinión, cuestiona al embajador de Colombia en Estados Unidos, Francisco Santos, por no declarase impedido para participar en este trámite ante un evidente conflicto de interés.